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— Unnie... — llamó.

— Umh.

— Tengo hambreeee.

— Que bien... — murmuró aún sin dejar de teclear en su ordenador.

Tzuyu fruncio el ceño, odiaba la falta de atención y más aún si era la de su Unnie, estúpido ordenador del demonio ¿Acaso terminar su proyecto de química era más interesante que ella?

— Unnie... — llamó nuevamente.

— ¿Uhm?

— ¿Me dejas tocar tu trasero?

— Si — aceptó — No espera ¿Qué? — preguntó, finalmente enfocando sus ojos miel en la menor.

Tzuyu sonrió mordiendo su labio inferior.

Bingo, tenía su atención.

— No puedo creer que aceptaras... Después de tant-

— No alto, alto ¿cual fue tu pregunta?

— La misma de hace más de un mes... — dijo despreocupada cambiando su posición sobre la cama a una más comoda.

La castaña abrió sus ojos en grande al igual que sus labios boqueando como pez fuera del agua al no saber que decir.

— N-no.. yo-yo no di-digo la respuesta eso no.

Tzuyu negó divertida.

— ¿No?

— No te puedes negar ya dijiste que si, ten palabra Unnie — se quejó.

— ¡Si la tengo! — gritó exaltada — iSólo-lo es que no escuché bien la pregunta! iPero la respuesta es No! — sentenció, la vergüenza siendo presente en todo su rostro.

— Sólo bromeaba... o tal vez no.... — dijo riendo, era tan divertido ver a su Unnie avergonzada.

Minatozaki entrecerro los ojos viéndole amenazante.

— Que te jodan Chou.

— Nop — negó haciendo aspice en la 'p' — la que ocupará ese lugar soy yo, no tú, Unnie.

— ¡Pervertida!

— ¡Con el libro no!

Nalgofilia ; SatzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora