Martes, 15 de agosto de 2023

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Querido Sean:

Hoy ha sido el primer día del último curso de instituto, y la verdad es que me ha ido bastante bien. Puede que este sea "mi año", como decíamos Liv y yo hace un par de días. Por si acaso, no lo diré en voz muy alta, para no gafarlo. Tengo bastante mala suerte.

Empezaré por la clase que me ha tocado en las asignaturas que he elegido. Conozco a algunos de mis compañeros, de vista o de haber ido juntos otros años, pero no a todos. Hay un grupito de chicas populares y otro de tíos populares. Tendré que evitarlos a ambos para tener un año tranquilo.

Todos parecen cambiados después del verano, como si llevásemos años sin vernos en vez de solo unos meses. Algunos se han cortado el pelo. Otros lo llevan más largo. A Dave le han puesto gafas de cerca, como las llevo yo. Y otros no han cambiado físicamente, pero actúan diferente. Y creo que el verbo "actuar" viene muy bien aquí, porque me pregunto cuántos son realmente tal y como se comportan, y cuántos simplemente adoptan un papel, como hago yo en mis clases de teatro.

Aunque eso no es lo que realmente me importa. Voy con Liv en varias asignaturas, cosa que me hace muy feliz, pero eso no es todo: ¡tú también estás! Cuando te vi entrar por la puerta, centrado en la música de tus cascos, no pude creérmelo. Luego te diste cuenta de que te estaba mirando (probablemente con cara de atontado) y me sonreíste y me saludaste con una mano. Con eso me ha bastado para hacerme a la idea de que no estaba soñando.

- Se te va a caer la baba- me advirtió Liv entre risitas.

Después de saludarme, fuiste a hablar con tus amigos. Me alegra que nos hayan puesto juntos, así podremos hablar en los descansos. Solo espero no distraerme mucho mirándote, pero eso ya es cosa mía.

Las clases no han sido nada del otro mundo. Para ser sincero, me cuesta bastante prestar atención. Simplemente, no me interesa demasiado lo que dicen los profesores, especialmente el de francés; odio esa asignatura con toda mi alma.

A Liv tampoco le gusta estar atenta. Ambos nos distraemos con el vuelo de una mosca, así que nos hemos sentado juntos y hemos estado hablando en voz baja prácticamente todo el día. Aunque me he prometido interiormente que a partir de mañana estaré más atento. Se lo debo a mi madre, de algún modo. No me siento bien sabiendo que ella cree que lo estoy dando todo, cuando en realidad no he hecho más que hablar con Liv. Mañana trabajaré de verdad, lo prometo.

Por otro lado, en los cambios de clase has venido a hablar conmigo un par de veces, y ha sido agradable saber que nuestra amistad va a durar. Me ha puesto feliz que te acordases de mi existencia, por así decirlo.

He decorado mi taquilla con mis fotos preferidas, como te dije en otra carta que iba a hacer, y Liv me ha ayudado. Ella también ha tuneado su taquilla, que se encuentra al lado de la mía. La diferencia es que Liv ha puesto fotos de cantantes e influencers que le gustan, y yo he puesto fotos nuestras haciendo el tonto.

Esa ha sido una de las ocasiones en las que me has hablado.

- ¿Decoras tu taquilla?- preguntaste, apoyado en la puerta contigua a la mía.

Era bastante obvio, pero aún así contesté:

- Sí. Me gusta poner fotos.

Miraste las instantáneas en las que salgo con Liv.

- Falta una conmigo, ¿no?

Mi corazón dio un vuelco. Detrás de la puerta de su taquilla, oí a Liv soltar una exclamación ahogada.

- Cuando quieras- contesté.

Por toda respuesta, sacaste el móvil y nos hicimos un selfie allí mismo. Yo salgo bastante mal, pero tú estás perfecto. Me la enviaste y dijiste:

- Ya no tienes excusa.

Así que esta tarde me pasaré por la copistería a imprimir la foto, y mañana la colocaré en mi taquilla. Va a quedar genial.

- ¿Por qué no vienes a sentarte conmigo en el almuerzo?- me propusiste.

- Normalmente me siento con Liv...

- Bueno, como quieras. Siempre hay hueco en mi mesa.

Todavía no he hablado en la cafetería, pero tampoco es que haya gran cosa que comentar. Está igual que siempre: un mostrador largo y un montón de mesas redondas esparcidas por todo el espacio. Una cosa que me hace gracia es la manera en que todos parecen saber cuál es su lugar ahí; siempre nos sentamos en la misma mesa, nunca nadie cambia de sitio.

Liv prefería que nos sentáramos con Ashley, que es muy maja aunque no lo parezca por su pelo teñido y su forma de mirar mal a todo el mundo, pero su mesa ya estaba llena. Así que, con un suspiro frustrado, Liv me siguió hasta tu mesa.

Ya había otras personas sentadas contigo, pero todavía había un hueco para nosotros dos. Sonreíste al vernos llegar. Presentaste a tus amigos como Viktor, Benjamin y Heather. Todos parecen buenas personas, especialmente Heather, que es verdaderamente mona. Me sonrió cuando yo me presenté.

Y luego hubo más clases. Y este ha sido mi día, y supongo que no me puedo quejar. Solo espero que me siga yendo así de bien el resto del curso, y que no haya sido uno de esos días buenos entre un millón de malos.

Con cariño,

Connor

Las cartas de ConnorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora