En el palacio de Mirkwood, la atmósfera era cada vez más tensa. TN pasaba las noches sumergida en libros antiguos, buscando desesperadamente información sobre dragones y magia. Sin embargo, los textos parecían ser solo ecos de leyendas, sin pistas concretas que la ayudaran a enfrentarse a Smaug. El tiempo se agotaba y la necesidad de actuar se hacía más urgente.
Thranduil, por su parte, seguía consumido por su frustración y desconfianza. Las discusiones con TN se volvían cada vez más intensas, cada palabra un eco de heridas antiguas y rencores que parecían nunca sanar. La frialdad de su relación crecía, y cada encuentro se sentía como un duelo en el que ninguno quería ceder.
Una noche, mientras TN leía un tratado sobre el fuego de los dragones, escuchó pasos. Thranduil apareció en su habitación, su rostro un retrato de ira contenida.
Thranduil: - ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Acaso piensas que puedes seguir escondiéndote? -
TN, aún aturdida, trató de mantener la calma.
TN: - Estoy buscando información para ayudar a los enanos. Si Smaug despierta, Mirkwood también será su objetivo. -
Thranduil se acercó, su mirada ardía con furia.
Thranduil: - ¿Y qué tienes tú que ver con eso? ¡Los enanos son la raíz de todos nuestros problemas! -
TN: - No es solo sobre ellos, Thranduil. Es sobre todos nosotros. -
El rey la interrumpió, su voz un susurro amenazante.
Thranduil: - ¿Por qué siempre estás del lado de esos enanos? ¿Qué es lo que escondes? -
TN sintió cómo la frustración se transformaba en rabia. El aire en la habitación se volvió denso, cargado de palabras no dichas y de resentimientos acumulados. La discusión escaló rápidamente, y las voces se tornaron en gritos, hasta que las manos de Thranduil se alzaron en un gesto de desesperación y golpeó a TN con fuerza, dejándola caer al suelo.
El impacto resonó en la habitación y, sin pensar, TN dejó que sus poderes fluyeran involuntariamente. Una onda de energía repentina hizo que Thranduil retrocediera, aturdido. Se quedó mirándola con sorpresa y frustración, como si acabara de descubrir una faceta de ella que nunca había visto.
Thranduil: - ¿Qué... qué has hecho? -
TN, aún en el suelo, sintió una mezcla de pánico y dolor. Nunca había querido hacerle daño, pero había llegado a un punto de no retorno. Las emociones reprimidas, los secretos, y el miedo a perderlo todo habían estallado en un momento.
Thranduil, sin poder manejar la confusión y el enojo, se dio la vuelta y salió de la habitación, dejando a TN temblando en el suelo. La soledad y la desesperación la abrumaron. Había cruzado una línea, y ahora sentía que su matrimonio estaba irremediablemente roto.
Las horas pasaron y la angustia se convirtió en un vacío helado. Finalmente, Thranduil regresó, pero esta vez, su expresión era distinta. El remordimiento se asomaba en sus ojos, aunque la rabia aún lo dominaba. Buscó a TN, pero no la encontró en su habitación. Cuando finalmente la halló, ella se estaba preparando para irse, un gesto de rendición que lo llenó de ira.
Thranduil: - ¡No! No puedes irte. ¡No te lo permitiré! -
TN, con el corazón pesado, no dijo una palabra. Sabía que cualquier intento de explicarse sería en vano. Thranduil, cegado por la furia y la frustración, mando a sus guardias a encerrar a TN en las mazmorras, donde las sombras parecían susurrar su desdicha.
Atrapada entre las frías paredes, TN sintió que el tiempo se desvanecía. La desesperación la envolvía mientras pensaba en los enanos y en su misión. Tenía que actuar, pero ahora estaba atrapada en un lugar del que no podía escapar.
Mientras tanto, en la oscuridad, la mente de Thranduil luchaba contra sus propios demonios. Se sentía culpable por lo que había hecho, pero la rabia y el odio hacia los enanos se interponían entre él y TN. La imagen de Thorín, reclamando lo que era suyo, se mezclaba con el recuerdo de su esposa, quien se estaba convirtiendo en una figura de rebeldía y valentía.
Las horas se convirtieron en días, y TN seguía encerrada, su determinación más fuerte que nunca. Sabía que debía encontrar una forma de salir y ayudar a los enanos a derrotar a Smaug. Sus poderes, aunque incontrolables, podían ser su salvación.
La mañana siguiente, el palacio de Mirkwood se encontraba en un bullicio inusual. TN, aún llena de dudas tras la confrontación con Thranduil, escuchó el ajetreo a través de las gruesas paredes de su celda. El sonido de cascos de caballos resonaba en el patio, mezclado con el tintineo de armaduras y el murmullo de voces decididas.
Desesperada, se acercó a la puerta y llamó a uno de los guardias.
TN: - ¿Qué está pasando? ¿Por qué tanta prisa? -
El guardia, visiblemente incómodo, le respondió con voz grave.
Guardia: - Su Majestad Thranduil se prepara para partir hacia Erebor. Ha decidido reclamar lo que es suyo. -
La noticia cayó sobre TN como un balde de agua fría. Thranduil iba en busca de los enanos, y su corazón se encogió al pensar en la posible confrontación. Aquel era un camino peligroso que podía desembocar en una guerra. Sin tiempo que perder, TN sabía que debía actuar.
Poco después, un destello de luz irrumpió en la oscuridad de su celda. Tauriel, con una determinación resplandeciente en su mirada, se presentó ante ella.
TN: - Hey, Hey Tauriel que bueno que te veo, ayúdame -
Tauriel: - Por eso estoy aquí, vine a liberarte -
TN sintió una mezcla de gratitud y urgencia. Asintió y se apresuró a recoger lo que pudiera necesitar: algunos libros antiguos sobre dragones, un par de dagas afiladas y su arco, el que tanto había practicado en secreto.
Tauriel: - ¡Vamos! No hay tiempo que perder. Legolas nos espera afuera. -
TN salió de la celda, y juntas atravesaron los pasillos del palacio, en silencio y con sigilo. La emoción de la libertad latía en su pecho, pero el temor por lo que sucedía fuera también la asediaba.
Al llegar al patio, el bullicio era aún más intenso. Legolas, con su mirada aguda y su porte elegante, las estaba esperando.
Legolas: - ¿Estás lista, TN? Thranduil no tomará la noticia de tu ausencia a la ligera. -
TN respiró hondo. No podía permitir que el miedo la detuviera. Sabía que el destino de los enanos y su propia misión eran más importantes que cualquier conflicto personal.
TN: - Estoy lista. Debemos apresurarnos antes de que él descubra que he escapado. -
Juntas, se unieron a un grupo de guardias leales a Tauriel y Legolas. Mientras cabalgaban hacia Erebor, TN sentía la urgencia en el aire. El viaje sería peligroso; sabían que Thranduil podría no estar dispuesto a escuchar razones y que su determinación podría llevarlo a actuar de forma impulsiva.
Durante el trayecto, TN compartió sus pensamientos con Tauriel y Legolas sobre la inminente amenaza de Smaug. Su pasión por ayudar a los enanos y su deseo de evitar una guerra resonaban en sus palabras.
Tauriel: - Si logramos llegar a Erebor antes que Thranduil, tal vez podamos convencer a Thorín de que la cooperación es la clave. No necesitamos más conflictos. -
Legolas asintió, su rostro decidido.
Legolas: - Pero debemos ser rápidos. Thranduil tiene un ejército gigante, y no dudará en usarlo si siente que su honor está en juego. -
A medida que se acercaban a las colinas que rodeaban Erebor, la sensación de tensión aumentaba. TN sintió un hormigueo en su interior; sabía que estaban a punto de entrar en un territorio lleno de incertidumbres y decisiones difíciles.
Cuando finalmente avistaron las puertas de la montaña, el corazón de TN latía con fuerza. La visión de Erebor, majestuosa pero sombría, la llenó de determinación. Debía actuar y encontrar la forma de alertar a los enanos de la llegada de Thranduil.

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𝓓𝓮𝓼𝓽𝓲𝓷𝓪𝓭𝓸𝓼 𝓪𝓵 𝓪𝓶𝓸𝓻 (𝚃𝚑𝚛𝚊𝚗𝚍𝚞𝚒𝚕 𝚡 𝚃𝙽)
FantasyUn rey poco conocido en la tierra media está en quiebra, su única escapatoria de la desgracia es comprometer en matrimonio a alguna de sus dos hijas con un hombre poderoso, pero ¿quién será ese hombre? ¿A quién de las dos comprometerán? ¿Aceptara ca...