Chapitre onze

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Capítulo 11: Es complicado, Granger



Los días en Hogwarts transcurrían con su habitual ritmo frenético de clases, tareas y actividades extraescolares, pero para Malfoy y Potter, el ambiente era todo menos normal. Desde el incidente en la sala común de Gryffindor, una tensión palpable se había instalado entre los dos, creando un aire denso de incomodidad.

El trío de Gryffindor se reunió para el desayuno en el Gran Comedor, con sus altos techos y las ventanas que dejaban pasar la suave luz matutina, Harry, Ronald y Hermione se encontraban desayunando juntos en su mesa habitual. Sin embargo, a pesar del ambiente animado que solía reinar entre ellos, la presencia de Malfoy unos metros más alejado parecía proyectar una sombra sutil sobre la mesa.

Harry, con una taza de té humeante frente a él, notó a Draco sentado con algunos de sus compañeros de Slytherin. Queriendo abordar la situación y recuperar la normalidad entre ellos, decidió acercarse. "¿Te importa si me uno?", preguntó Harry, intentando sonar casual mientras se dirigía hacia el rubio.

Draco, al escuchar la voz de Harry, sintió un ligero nerviosismo. Trató de ocultarlo y mantuvo la vista fija en su plato. "Para nada", respondió con un tono indiferente, evitando levantar la mirada para encontrarse con sus profundos ojos verdes. Harry Despistado Potter, sin notar la incomodidad de Draco, se sentó junto a él y comenzó a hablar con naturalidad. "Oye, solo quería decirte que me alegra que las cosas no hayan ido a mayores con el incidente del otro día".

El Slytherin sintiendo la cercanía del Gryffindor y luchando por mantener la compostura, respondió con monosílabos, evitando hacer contacto visual. "Sí, nos dieron un castigo a los tres, pero no seremos expulsados.", murmuró, su voz ligeramente temblorosa.

Ron y Hermione, observando la interacción desde su mesa, intercambiaron miradas preocupadas. Sabían que algo había sucedido entre Draco y Harry, y estaban preocupados por ambos. Harry se veía demasiado animado esa mañana, como cualquier otra cuando se encuentra con el rubio; pero esta vez había algo diferente en su amigo de la casa de serpientes, su rostro gritaba que quería escapar del chico de anteojos.

Después de unos momentos de silencio incómodo, Harry finalmente captó la tensión en el aire. "Bueno, Hermione y yo estaremos en la biblioteca por el pergamino de la clase de herbología." Se levantó de la mesa de los Slytherin y miró a Herms como si ella pudiera brindarle respuesta. Eso fue extraño, su amigo ni siquiera lo miró.

Draco asintió, agradeciendo internamente que Harry no presionara más. "Lo tendré en cuenta, Potter", respondió, su tono carecía de la habitual calidez que le mostraba.

Con eso, Harry regresó a su mesa con Ron y Hermione, dejando a Draco sumido en sus pensamientos, confundido por sus propios sentimientos y por qué la cercanía de Harry le afectaba de esa manera. Mientras tanto, el cuarteto de amigos continuó su desayuno; pero la sensación de que algo estaba fuera de lugar estaba presente, aunque ninguno de ellos podía ponerle nombre a esa sutil alteración en su dinámica como grupo.




Después de la tensa conversación en el desayuno, el Gran Comedor comenzó a vaciarse lentamente, dejando un rastro de estudiantes dispensándose por los pasillos de Hogwarts. Incluyendo a Ron y Harry, quienes caminaban hasta la biblioteca. En cambio, Hermione, con su bolso colgado del hombro y el cabello castaño recogido en una coleta, se acercó apresuradamente a Draco, quien parecía absorto en sus pensamientos mientras recogía sus cosas.

"Draco", comenzó Hermione con voz suave, captando la atención del rubio. "¿Qué sucede?". Malfoy giró lentamente hacia Hermione, sus ojos grises se encontraron con los de ella, y por un momento, se sintió como si ella pudiera ver a través de él, como siempre lo hacía.

Desvió la mirada hacia el suelo, tratando de encontrar las palabras adecuadas. "No sé de qué estás hablando, Granger"

Hermione lo miró con ojos inquisitivos, sin dejarse engañar por la fachada de indiferencia de Draco. "No te hagas el desentendido, Malfoy. Tu cara estaba gritando aléjate, mientras Harry estaba hablando", continuó, su preocupación evidente en su voz. 

El joven de ojos grises suspiró, sintiéndose un poco abrumado por la insistencia. "Está bien", admitió finalmente, alzando la vista para encontrarse con sus ojos castaños, "No sé lo que me sucede hoy, no es por Harry. Tal vez es todo el asunto del incendio, y Nott".

Granger asintió comprensivamente, colocando una mano en el hombro de Draco en un gesto reconfortante. "Ron me dijo que estuviste a punto de ser expulsado, no entiendo cómo todos actúan como si no fuera la gran cosa. Harry es tu amigo, habla con él sobre esto. Su cara era igual a la de un cachorro".

Miró a la castaña, su rostro siempre se suavizaba al ver a su amiga, siempre sabía qué decir. "Lo sé, pero... es complicado, Granger", dijo, aunque su voz revelaba cierta inseguridad.

"Por favor, ve a hablar con él. Seguro ya está en la biblioteca, cuando hablan siempre tienen sonrisas; ahora parece que una lechuza se ha robado la tuya y la de Harry". Sus cejas estaban fruncidas en preocupación. Luego golpeó suavemente el hombro de Draco, una sonrisa amigable jugando en sus labios. "y no me llames 'Granger' si no estás enfadado conmigo", le recordó con un tono ligero, buscando aliviar la tensión.

El príncipe de Slytherin sonrió débilmente. "Lo siento, Hermione", se disculpó, "A veces me molesta que seas tan lista".

Hermione soltó una risa suave, sus ojos brillando con diversión. "Adoras que sea más lista que tú. Pero en serio, Draco, ve a hablar con Harry".

Draco le ofreció una última sonrisa antes de alejarse, sintiéndose un poco nervioso, abordar a Harry después de lo que sucedió en las mazmorras no era algo sencillo. Aunque el azabache parece que no compartía ese nerviosismo.


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