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Samara:

Salimos de su departamento para ir al estacionamiento, tomamos el ascensor. Cómo todo un caballero, me dejó entrar antes que él, entre agradeciéndole, y el después entro.

Sonó una notificación de mi celular, lo saco del bolsillo de atrás del pantalón.

De seguro debe ser Jenna.

Mi respiración se cortó por un instante, que salió un quejido de mi boca.

— ¿Sucede algo? — bajo con discreción el celular para que no vea la conversación

— N-No. Todo en completo orden, solo que me había olvidado que tenía tarea —miento. Mis ojos no dejan de moverse en otras direcciones por los nervios— Pero ya lo haré después

— Puedo ayudarte con la tarea después —comenta calmado. En su rostro se veía una felicidad que me hizo sentir culpable

— No será necesario. Es un tarea sencilla, lo podré hacer yo sola, pero gracias

Me asiente con la cabeza, sus ojos dejaron de brillar. Mi atención vuelve al mensaje.

Buenos días señorita Samara.
¿Creé que hoy podamos vernos?.

     Hola. Buenos días profesor Grey

El día de hoy no puedo, de hecho no
estoy en mi casa. Tuve que salir

Está bien. Es que era para ver sobre
la organización del baile, la decoración,
y todo lo demás.

Cómo también invitarla a comer.
Pero será para la próxima.

Vaya. El profesor Grey es muy directo.

Llegamos al estacionamiento. Salimos del ascensor, me dirijo a su auto pero Harper me habla.

— Samara —me detengo en seco, volteó para mirarlo— ¿A dónde vas?

— Eem. ¿Al auto?

— No a ése —lo miró inconforme y con confusión— Iremos en éste —señala un auto color azul rey muy hermoso, parecía totalmente nuevo

— ¿Tienes otro auto?

— Sí

Me abre la puerta para subirme. Estoy confundida, con varias preguntas en mente.

¿A caso Harper tiene mucho dinero?. ¿Tiene otro trabajo?. ¿Viene de familia adinerada?.

— ¿Por qué?

— ¿"Por qué" qué? —enciende el auto

— ¿Por qué apenas me vengó enterando que tiene más otros auto?

— No me gusta presumir —observo el auto, como si diera un recorrido con la mirada— ¿Qué haces? —sonrie

— Solo visualizo. ¿Es nuevo?

— No. Tiene tiempo que lo tengo

— ¿Y por qué jamás lo ví?

— Si lo viste. Solo que de seguro no prestaste atención —lo miro con seriedad y desdén— La primera vez que fuiste al edificio, era el auto que estaba casi al fondo del estacionamiento

Un flasheo llega a mi cabeza. Lo recuerdo, como también recuerdo que no le contesté al profesor Grey. Saco el celular, bajando un poco el brillo hasta adónde alcancé a ver; contesto y no tarda en responderme.

No es la primera vez que el profesor Grey me pide que salgamos. Le he aceptado las salidas, pero no de manera romántica, si no... En otro sentido, de amistad, para conocernos. Nuestra primera salida fue justo el día en el que Harper y yo discutimos, terminando la relación. De ahí, comenzamos a salir de ves en cuando, pero fue más salidas turísticas; él quiso conocer la cuidad, y yo más o menos conocía la cuidad. Hasta conoció a Elizabeth, y a los chicos; les agrado como también ellos fueron de su agrado.

— Llegamos —miro el lugar; un vecindario hermoso, lindo y limpio. Jamás había pasado por aquí

— ¿En dónde estamos?

— En mi casa. Bueno, la que era mi casa, dónde vivía

— Es muy hermoso. Y no solo la casa, todo en general —escucho su risa

— Vuelvo en un momento

— Claro

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Harper:

Bajo del auto, apenas tocó la puerta y me reciben mis padres emocionados. Mi madre me abraza, su apretón es fuerte pero acogedor; me toma de la cara dándome un beso en la mejilla. Mi padre igual me recibe con un fuerte abrazo, dándome palmaditas en la espalda y con una gran sonrisa.

— Oh, cariño. Tanto tiempo sin verte —dice mi madre, sonriendo de oreja a oreja. Conmocionada

— Mamá. Si los vine a ver hace unos días

— Si "unos días" te refieres a un mes y medio, de acuerdo —sonrio apenado

— He tenido mucho trabajo que apenas tengo tiempo para mí

— Cielo —me acaricia el brazo— Tú y tú necedad de poner al trabajo antes que a tí. Igual a tu padre —ella le lanza una mirada a mi padre. Haciéndome reír nuevamente

— Bueno, pero también saco lo romántico y detallista de su padre, cariño —comenta mi padre dándole un beso en la mejilla a mi madre

Bajo la cabeza, para no ver su romántico momento entre ellos.

— ¿Quién es ella? —me señala con la mirada a Samara— ¿Es tu novia?

— Es una amiga

— Es muy preciosa. ¿Cómo se llama?

— Samara

— ¿Es la chica que tanto nos platicabas? —pregunta mi padre

— Sí, es ella

— ¿Y por qué no la pasas? —dice mi madre con alegría— Llegaron en el momento justo

— ¿Momento justo?...

Pestañeo varías veces, confundido. Mi madre estaba por responderme, cuando una voz familiar, suena por toda la casa, escuchándose desde afuera.

Mi hermana, Rita


𝐄𝐋 𝐀𝐍𝐇𝐄𝐋𝐎 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora