LA RESTAURACIÓN DEL CICLO

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A medida que se alejaban de la Fortaleza de las Sombras, un viento fresco comenzó a soplar, como si el propio mundo respirara aliviado tras la caída de Ciaran. Pero Desa sabía que la tarea no estaba completa. Mientras caminaba, las espadas en sus manos emitían un brillo suave, reflejo de la energía dual que ahora fluía en su interior. Caleope y Selene la seguían en silencio, conscientes de la importancia del siguiente paso.

El corazón de Lunaris, un antiguo templo oculto en las montañas, era el único lugar donde el equilibrio podía ser restaurado. Allí, donde el poder de la luz y la oscuridad convergían en armonía, Desa podría unir por completo las energías de la Espada de Sol y la Espada de Luna. Pero llegar a ese lugar no sería fácil. Las sombras, aunque debilitadas, seguían presentes, y los seguidores de Ciaran aún merodeaban por el reino.

—Debemos movernos rápido —dijo Selene, rompiendo el silencio—. Las energías de las espadas están estabilizando la oscuridad, pero no por mucho tiempo. Si no llegamos al templo pronto, Lunaris podría caer en el caos nuevamente.

Desa asintió. Sabía que el tiempo era su enemigo. Aunque habían derrotado a Ciaran, su influencia seguía latente en el tejido del mundo. Sentía las sombras acechando en los rincones más oscuros de su mente, tentándola a usar el poder de las espadas para sus propios fines. Pero ella se resistía. No cometería el mismo error que Ciaran.

El camino hacia las montañas era empinado y traicionero. A medida que ascendían, la vegetación se volvía más escasa, y el aire, más denso. Desa sentía el peso del poder en sus manos, y cada paso que daba la acercaba más a la revelación que sabía estaba por venir. Las visiones que había tenido en el Templo del Amanecer ahora cobraban sentido. Las espadas no eran solo armas, sino llaves para restaurar el equilibrio en el mundo.

Una tarde, mientras descansaban en un claro, Selene se sentó junto a Desa y comenzó a trazar símbolos en la tierra. —He estado investigando sobre las espadas —dijo, su voz suave pero intensa—. Hay una antigua profecía que habla de cómo el equilibrio entre la luz y la oscuridad debe ser mantenido por un solo portador, alguien que comprenda tanto el día como la noche. Esa persona eres tú, Desa.

Desa miró los símbolos, sintiendo un nudo formarse en su estómago. —No soy una heroína —respondió con un susurro—. Solo soy alguien que quiere salvar su hogar.

—Eso es precisamente lo que te convierte en la indicada —dijo Caleope desde el otro lado del claro, afilando su lanza—. No buscas poder para ti misma. Buscas restaurar lo que se ha perdido.

Desa miró a sus amigos, quienes le ofrecían su apoyo incondicional. La responsabilidad pesaba sobre ella, pero también sentía el calor de la confianza que la rodeaba. Sabía que no estaba sola en esta misión, y esa certeza le daba la fuerza para continuar.

Después de varios días de caminata ardua, el grupo finalmente llegó al Corazón de Lunaris, un lugar olvidado por el tiempo, donde el día y la noche coexistían de manera perpetua. El templo era majestuoso, con grandes pilares de piedra que parecían tocar el cielo y un aura de misticismo que envolvía todo el lugar. En el centro del templo, un altar de mármol blanco resplandecía con una luz suave, como si esperara el retorno de las espadas gemelas.

—Este es el lugar —dijo Selene, su voz apenas un susurro—. Aquí es donde debes unir las espadas.

Desa caminó hacia el altar con una mezcla de incertidumbre y determinación. Cada uno de sus pasos resonaba como un eco que parecía multiplicarse en la inmensidad del Templo del Amanecer. Las columnas de piedra, grabadas con antiguas runas, vibraban sutilmente, como si las energías que las habían mantenido dormidas por siglos despertaran con su presencia. La espada de Sol en su mano derecha brillaba intensamente, mientras la espada de Luna en su mano izquierda pulsaba con un brillo frío y sereno. Sabía que este era el momento decisivo, el instante en que todo lo que había sufrido y aprendido culminaría en un solo acto.

Las crónicas de la espada de lunaWhere stories live. Discover now