El Silencio de lo Deseado

5 0 0
                                    


NARRADOR OMNISCIENTE

(Aarón)

El despertador sonó a primera hora de la mañana, y Aarón se sentó en la cama, sintiendo una mezcla de nervios y emoción. Era el día de la graduación. Se levantó, estirando los brazos por encima de su cabeza antes de dirigirse a la cocina para preparar el desayuno. Mientras el aroma del café llenaba el aire, su mente no podía evitar pensar en Caleb.

Después de un desayuno rápido, se metió en la ducha. El agua caliente lo relajó, permitiéndole despejar su mente. Una vez listo, se puso los boxers, sintiendo una ligera adrenalina recorrer su cuerpo. Sabía que este día sería crucial.

Al abrir el armario, sus ojos se posaron en el terno que había comprado junto a su grupo de amigos. Era un color oscuro, elegante y moderno, y lo había elegido con la esperanza de causar una buena impresión. Mientras se lo ponía, se sintió un poco más seguro, como si ese atuendo le diera una nueva confianza.

Después de colocarse el terno, se echó un poco de perfume. El aroma fresco y sutil le recordó a Caleb. Con una sonrisa nerviosa, se arregló el cabello frente al espejo, tratando de contener la ansiedad que crecía dentro de él. Cada vez que se miraba, su mente volvía a la imagen de Caleb, y la idea de que ese día podría cambiar todo lo que sentía.

Unos minutos después, escuchó la voz de sus padres desde la sala. Estaban listos para ir a buscar a Caleb. Aarón sintió un nudo en el estómago. Era su oportunidad para estar juntos, pero también lo aterrorizaba la idea de cómo podrían reaccionar sus padres al verlos.

Mientras esperaba en la sala, se sintió más ansioso que nunca. Se preguntaba si podría encontrar el momento adecuado para hablar con Caleb, para finalmente liberarse de todos esos sentimientos que lo atormentaban.

(Caleb)

Caleb se despertó temprano, con el corazón acelerado. Era el día de la graduación, y a pesar de la emoción que lo invadía, una sombra de nerviosismo lo seguía. Sabía que tendría que enfrentar a Aarón, y eso lo inquietaba. Se levantó de la cama y se duchó, el agua fría ayudando a calmar sus pensamientos agitados.

Después de vestirse, eligió su traje cuidadosamente. Optó por un look que le hiciera sentir cómodo pero a la vez presentable. Se miró en el espejo, intentando no pensar demasiado en lo que iba a suceder. La graduación era un nuevo comienzo, pero también significaba cerrar un capítulo lleno de emociones.

Cuando sus padres llegaron, él ya estaba listo. Se despidió de su madre, quien le lanzó una mirada de orgullo, y se dirigió hacia la puerta. Reconoce el auto de los pardes de Aarón y se sube a este, el corazón le dio un vuelco.

Los padres de Aarón lo recibieron con sonrisas, y a pesar de la cordialidad, Caleb sintió una oleada de incomodidad. Se sentó en la otra esquina del auto, lejos de Aarón, sintiendo que la distancia entre ellos era palpable. Observó a Aarón, vestido de manera impecable, y una parte de él se alegró por verlo así, pero otra parte se sentía triste por la separación emocional que existía entre ellos.

La tensión en el ambiente era evidente, y mientras los padres de Aarón hablaban, Caleb trató de concentrarse en los preparativos de la graduación. Sin embargo, cada vez que Aarón se movía o lo miraba, su corazón se aceleraba y el nudo en su estómago se hacía más fuerte.

La graduación estaba a punto de comenzar, y ambos sabían que era el momento de enfrentar sus sentimientos. Pero en ese instante, la incomodidad los mantenía en silencio, cada uno atrapado en sus pensamientos, esperando que el día les ofreciera la oportunidad de ser honestos el uno con el otro.

La ceremonia de graduación había sido emocionante y, al mismo tiempo, un torbellino de emociones. Caleb y Aarón, junto con su grupo de amigos, disfrutaron de cada momento: risas, recuerdos y un sentimiento de logro compartido. Sin embargo, el ambiente festivo no podía borrar el nudo que Caleb sentía en el estómago.

Después de la cena, la música comenzó a sonar y el ambiente se llenó de energía. Todos sus compañeros se pusieron a bailar, dejando a un lado las preocupaciones y disfrutando de la libertad que traía el final de su etapa escolar. Caleb observó desde una silla, sintiendo cómo el ritmo de la música pulsaba en su interior, pero su corazón no podía dejar de enfocarse en Aarón.

Aarón estaba en la pista de baile, rodeado de amigos, pero lo que más le llamó la atención fue ver cómo bailaba con Samantha. La imagen de Aarón sonriendo y disfrutando con ella hizo que el corazón de Caleb se encogiera. Recordaba las palabras que Aarón le había dicho, que no le gustaba Samantha, y también el beso que habían compartido, donde Aarón le había susurrado que lo deseaba. ¿Qué estaba esperando realmente?

Con la determinación creciendo en su interior, Caleb se levantó de su silla. Era el momento de ser honesto, de hablar con Aarón y liberar todo el peso que llevaba. Comenzó a caminar hacia él, sintiendo cómo sus nervios se intensificaban con cada paso. Pero justo cuando estaba a punto de llegar, algo lo detuvo en seco.

Samantha se acercó a Aarón y, antes de que Caleb pudiera reaccionar, lo besó. Caleb se detuvo, la visión de la escena le hirió más de lo que había anticipado. A pesar de su deseo de no dejarse llevar por las emociones del momento, la tristeza lo envolvió. Observó cómo Aarón la abrazaba, atrayéndola hacia él, dejándose llevar por la música y la atmósfera festiva.

Fue como si un rayo atravesara a Caleb. El deseo de confesar sus sentimientos se desvaneció en el aire. En ese instante, se dio cuenta de que estaba luchando por algo que nunca había sido realmente recíproco. Tal vez Aarón nunca había sido sincero con él. Quizás el deseo que había sentido en ese beso no significaba lo que él había querido creer.

Con el corazón pesado, Caleb dio un paso atrás. No quería seguir siendo un espectador de su propia vida, atrapado en un amor no correspondido. La idea de concentrarse en su futuro comenzó a tomar forma en su mente. Había mucho más que descubrir fuera de este "silencio de lo deseado". Tenía sueños y metas que cumplir, y no podía permitir que sus sentimientos por Aarón lo detuvieran.

Mientras la música seguía sonando y los demás bailaban, Caleb se dio la vuelta y se dirigió hacia la salida. Su decisión se sentía correcta, aunque dolorosa. A medida que se alejaba de la fiesta, dejó atrás la idea de un amor de escuela, de un deseo no correspondido. Sabía que tenía que crecer como persona, hacerse profesional y vivir su vida al máximo, sin dejar que lo que no pudo ser lo definiera.

Así, en la noche de su graduación, Caleb se despidió de una etapa de su vida. Aunque su corazón seguía anhelando lo que nunca pudo ser, también sentía una chispa de esperanza por lo que vendría. Y mientras caminaba hacia el futuro, decidió que ya no viviría en el silencio de lo deseado.

El silencio de lo DeseadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora