Estrellas De Esperanza -Nadie Nos Va A Extrañar-

7

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Me di cuenta de que Memo estaba muy cortante y no sabía por qué, ya que el karaoke había sido un éxito.

—¿Te pasa algo, corazón? Te ves muy pensativo —le dije, preocupada.

—No me pasa nada, amor, no te preocupes —respondió Memo, con una sonrisa forzada—. Mira, te traje esto —extendió su mano y me entregó un montón de cartas.

—¡Wow, son bastantes! —exclamé, asombrada por el gesto.

—Sí, las hice con todo el corazón —dijo Memo, dándome un beso en la frente.

—Muchas gracias, mi vida, te amo —le dije, mirándolo a los ojos.

—Yo también te amo —respondió, besándome en los labios.

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El negocio había terminado; era lo que todos habíamos decidido por nuestro propio bien.

Memo y yo estábamos en el parque, tomados de la mano mientras caminábamos. El lugar estaba lleno de vida, pero había una tensión en el aire que no podía ignorar.

—Este lugar siempre ha sido especial para nosotros. Me alegra que estemos aquí —dije, intentando aligerar el momento con una sonrisa.

—Sí, es un buen lugar —respondió Memo, con poco entusiasmo.

Noté la tristeza en su rostro, así que me detuve.

—Mí amor, ¿qué pasa? Te veo preocupado.

Memo suspiró y evitó mirarme.

—Mis padres... quieren mudarse a San Diego.

Mi rostro se tornó serio y me acerqué un poco más.

—¿Y tú qué piensas de eso? —pregunté, con tristeza en mi voz.

Memo, con la voz entrecortada, me respondió:

—No quiero irme. Aquí tengo mi vida, a mis amigos... a ti.

Apreté su mano, sintiendo el peso de sus palabras.

—Entiendo. Debe ser muy difícil para ti.

—No sé qué hacer. Me siento atrapado. A veces creo que no importa lo que quiera, todo está fuera de mi control —dijo, con una tristeza que me rompió el corazón.

Lo miré, buscando su mirada, deseando poder ayudarlo.

—Tienes derecho a sentirte así. Pero recuerda que no estás solo. Estoy aquí para ti, pase lo que pase.

Memo bajó la mirada, luchando con sus emociones.

—Tengo miedo de perderlo todo. No sé si podré adaptarme a un lugar nuevo.

Me acerqué y lo abracé, tratando de transmitirle todo mi apoyo.

—Nunca me perderás. Si te mudas, siempre encontraré la forma de estar contigo.

Memo cerró los ojos, absorbiendo mi cariño.

—Gracias, amor.  solo necesito tiempo para procesar todo.

—Tómate el tiempo que necesites, mi vida. Haremos lo que sea necesario para enfrentar esto juntos —le dije, acariciando su cabello.

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Cuando llegué a casa, aún preocupada, recordé las cartas que Memo me había regalado esa mañana y comencé a leerlas. Cada una estaba llena de sus sentimientos.

Me senté en mi cama, sonriendo al principio, pero a medida que leía, mi expresión fue cambiando.

—"Si alguna vez decido irme, quiero que sepas cuánto significas para mí..."

Mis ojos se llenaron de preocupación. Leí otra carta.

—"Siempre estaré contigo, incluso si estoy lejos. Pero hay días en que dudo de todo..."

Cada palabra de Memo resonaba en mi mente y, de repente, me di cuenta de lo que estaba en juego. Memo estaba considerando irse para siempre, pero no de la manera que sus padres esperaban, y eso me aterraba.

—No, no puede irse... —dije, dejando caer la carta. Mi corazón latía con fuerza. Sin pensarlo, corrí hacia la puerta.

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Memo se encontraba en su habitación, con un llavero en forma de estrella en una mano y un bote de pastillas en la otra. Su expresión reflejaba desesperación y confusión, sintiendo el peso de la decisión que tenía ante él.

Camila, quien se había encontrado con Tenoch en el camino, estaba ahora frente a la puerta de la casa de Memo; su corazón latía con fuerza. Tocó la puerta, ansiosa.

—¡Memo! ¡Ábreme, por favor! —gritó Camila, desesperada.

Memo escuchó su voz y se sintió dividido. Miró el llavero en forma de estrella, recordando todos los momentos que habían compartido. La angustia lo consumía; no sabía qué hacer.

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