Chapitre vingt-sept

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Capítulo 27: Ron nunca se entera de nada




"Esto no es justo. ¡Exijo otra ronda!" exclamó Draco, con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre su pecho, mirando a Ron como si lo culpara personalmente por su inusual habilidad en el juego. Ron, por su parte, se limitó a sonreír y mostrarle el dedo medio, echándose hacia atrás en el sofá más grande de la sala común.

"No puedes ganar siempre, Draco," bromeó Harry, arrojándole una de las cartas sobrantes. "Tal vez este juego no es lo tuyo."

Draco lo miró con ojos entrecerrados, pero la sonrisa de Harry comenzaba a romper su seriedad. "No lo creo, Harry. Simplemente Ronald ha estado haciendo trampa - estoy seguro," la última parte salió más insegura y en un murmullo.

Ron soltó una carcajada, echando la cabeza hacia atrás. "¿Trampa? ¡Acabo de destrozarte, no seas un mal perdedor!" bromeó, mientras arrojaba sus cartas ganadoras al aire en una especie de celebración exagerada.

Draco resopló, pero algo en la risa de Harry lo desarmó. El brillo en los ojos verdes de su amigo lo hacía imposible de ignorar, y a pesar de su orgullo herido, Draco dejó que sus labios se torcieran en una sonrisa a regañadientes. "Oh, Harry," suspiró, fingiendo cansancio mientras lo miraba de reojo. "¿Te estás burlando de mí?"

Antes de que Harry pudiera decir algo, Draco lo tomó por sorpresa, lo atrajo hacia sí y lo atrapó en sus brazos en un movimiento rápido. La espalda de Harry quedó pegada a su pecho, y Draco, sin perder un segundo, comenzó a arrastrar sus dedos en las costillas de Harry. Harry soltó un grito ahogado de sorpresa, seguido rápidamente por una risa descontrolada.

"¡Draco, no!" gritó Harry entre risas, su cuerpo retorciéndose en vano mientras intentaba liberarse de las manos del rubio. "¡Espera - espera, lo siento!"

"¿Sientes haber ayudado a Ronald a hacer trampa? ¡Te vi!" respondió Draco con una sonrisa traviesa, sin soltarlo ni por un segundo. Sus dedos continuaban moviéndose implacablemente por los costados de Harry, arrancándole carcajadas que resonaban en la sala.

La risa de Harry era contagiosa, y pronto ambos estaban riendo tan fuerte que apenas podían respirar. Harry seguía luchando, pero con la espalda apoyada contra el pecho de Draco, sus brazos atrapados en un abrazo firme, sus intentos de escapar se volvían inútiles. A cada nuevo intento de liberarse, Draco simplemente lo acercaba más, hasta que Harry se rindió.

"¿Ya aprendiste la lección?" preguntó Draco, deteniendo finalmente las cosquillas pero sin soltar a Harry de sus brazos.

"Sí, sí, ¡lo prometo!" respondió Harry, respirando con dificultad, su risa suavizándose. "¡Pero suéltame!"

Draco acercó su nariz a la mejilla de Harry y ambos aparentemente no notaron que su silencio llamó a las miradas de los Slytherin en la sala común. Habían sido ruidosos, muy ruidosos, y luego estaban muy juntos.

Antes de que Draco pudiera hacer un comentario más, una voz cortante interrumpió el momento. "¿Podrían dejar de ser tan demostrativos, por favor? Me está dando náuseas".

Draco y Harry giraron sus cabezas al mismo tiempo hacia la fuente de la voz, y vieron a Pansy Parkinson, sentada en uno de los escritorios al fondo de la sala. Estaba observándolos con una mezcla de disgusto y diversión en su rostro, su mirada pasando de Draco a Harry y luego de vuelta a Draco, con una ceja levantada en señal de desaprobación.

"Es solo una broma, Parkinson," respondió Draco, sin soltar a Harry del todo, pero suavizando su abrazo. No era la primera vez que Pansy lanzaba uno de sus comentarios agudos, y Draco estaba acostumbrado a ignorarla la mayoría de las veces. Pero esta vez, el tono en su voz parecía un poco más envenenado de lo normal.

"Seguro," replicó Pansy, mirando sus uñas como si no le importara en lo más mínimo. "Solo parece que ustedes dos están... demasiado cómodos, si me entiendes. Si van a ser tan raros, no lo hagan frente a todos".

Draco vio cómo las orejas de Harry cambiaban de un tono pálido a rojo, pero antes de que pudiera decir algo, Harry soltó una carcajada burlona. "No te preocupes, Pansy. Tú también podrías encontrar a alguien que quisiera abrazarte. Si te esforzaras un poco".

Pansy frunció el ceño, pero decidió no responder. Sabía que enfrentarse a Draco en ese tipo de discusiones rara vez resultaba en algo positivo para ella. Así que simplemente rodó los ojos y volvió a concentrarse en su libro.

"Asquerosos," la escuchó mascullar.

Harry agachó la cabeza, logró liberarse del abrazo de Draco. "Bueno, creo que es hora de regresar a nuestros dormitorios".

Draco lo miró con una sonrisa que no llegó a sus ojos, "Quédate, aún falta para el toque de queda. Quédate un poco más, por favor".

Harry soltó una risa nerviosa. "Si nos quedamos dormidos, te haré responsable frente a McGonangall".

Draco sintió que su corazón aún latía más rápido de lo normal. Pero ahora no estaba seguro de si era por la pelea de cosquillas o por la manera en que Harry se deslizó junto a él en el sofá, antes de efectivamente - quedarse dormidos más allá del toque de queda.






La sala común de Slytherin estaba en un absoluto silencio. Ahora que despertaba, su mente estaba nublada, y lo primero que sintió fue un incómodo picoteo en su brazo.

"¿Qué carajo...?" murmuró Draco, entre sueños. Iba a maldecir al culpable, su mano ya buscando su varita - aunque solo encontró el cálido terciopelo del sofá. Había un peso inusual en su pecho, algo cálido y pesado. Parpadeó varias veces, intentando enfocar la vista.

El peso era nada más y nada menos que Harry, profundamente dormido, con su mejilla aplastada contra el pecho de Draco. Sus rizos oscuros estaban enredados, y su respiración era lenta y rítmica. Lo más desconcertante, sin embargo, era cómo sus piernas estaban entrelazadas con las de Draco, como si esa pequeña maraña de extremidades fuera lo más natural del mundo.

Una sensación extraña recorrió a Draco, algo entre ternura y desconcierto. Harry parecía totalmente cómodo, y él, aunque sorprendido, no podía decir que se sintiera incómodo.

Era Hermione quien lo picoteaba con urgencia, sus dedos nerviosos moviendo su brazo de un lado a otro. "Draco," susurró en un tono bajo y apurado. "Despierta. ¡Ya pasó el toque de queda!" Draco parpadeó, intentando aclarar su mente adormilada. Pero lo que Hermione dijo a continuación lo hizo entrar en alerta total. "Pansy salió hace un rato... despotricando que iba a buscar al profesor Snape".

Su cuerpo entero se tensó instantáneamente. Su jefe de casa no era alguien con quien quería tener problemas, especialmente cuando estaba atrapado en una situación como esta. Harry debió sentir el cambio en su postura, porque se movió ligeramente sobre él, soltando un gruñido bajo de incomodidad.

Draco abrió la boca, dispuesto a susurrar algo para calmar a Harry y evitar que hablara en voz alta, pero antes de que pudiera decir una palabra, el movimiento en el umbral de la sala común capturó su atención.

El inconfundible borde negro de la capa del profesor Snape entró en su campo de visión. Draco sintió cómo su estómago se le retorcía. Pansy estaba de pie justo al lado de Snape, con una expresión triunfante, su mirada oscilando entre Draco y Harry, mientras el profesor cruzaba los brazos, esperando que alguien hablara.

En ese momento, el tiempo pareció detenerse. La cabeza de Harry, aún descansando en su pecho, subió y bajó con cada respiración tranquila, completamente inconsciente de la tensión que llenaba el aire. Hermione estaba de pie junto a Draco, balbuceando en silencio, claramente preocupada, mientras Ron permanecía inmóvil en el sofá más grande, aparentemente en el mundo despreocupado de los sueños.

El corazón de Draco latía con fuerza, y cada segundo que pasaba, sentía cómo la mirada de Snape se clavaba más profundamente en él - y el cuerpo sore él.

Carajo.

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⏰ Última actualización: Oct 04 ⏰

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