𝐄𝐋 𝐀𝐍𝐇𝐄𝐋𝐎

9

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Harper:

Comenzamos a cenar, solo se oía el ruido de los cubiertos pegando y arrastrando sobre el plato; yo la miraba esperando que ella me mirara. No lo hacía.

Miraba para todas partes, menos a mí. Carraspeó y es cuando ella me mira, sonriéndome.

Así que decido hablar.

— ¿Cómo va todo? —me pregunta, dejándome boquiabierto. Soltando el aire que había agarrado para hablar— Quiero decir. Afuera de la escuela

— Amm. Todo, todo bien —bajo la mirada al plato de comida— Solo que con algo de trabajo. Casi no he tenido un tiempo libre para mí

— ¿Por cosas de la escuela?

— No. Hasta eso está tranquilo, ya tengo todo preparado para las clases, entre otras cosas

— Oh. Es bueno que tengas organizado una parte de tu rutina—sonrie— Así, no te partes la cabeza

Ambos soltamos una risa.

— Solo que también me gustaría tener organizada la otra parte, para al fin descansar —le doy un sorbo a mi taza de café— Vivir un poco mi vida

— Así como casi perder la conciencia con el alcohol —alza ambas cejas. Cómo si me estuviera acusando

— No me siento orgulloso de eso. Gracias a eso, te hize venir aquí

— Como te dije durante nuestra relación. Siempre vas a contar conmigo, sea que lo quieras o no

¿A caso fue una indirecta?. El momento en el baño, fuí algo grosero con ella.

— Jamás romperé esa promesa

— Te debo una disculpa. Por mi comportamiento de hace un rato

— No tienes que hacerlo —se levanta recogiendo su plato y después el mío

— Como también tú. No tienes que hacer esto

— ¿Qué cosa? —frunce el ceño con una sonrisa. Cómo si la conversación fuera un juego para ella— ¿Igual no puedo recojer los platos?

— Me refiero a estar aquí conmigo

La tomo de la muñeca, sin apretar mucho el agarre. Dejo que ponga los platos sobre la mesa.

— ¿Por qué haces esto?

— Porque solo es cortesía. No dejaré que tú hagas todo

— ¿Y tú si?

— Emma me habló. Diciéndome que estabas mal, por eso estoy aquí

— Esa no es la razón por la cuál estás aquí Samara

— Si lo es —mira hacía otro lado— ¿Por qué otra razón lo sería?

— Tu dímelo

Mis manos bajan a sus manos, deslizando con una acaricia hasta llegar a sus dedos. Alzó la mirada, está vez me está mirando. Me levanto, la acercó hacía mí; alza su cabeza para verme otra vez. En sus ojos puedo ver un deseo, un deseo que tiene miedo de soltar.

— ¿Por qué aún sigues aquí, Samara?

— No quería dejarte solo —la tomo del mentón para tener más cerca sus labios. Nuestras narices rozan

— Me duele que estés aquí

— ¿Entonces porque no me sueltas?

— Quiero que estés cerca de mí. No quiero perderte de nuevo

Nos besamos, un beso que se sentía deseado, extrañado y romántico. Cómo si fuese la primera vez que nos besaramos.

Samara rodea sus manos a mi cuello, casi colgándose de mí. Mientras yo la rodeo de la cintura. Seguíamos con el beso lento, la  levanté, subiendola en la mesa; ella rodeo sus piernas sobre mi cadera. Eso fue una señal para mí, no quería que esto parara, quiere continuar. El lento beso fue subiendo de nivel, metí mi mano debajo de su blusa tocando uno de sus pechos, apretandola un poco; después metí mi mano por debajo de su brasier, tocando bien su pecho. Masajeando y pellizcando su pezón.

Se acuesta en la mesa, guiandome a mí sin separar nuestros labios.Ahora estaba casi encima de ella, pone sus manos sobre mi cabello, como pasaba sus manos sobre todo mi cabello, masajeando y agarrando.

El momento se rompió cuando sonó el celular de Samara.

¿Quién la estará llamando a esta hora?

Me quita, dándome un pequeño empuje. Estaba confundida, pero también se veía nerviosa. Cómo si supiera quien es la persona que la ha llamado. Quería ver quién era, pero su celular estaba boca abajo.

— Mierda —toma el celular— Disculpa

— Tranquila

Contesta, dirigiéndose al balcón, cerrando la puerta.

Samara:

Terminé mi llamada con Grey. Justo me tenía que llamar ahora, y no lo dijo por haber interrumpido el momento entre Harper y yo. Sino, que me llama cuando estoy justo con él.

Mejor ni le hubiera contestado, pero si eso hacía levantaría sospechas hacia Harper. Tomo un respiro y entro como si todo estuviera en completo orden. Sin ningún escándalo.

— ¿Todo bien?

— Si. Era Jenna

— ¿Pasó algo?. ¿Quieres que te lleve a su casa? —su voz suena energética

— No, no. Solo me llamó porque quería saber si ya me encontrar en casa —frunce el ceño, confundido— Es que le había dicho por mensaje que me iría a mi casa, por la pequeña discusión que tuvimos en el baño. Cómo sonabas molesto, también me moleste así que quise darte tu espacio

No sé si soy solo yo, pero en un cambio brusco, el ambiente cambio. No sé cómo describirlo, es como una sensación cálida y fría a la vez.

— Vamos a dormir. Ya es muy tarde

— Dormiré aquí en la sala. Así dormirás más cómodo

— No dejaré que te duermas en la sala

— Hazlo. Porque ya me estoy acomodando

Me doy la vuelta para irme a acostar en uno de los sofás, cuando siento que me toma de la cintura y me levanta. Cargandome como si fuese un costal de papas.

— ¡No, bájame!

— Te bajaré hasta que lleguemos a la habitación —me da una nalgada, me sobresalto.

Sin poder hacer algún movimiento, y estando agarrada de sus enormes brazos, subimos a su habitación