2. Atardecer

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"¡Apúrate! ¡Apúrate!" le decía Max al mayor mientras este se quejaba, jalándolo del brazo de una manera que podría haber sido dolorosa si siguiera vivo.

Will se sentía confundido, por cierta parte, molesto, en otra. Lo único que recordaba era haberse quedado dormido en su escritorio y haber despertado en su cama con Max a su lado, mirándolo con una sonrisa que le dio a entender que este planeaba algo.

Y como el genio que era, había acertado. Y ahora su novio hiperactivo lo jaloneaba y detenía por todos los pasillos del extraño edificio en el que vivían, un santuario para la gente de Max, pero un laberinto para William. "Los fantasmas se confunden con los pasillos" le había dicho Max, y él no le había creído hasta ahora que sentía que el sabor de su comida de ayer solo era detenido por el cubrebocas que Max le había obligado a usar, su vestuario completo junto a una sudadera y pantalones oscuros. Así que estaba acalorado, mareado, confundido y molesto, sudoroso por la ropa oscura que se pegaba a su piel y solo con un gramo de sanidad otorgado por la sonrisa de Max y la manera en que sus manos encajaban perfectamente.

Cuando finalmente Max dejó de jalarlo, Will pudo poner más atención a donde estaban, notando que el pasillo a su alrededor estaba extrañamente vacío, las luces fluorescentes que cubrían el techo a lo largo mas apagadas que en otras zonas del edificio

"Nadie viene aquí tan seguido," Max dijo, notando como William seguía volteando a todos lados, en alerta "Acá no nos van a encontrar. Técnicamente es la azotea del edificio, y casi casi solo vengo yo a pasar tiempo por aquí." Siguió explicando, apretando la mano de Will ligeramente a la vez que poco a poco abría la puerta de metal frente a ellos, extraña, oxidada, y fuera de lugar.

Lentamente la luz golpeo los ojos de Will, haciéndolo entrecerrar los ojos y fruncir el ceño, obteniendo una risita de Max a la vez que este lo hacia agacharse un poco y le ponía una mano sobre los ojos, bajándole el cubrebocas y la capucha con su otra mano antes de volver a tomar el picaporte de la puerta. "Nop, es sorpresa." Dijo este, riéndose otra vez ante las quejas murmuradas de Will.

A pesar de tener la mano de Max sobre sus ojos, Will los cerró, sabiendo que Max le insistiría en eso si se daba cuenta. Pudo escuchar la suave risita de este y sentir su irritación propia subir por su garganta ante la manera en que tal gesto hizo que su estómago saltara. Incluso así, ignoró eso cuando escuchó la puerta de metal chillar y sintió una calidez familiar sobre su piel fantasmal. Pudo sentir el aumento de luz incluso a través de la mano de Max y de sus parpados, pudo recordar una cómoda calidad que creía era algo que ya había olvidado hace décadas.

Sintió la mano de Max deslizarse y caer de su rostro, posándose en cabio alrededor de su brazo mientras le daba el tiempo de abrir los ojos lentamente. Will, parpadeó una, dos veces, mirando al suelo con ayuda de Max para no encandilarse, y luego miró hacia arriba.

Había un hermoso rosa cubriendo el cielo, mezclándose armoniosamente con un naranja quemado a través de nubes moradas que nunca creyó haber visto en su vida, o tal vez ya lo había hecho y simplemente lo olvidó, pero el recordaría esto, un espectáculo visual así no era posible de ser olvidado.

"...Los atardeceres de Utah son bonitos, ¿No?" Le preguntó Max mientras le daba un toquecito en la barbilla, haciéndolo cerrar la boca que no sabía cuándo había abierto "...Se que has vivido aquí un chingo de tiempo, pero...conociéndote, nunca te paraste a ver el cielo, ¿O sí?" le preguntó el joven mientras lo volteaba a ver, una sonrisa orgullosa haciendo manzanitas formarse en sus mejillas.

Will no le respondió, lentamente despegando sus ojos del cielo y volteando a ver al ser que lo tomaba de la mano. Los tonos rosáceos del cielo se reflejaban en los grandes ojos de Max, los tintes naranjas de las nubes mezclándose de una manera hipnotizante con el chocolate de sus ojos y el café de su piel mientras cada curva de su cabello revoltoso capturaba el morado de esas nubes tan hermosas con facilidad, haciéndolo recordar las pinturas de acuarelas que hacia en la universidad, cuando todo era sencillo. Antes de sus errores.

Will acercó una mano en la mejilla de Max, cuidadosamente poniendo uno de sus cabellos detrás de su oreja, el mechón levantado entrañablemente a pesar de su reacomodo.

"...No...No, nunca lo había visto así..." respondió Will finalmente, mirando el atardecer a través de los ojos de Max, que lo miraba atentamente, una de sus manos incluso tocando la suya mientras se inclinaba a su caricia, parpadeando lentamente, contentando a Will inadvertidamente.

"...¿Will?" preguntó Max, sin animosidad, sin crueldad, solo gentileza y curiosidad, algo que William nunca creyó poder escuchar salir de la boca del joven, especialmente para él.

"¿Cómo es posible?" preguntó Will, ignorando la pegunta de Max y continuando con su habla, perdido en sus ojos "...¿Cómo haces que el atardecer se vea más hermoso de lo que ya es?"

Max miró a Will y sintió que el corazón le iba a explotar, sintiéndose agradecido por poder regenerarse una y otra vez si eso significaba que su pobre corazón seguiría funcionando luego de las dulces palabras de Will, tan inesperadas como bienvenidas, una y otra vez.

Los dos se perdieron, el aire alrededor de ellos congelado junto a la calidez del atardecer que los iluminaba, con un corazón vivo y latente que iba a mil por hora y otro que no debería funcionar, pero de alguna forma lo hacía rápidamente, ansioso por estar en sincronía con su par.

"...¿Puedo?" preguntó Will en un suspiro, casi encima de Max, las manos de este hallándose casi en automático acopladas en la cintura del mayor mientras este sostenía su rostro con la misma gentileza con la que se sostendría una muñeca de porcelana.

"Por favor" contestó Max, casi rogando, antes de que los labios de Will atraparan los suyos.

Era el acto más gentil que había cometido en años, y de alguna forma el más satisfactorio, especialmente cuando las manos de Max volaron de su cintura a su cabello, tironeando gentilmente de los mechones pardos y marrones, dando piedad a las zonas grisáceas y en lugar enfocándose en aprender la forma de los labios del mayor, felizmente inconsciente de la manera en que tales gestos hacían que el corazón de William rugiera y se sintiera vivo otra vez mientras intentaba no volverse loco con la suavidad y dulzor de los labios de Max, la consistencia tan adictiva que lo hacía querer más y a la vez querer apreciar el momento, tomarle una foto y volverlo eterno, algo solo para él.

Había pirotecnia dentro de Max, tal vez unas mariposas quemadas también o una que otra estrella, el no sabría decirlo. Solo sabía que, por alguna razón, besar a Will se sentía mejor que cualquier otra cosa que el hubiera hecho antes. Pudo haberse dislocado el pie, la columna o el brazo en ese momento, tronar todas las burbujas de cada uno de sus dedos y su espalda, y curarse de todo lo anterior, pero no creía que ninguna de esas sensaciones pudiese compararse a la manera en que los besos de Will sabían a algo desconocido. Un sabor que quería aprenderse de memoria hasta saber ubicarlo con los ojos cerrados.

Se separaron rápidamente, el beso sintiéndose eterno en lugar de los cuantos segundos que había durado, y se quedaron en la azotea mientras procesaban lo que había pasado, con Max siendo el primero en reírse suavemente, el color de sus mejillas rivalizando con el del cielo

"No sabía que eras romántico, Afton" le dijo con cierta burla, dejando que el otro lo rodeara con los brazos, cualquier semblanza de prudencia fuera de la ventana.

"Tu me sorprendiste. Pensé que debía hacer lo mismo." el respondió, besando la frente de Max y sintiendo cosquillas en su muerto corazón cuando este se rio y le besó en la mandíbula, el gesto tan suave que pudo haberlo derretido por sí solo, acompañado cruelmente con la imagen de un atardecer que solo potenciaba la imagen de Max ante sus ojos.

🐇🔪Tonotos🗡️🐈⬛ | DollBunny | Flufftober 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora