El

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Estábamos a nada de comenzar con el plan para atacar a Kaido y sus piratas, antes de eso habían mandado a quitarles sus provisiones a los piratas bestia, pero aquella tarea había sido encomendada a Carrot, todos estábamos preparados y Luffy ya había podido salir de la cárcel en donde estaba acompañado de más guerreros que estaban a nuestro favor.

Era cierto que los piratas bestia eran muchos más que nosotros, pero en nuestro equipo teníamos a Luffy, Zoro y Sanji quien cada uno valía más de 2 mil hombres, eran un trío monstruoso en combate, aunque solo habíamos tenido pequeñas peleas esta sería la más grande y sé que sin duda ganaríamos.

Estábamos solo de guardia, solo en espera de que llegara el día que todos pudimos tomar un baño caliente antes de la batalla, me sentía mucho mejor, con el cuerpo más relajado.

Todos nos encontrábamos afueras de la ciudad pero cerca del punto de encuentro.

—¡Luffy!— dije abrazando a nuestro capitán el cual respondió a mi abrazo con su característica sonrisa que poseía y se la contagiaba a cualquiera

—Me dijeron que ya controlas más tu poder, podrías llevarnos volando a Onigashima— me dijo Luffy mientras aún estaba abrazado a mi.

—Créeme que quisiera pero no creo que pueda con todos, pero a ti sí puedo levantarte—

Le dije y el de nuevo sonrió, para por fin soltarme solo para tomar mi mano me hizo salir junto con el de donde estábamos, buscó una tabla y se subió en ella, acompañado de Chopper, yo no pude evitar reír, pues ellos desde un principio me ayudaron a entrenar y a tener confianza en mí.

Que no pude negarme, y puse mi poder sobre aquella tabla elevándola con facilidad, elevándolos mucho más que las primeras veces.

—Que no sea tan arriba preciosa _______ no queremos que sepan dónde estamos— escuché decir de Sanji y tenía el razón, estábamos escondidos, así que los baje un poco hasta que las copas de los árboles los taparan y escuché sus reproches, que no pude evitar reír.

De nuevo estando abajo Luffy me felicito por volverme más fuerte y yo le sonreí como tonta, al final de cuentas él era mi capitán y desde que llegué siempre su ánimo fue contagioso.

Sanji entró a hacer su deliciosa comida pero le faltaba madera por lo que me ofrecí a ir a buscarla, aunque él se negó en un principio, al final lo convencí de que me dejara ir, así que sin más salí para encaminarme al bosque y buscar madera que pudiera funcionar para que él pudiera cocinar.

Estaba apilando toda la madera servible en un bulto el cual amarre, era bastante grande pero nada que no pudiera cargar quitándole la gravedad para llevarlo conmigo, me había adentrado bastante pero sabía el camino de regreso, que sin más, llevé conmigo la madera flotando a un lado.

— ________— escuché mi nombre, esa voz... la madera cayó de golpe, haciendo que se soltara y quedara esparcida, mi corazón se aceleró y mi respiración comenzó a alterarse.

Mis ojos temblaban, estaba inmóvil, no podía mover mi cuerpo por más que quisiera hacerlo.

Él se acercó y yo traté de apartarme pero no podía, de la nada el peliverde apareció alado mío, tomando mi muñeca llevándome detrás de él, desenvainando dos de sus katanas.

— ¿Lo conoces?— escuché a Zoro pero yo seguía en aquel estado, que ni siquiera podía contestarle.

—Si me conoce, necesito hablar con ella— dijo de manera firme avanzando aún pero Zoro se preparó para atacar.

— Sobre mi cadavér te acercarás a ella— pronunció, y antes de que atacara pude moverme, tome su brazo con fuerza y me pase frente a él.

—¿Ahora es el?— pronunció el pelirrojo, echando una vista a mí y después a Zoro.

The Perfect Dose  || Zoro, Sanji y tú ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora