Capítulo 7

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El estruendo de la explosión retumbaba en los oídos de Brandon. Un segundo antes, el aire había estado cargado de tensión, el sonido de los disparos y los gritos ensordecedores llenaban el campo. Ahora, todo era un caos. Su visión estaba borrosa, y lo único que percibía eran fragmentos de ladrillos, metal y polvo flotando en el aire. Se encontraba tirado en el suelo, cubierto de escombros. Su mente trataba de comprender lo que acababa de suceder, pero el zumbido en sus oídos no lo dejaba pensar con claridad.

"¿Luke?", murmuró en un susurro ahogado. El pánico comenzó a apoderarse de él. Intentó levantarse, pero un dolor agudo en su pierna lo hizo detenerse. Miró hacia abajo y vio un corte profundo provocado por un fragmento de escombro que había golpeado su pantorrilla. No podía quedarse allí.

Con esfuerzo, se quitó los fragmentos de encima y empezó a arrastrarse, buscando con desesperación alguna señal de Luke o de los otros compañeros. A lo lejos, las llamas consumían lo que quedaba de la base de operaciones. El humo denso hacía que respirar fuera casi imposible, pero eso no lo detuvo.

"Luke... ¡Luke!" gritó con más fuerza, ignorando el dolor que sentía con cada movimiento.

El suelo a su alrededor estaba lleno de cuerpos, algunos inmóviles, otros retorciéndose de dolor. Los gritos de los heridos y las órdenes de los superiores se mezclaban con el rugido del fuego. A medida que avanzaba, lo único en su mente era encontrar a Luke, asegurarse de que estuviera bien. No podía permitirse pensar en otra cosa.

De repente, entre el humo, vio una figura moviéndose rápidamente hacia él. El corazón de Brandon dio un vuelco al reconocerlo: era Luke, cubierto de polvo, pero sin heridas graves, excepto por unos cortes superficiales en su brazo. Parecía más determinado que nunca.

—¡Brandon! —gritó Luke, agachándose rápidamente junto a él. Sin dudarlo, lo ayudó a levantarse, pasando su brazo sobre su hombro para sostenerlo. —Vamos, tenemos que salir de aquí.

Brandon, a pesar del dolor, sintió un alivio inmediato al ver a su compañero a salvo. Luke lo levantó con fuerza, soportando el peso de ambos mientras se abrían camino entre los escombros.

El fuego continuaba extendiéndose, acercándose peligrosamente. Los dos sabían que tenían que moverse rápido si querían sobrevivir. Luke guió a Brandon entre las ruinas, esquivando cuerpos y las estructuras derrumbadas. Cada paso era una lucha, pero no había tiempo para detenerse.

La adrenalina mantenía a Luke en movimiento. —Resiste, casi estamos —jadeó mientras seguía arrastrando a Brandon. Aunque intentaba mantenerse concentrado en salir de allí, una pequeña parte de su mente no podía dejar de preocuparse por lo mucho que temía perderlo.

De repente, otro estruendo resonó en la distancia, sacudiendo el suelo bajo sus pies. Ambos cayeron al suelo, pero Brandon se aferró a Luke, impidiendo que se separaran. Los escombros volaron a su alrededor, y un calor abrasador envolvió la zona. Respirar se hacía más difícil a cada segundo., pero Luke no se rindió.

—¡Por aquí! —dijo de repente, señalando un camino entre los escombros. Lo reconoció como una ruta que se alejaba del campo de batalla. El paisaje cambiaba a medida que avanzaban, los árboles empezaban a rodearlos. Habían salido de la base destruida y ahora se adentraban en un denso bosque, el cual no recordaban haber visto antes.

Finalmente, encontraron un pequeño refugio: una cueva oculta entre la maleza, lo suficientemente pequeña como para apenas permitirles entrar, pero era mejor que quedarse expuestos. Luke bajó a Brandon cuidadosamente al suelo rocoso dentro de la cueva. El espacio era tan estrecho que apenas podían moverse, pero al menos estaban a salvo por el momento.

—No sé si este es territorio enemigo —dijo Luke mientras se dejaba caer agotado al lado de Brandon—. Pero no podemos arriesgarnos a salir aún. Vamos a quedarnos aquí hasta que el humo se disipe.

Brandon asintió, su respiración aún entrecortada, pero sintiendo un extraño alivio en la proximidad de Luke. El dolor en su pierna seguía presente, pero en ese pequeño refugio, todo parecía menos aterrador. El ruido de la guerra quedaba atrás por unos momentos.

—Gracias... por no dejarme atrás —murmuró Brandon.

Luke lo miró y esbozó una pequeña sonrisa cansada. —No lo haría ni aunque me lo pidieras —respondió en tono de broma, pero con sinceridad en su voz.

Brandon lo miró un momento más antes de dejar caer la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos mientras el cansancio lo vencía. Luke, por su parte, observó el exterior de la cueva. El cielo oscuro, las llamas a lo lejos. Todo era caótico... y, sin embargo, allí, en esa cueva diminuta, se sentía en paz por primera vez en horas.

Luke rasgó un trozo de su propia camisa para vendárselo.
—Lo importante es que estamos vivos —dijo Luke en voz baja mientras amarraba la venda—.

Los dos se quedaron en silencio, la guerra aún rugiendo en la distancia. Sabían que no estaban a salvo, que tendrían que seguir luchando, pero por ese breve momento, entre las sombras de la cueva, encontraron un respiro en medio del caos.

Entre balas y susurrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora