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Samara:

— No. Te dije que me quedaré aquí y eso haré —quiso abrir su boca para hablar, pero lo interrumpí. Y solo se escuchó un quejido de su boca— Aún sigues algo ebrio, y aunque estés algo consiente algo te puede suceder. Así que me quedaré, te parezca o no

No me contesta, y lo tomo como una aceptación

— Si no quieres que te ayude a ducharte. De acuerdo, te dejaré —salgo del baño y le cierro la puerta

Mi celular suena, una notificación de mensaje. Lo reviso y es Grey.

Hola señorita Samara.

El solo leer ese mensaje, me revolotea el estómago; casi me aviento hacia la cama de la emoción. Se que he estado interactuando más con el profesor Grey, últimamente, especialmente después de que se acabará mi relación con Harper. Pero tengo algunas limitaciones, la primera que ya no tendría una relación con alguien de la facultad; solo aplica en profesores. La segunda, a pesar de ya tener meses del rompimiento, es una herida que no se ha terminado de cicatrizar. La tercera, quiero disfrutar un poco más mi vida ahora que no tengo compañía, salir sola a lugares, estar más tiempo con mis amigos ahora que ya casi terminamos la universidad. Y la cuarta, todavía siento algo por Harper.

Me recuesto en la cama, pensado, solo viendo el techo liso. Después de unos segundos admirando el techo, contesto su mensaje; no tarda en responderme al igual que yo a sus mensajes. Escuchó el sonido del agua

De seguro ya terminó de ducharse.

Me levanto, pensando si quedarme en la habitación o salirme.

Harper:

Froto la toalla en mi cabello, me pongo mi bata amarrandolo con su liston. Me detengo en el lavamanos, mirándome al espejo

Me veo fatal, horrible. Tengo los ojos hinchados, como si hubiera llorado o como si no hubiera dormido en todo el día.

Tenía años que no me ponía así. Esa sensación repugnante y revoltosa que te deja al final los efectos del alcohol. No sé cómo ocurrió, estaba tomando bien, de poco en poco, hasta que... Aaahhh. Samara.

Observo mi barba y mi bigote. De cerca de lejos, de frente, debajo de la barbilla; de izquierda y derecha.

No me había dado cuenta que ya me creció la barba y el bigote. Necesito darme un retoque.

— Samara. ¿Crees que...? —abro la puerta y para mí sorpresa no está —Sam—repito su nombre

Debe estar abajo, o se habrá ido.

Hago un mueca y regreso al baño, dejando la puerta abierta.

— Tendré que hacerlo yo —abro el espejo, saco un rastrillo y una crema para afeitar— Espero aún tener la habilidad

Pasó casi una hora y al fin terminé. Me veo en el espejo, quedando impresionado y fascinado con el resultado. Me pasó una toalla húmeda por la barba y el bigote, quitándome los pequeños bellos que quedaron.

Voy a la habitación a ponerme mi pijama, que es solo una playera junto con unos pantalones que son de pijama. Tengo pijamas, diría que una variedad, y eso ha sido porque me han regalado, no porque en verdad me gusten. Me hace sentirme como alguien mayor, aunque lo soy, pero no me hace sentir cómodo. Así que solo me pongo los pantalones junto con alguna playera que uso estando en casa, o que uso para irme a correr.

Salgo de la habitación, para comer algo y mi sorpresa es ver a Samara en el comedor. No se ha percatado de mi presencia, estaba pegada a su celular.

Me acerco, quedó detrás de ella. Mi mano está cerca de su hombro, el tirante de su blusa se cae. Esto hace que me acerque más hacía ella, hasta que ella se levanta el tirante acomodandoselo de nuevo en su hombro. Me separó de ella y hago un ruido intensional.

— Harper —se sobresalta. Apaga su celular y lo deja en la mesa— ¿Ya mejor?

— Sí, algo. El baño me ayudó un poco, me relajo y... Ya no tengo restos de vómito, ni el olor —sonrio y ella también. A la vez que arruga su nariz, mostrando asco— ¿Interrumpí algo?

— No, solo hablaba con Jenna pero de seguro ya se durmió, porque ella es de contestar rápido

— Confirmo eso

— Perfecto corte

— ¿Qué?

— Tu barba y bigote —lleva sus manos a su barbilla y arriba de sus labios. Haciendo forma o seña de una barba y bigote — No sabía que tú te afeitas

— Tenía tiempo que no lo hacía —llevo mi mano por detrás de mi cuello

— Nada mal. Te ves guapo —sonrie— Más atractivo de lo que ya eres —me sonrojo, poniéndome nervioso— ¿Quieres que te preparé algo?

— Emm... S-Sí, digo no. Yo... Me preparó, si gustas también te preparo algo a ti —

Mis manos me tiemblan, como igual mi voz.

No. En serio yo te preparo algo —camina a la cocina

— Sam —la acorralo en la barra de la cocina— Yo lo haré. Tú eres mi invitada, así que déjamelo a mí

Ella asiente, bajando la mirada. Me tomo un tiempo para oler su aroma, me separó de ella dejándola sola.

𝐄𝐋 𝐀𝐍𝐇𝐄𝐋𝐎 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora