Capitulo 2

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"¿Vas a hablar o lo doy por echo?" pregunté cruzándome de brazos y sentándome en el borde de la mesa del salón, a donde la habia perseguido cuando salió huyendo de la cocina.


"¿Hola? ¿Eres sorda de repente o que?" volví a preguntar tras su silencio.

"Lo que sea que has recibido no es verdad" dijo sin mirarme a los ojos.

"¿Si?" pregunté levantandome de golpe y plantandome delante de ella "Dimelo mirandome a los ojos."





"Dimelo y te creeré" dije cogiendola de la barbilla, obligandola a mantenerme una mirada que rapido aparto; de la misma forma que me aparte yo de ella, como si quemara "¿Cuanto hace?"

"Poco" contestó sin mirarme.


"¿Cuanto hace que me ves la cara de imbécil Olga?" pregunté.

"Poco."

"¿Cuanto es poco para ti Olga? ¿Un par de días? ¿Un par de semanas?"

"Meses."

"¿Cuantos?"





"¿Cuantos meses Olga? ¿Cuántos meses llevas poniéndome los cuernos con tu amiga Sonia?"

"Ocho" dijo en apenas un susurró.

"¡¿OCHO?! ¡¿Llevas ocho putos meses viendome la cara de idiota?! ¿Teniendo los ovarios de negarme todas las fotos que me han llegado?" dije apartandome aún mas de ella.

"Ha sido un error tonto amor. Un resbalon que no volvera a ocurrir nunca" dijo intentando acercarse a mi.

"Un error es de una sola vez, lo tuyo ha sido constante" dije mientras evitaba que me tocase "Se acabó. He sido una imbecil escusandote con mis amigos cuando me advertian que habias cambiado, negando las fotos cuando me las ponian delante de los ojos; poniendo excusas por una persona que no me ha respetado. Hoy duermo en casa de mi hermana, cuando entre por esa puerta mañana a las 8:00 de la mañana no quiero ver nada tuyo en esta casa, asegurate de no tener que volver porque no te prometo tener tanta templanza la próxima vez que te vea." dije mientras salía camino al dormitorio, donde recogí lo justo y necesario para pasar la noche en casa de mi hermana "Cierra cuando te vayas, y deja la llave dentro."

"Alexia..."

"No Olga, he sido muy gilipollas porque yo si que te he querido no como tu a mi; pero me quiero mucho mas a mi. Por el amor que una vez pareciste tenerme, desaparece de mi vida." dije antes de poner rumbo al garaje como si de un automata se tratara.





Llevaba 20 minutos conduciendo, intentando frenar el torbellino de ideas que era mi mente y coger el valor suficiente para llamar a mi hermana pequeña.

"¿Tati? ¿Pasa algo?" me preguntó Alba más dormida que despierta.

"¿Puedo dormir en tu casa?"

"¿Que ha pasado Alexia?" preguntó cambiando el tono radicalmente.

"Te lo contare cuando llegué, ¿puedo dormir ahí?"

"Por supuesto, mete el coche en el garaje; el de Judith esta en el mecánico." dijo mi hermana antes de colgarme.








En silencio sepulcral por mucho que la radio sonase, así estaba mi mente mientras ponía camino a la casa que mi hermana compartía con su novia.

Cuando llegué al rellano, lo primero que vi cuando se abrieron las puertas del ascensor fueron los ojos amables tanto de mi hermana como de mi cuñada. Alba me envolvió entre sus brazos mientras Judith dejaba un beso en mi frente; un gesto tan mío pero que tanto necesitaba yo ahora.

Espurna - Alexia PutellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora