ocho.

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Jimin estaba completamente anonada, ni podía creer lo que ella misma había realizado, lo que había hecho como primera travesura en toda su vida, ¿O era venganza? Sí, creo que era lo más acertado, pues un pastelazo en una boda, ensuciando el vestid...

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Jimin estaba completamente anonada, ni podía creer lo que ella misma había realizado, lo que había hecho como primera travesura en toda su vida, ¿O era venganza? Sí, creo que era lo más acertado, pues un pastelazo en una boda, ensuciando el vestido rentado de Anatchaya, era la mejor venganza. Esa o arrancarle las uñas una a una, muy sádico, pero no estaba con ganas de ser sádica esta noche.

Y es que no podía culpar a nada más que a su alcoholismo y sus ganas de querer hacer eso desde que comenzó la noche y lo vio entrar, odiaba a Anatchaya un poco más de lo que odiaba a Yeji y a la estupidez de la de apariencia gatuna. Odiaba a su mejor amiga por hacerle imposible la vida sentimental y a Anatchaya por ser una idiota que se empeñó en que su preparatoria no fuera agradable. Aunque esta vez, quien debería llevarse el premio a la estupidez era Jimin, porque justo ahora, su archienemiga, quien le hizo la secundaria imposible, estaba viéndola con los ojos ardiendo en fuego. Aunque la amenaza no hacía mucho, cuando tenía la frente embarrada de pastel de chocolate, y esta misma parecía popó de perro, daba una escena muy asquerosa tanto como graciosa y lo único que Yoo pudo hacer fue soltar una sonrisota, una risa escandalosa, tanto que llamó la atención de la gente, incluso se pudo escuchar por encima de la música.

—Te voy a matar, Yoo— la amenaza fue pronunciada y con enojo trató de devolverle el golpe de la misma forma, así que tomó el pastel de coco que a ella le tocó, e hizo la misma catapulta con su cuchara, aunque solo fue un pedazo el que ella aventó.

Lo que nadie sabía es que Anatchaya era muy mala con las manos (cosa que su esposo confirmaba) y que tenía un tiro de la mierda, así que el tiro fue a dar a la cara del novio de una idiota que estaba sentada en la mesa, amiga de Anatchaya, y este se enojó porque arruinó el peinado tan lindo que llevaba. Estaba sentado al lado de Jimin, alejada de cualquier cosa que se viviera en la mesa, y cuando el golpe se estampó en su cara, fue el colmo de sus males. Molesto, devolvió el pastel entero a la cara de Anatchaya, pero este pastel dio en la cara del esposo de la mencionada, y al parecer todos sus tinos eran una mierda porque este devolvió el pastel a la espalda de la madre del novio que estaba en otra mesa.

Ahí fue cuando todo el mundo se dio cuenta de aquel desastre que estaba dando inicio a esta guerra tonta, en la mesa de la madrina. Se dieron cuenta por el escandaloso grito que soltó la señora, cuando estampó el pastel en su vestido. La mamá del chico era escandalosa, y un poco exagerada, parecía que el pastel que se le estampó era una bala o algo así. Todos se estaban riendo de forma tan silenciosa, una risa entre dientes, modesta, mientras los más cercanos a ella actuaron con sorpresa.

Y bueno, no es como si Jimin pudiera justificarse, porque en ese mismo momento estaba muerta de la risa, justo con su molesta acompañante (según Yeji) y estas mencionadas se tomaban el estómago con tanta risa que les causó el sonido pastoso que sonaba con cada pastelazo. No habían recibido nada, ninguna mancha siquiera, y se reían cómplices, y es que lo eran, esa complicidad que se busca en una persona, eso eran, la una a la otra, raras mujeres que, aun siendo extrañas, se complementaban por algún motivo, cómplices y risas, curando un corazón que estaba herido y sin un pedazo, estaba tomando fuerzas, nutriéndose, saliendo de las heridas. Jimin estaba mejor, aunque aún no lo sintiera, y la cura estaba en una sonrisa.

encantada ♡ winrina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora