Viernes, 20 de octubre de 2023

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Querido Sean:

Hoy ha sido un día lleno de noticias. Noticias que supongo que son buenas. Parece que octubre va a ser un buen mes.

Lo primero de todo es sobre Halloween. En la comida, Liv y yo nos hemos sentado con Ashley para ultimar los planes del 31. Y Ashley ha sido quien nos lo ha contado: piensa dar una fiesta en su casa. Pero no una fiesta como las que hemos hecho todos los años hasta ahora. Una fiesta de verdad. Con mucha gente, música a todo volumen y alcohol.

- Blake pone el alcohol- ha explicado, y parecía muy segura de su plan.

Blake, su hermanastro, es mayor de edad. Si él lleva las bebidas, y si también van sus amigos, que son mayores... Bueno, ya puedes imaginar de qué tipo de fiesta te estoy hablando.

Casi pude ver cómo el antiguo plan de un Halloween tranquilo se esfumaba ante mis ojos.

- Va a ser la polla- aseguró Ashley. Ahley siempre dice muchos tacos.

Liv parecía muy entusiasmada ante lo que Ashley le contaba. Ellas sí que son de ir a fiestas, de conocer a gente, de bailar y de disfrutar sin preocuparse por lo que pueda pasar. Ambas estaban visiblemente ilusionadas.

No sé si me hace mucha gracia este cambio de planes. Prefiero mil veces la idea anterior, de pasar una noche tranquila y divertida con amigos, a esta nueva de una fiesta multitudinaria. ¿Soy una persona aburrida por querer esto? A veces creo que sí.

Te conté las novedades de Halloween luego, en clase de Física, y me sorprendió tu reacción: parecía que la fiesta te hacía mucha más ilusión que el plan anterior. Al final resulta que soy yo el único raro que no quiere ir.

- ¿Por qué no quieres ir?- me preguntaste.

En ese momento, no supe explicártelo. Cualquier razón que se me ocurría sonaba absurda en mi cabeza, como un niño pequeño dando excusas. Después de todo, ¿qué clase de adolescente no quiere ir a disfrutar a una fiesta sin padres molestos? Pues uno aburrido.

Así que me encogí de hombros y no te contesté, y cambié de tema para que no me lo volvieras a preguntar.

Se me ha quitado parte de la ilusión que tenía por que llegara el día de Halloween. Es la primera vez que me pasa, así que me siento muy raro. Medio vacío. Es como si pensara en la fiesta y visualizara una montaña enorme frente a mí.

¿Es ansiedad social? Sea lo que sea, basta de darle vueltas. Cambio de tema.

Por la tarde, fui con Liv al centro comercial para comprar cosas de nuestros disfraces. Ella quiere ir de enfermera zombie; yo voy a disfrazarme de vampiro.

No tengo mucho presupuesto, por lo que voy a reutilizar parte de un traje elegante viejo de mi hermano para hacerme el disfraz. Así, solo me faltará la capa y algunos detalles.

Liv estaba un poco rara. Como distraída. Miraba el móvil más de lo normal, y mira que eso ya es bastante.

Al final, le pregunté qué le pasaba. Y me contestó, aunque parecía muy nerviosa.

- Estoy saliendo con un chico- confesó-. Se llama Gabriel.

- ¿Y no me lo habías contado?- exclamé, atónito.

- Es que me lo ha pedido hoy. Justo antes de quedar contigo.

Sonrió, pero era una sonrisa nerviosa. Dejé de mirar las dentaduras postizas y la miré a ella.

- ¿Es el chico al que perseguimos?

Asintió. Y me lo contó todo.

Después de perseguirlo por la calle, Gabriel la solicitó por Instagram. Liv le aceptó y comenzaron a hablar. A hablar un montón, todos los días. Y resulta que se gustaron. Quedaron hace dos días para verse, y se gustaron aún más. Y hoy quedaron también, una hora antes de que Liv viniera al centro comercial, y Gabriel le pidió salir.

- Y, bueno, ahora somos novios- acabó Liv-. No veas lo bien que besa.

Me eché a reír. Esa es mi Liv de siempre.

- Pero no se lo cuentes a nadie, ¿vale?- me pidió.

- ¿Por qué?- pregunté, sin acabar de entenderlo.

- Porque... - Liv respiró hondo- Porque es mayor de edad.

Sobra decir que me quedé muy impresionado. Cuando lo seguimos por la calle (¡parece que fue hace mil años!) yo le echaba nuestra edad, tal vez un año más o dos. Pero no cuatro, desde luego.

Liv me dijo que había quedado con él a las siete, y que si quería venir para conocerlo. Le dije que sí, porque soy su mejor amigo y tengo que darle el visto bueno a todos sus novios, tal y como ella hace con la gente que me gusta a mí. Además, sentía una curiosidad tremenda por saber más sobre Gabriel.

Después de la historia de Liv, seguimos mirando disfraces. Todo estaba bastante caro, así que he tenido que prescindir de la dentadura postiza. Liv me ha dicho que no importa.

- Tienes los colmillos bastante grandes, así que das el pego.

- A ver si voy a ser un vampiro de verdad, al final.

Ella se compró su disfraz de enfermera y maquillaje para hacerse heridas falsas. Yo me conformé con una capa negra de vampiro.

Dimos vueltas por el centro comercial. Entramos en tiendas de ropa y fantaseamos con conjuntos bonitos fuera de nuestro alcance. Y criticamos las prendas que parecían horteras, y resultó que no eran pocas.

Fuimos a un McDonald's a merendar. Pedimos un batido de Oreo y un gofre para compartir, y nos pusimos a hablar de nuestras tonterías. En un momento dado, yo dije una cosa que nos resultó muy graciosa, y nos reímos tanto que a Liv casi se le salió el batido por la nariz.

- ¡Se me ha congelado el cerebro!- exclamaba.

A las siete llegó Gabriel. Para ser sincero, no aparenta los veintiuno que tiene. Viste con ropa deportiva de marca y es muy alto; justo el tipo de chico que le gusta a Liv.

Ella nos presentó. Esperaba que Gabriel fuera un chulo como Ryan, ya que visten exactamente igual e incluso tienen el mismo corte de pelo, pero no fue así. Fue muy simpático conmigo. Me cayó bien.

Nos contó cosas de su vida, supongo que para que yo le conociera un poco. Por lo visto, está estudiando Medicina en la universidad. Quiere ser neurocirujano y vivir en California. A Liv le parece perfecto.

Incluso se ofreció a llevarnos en coche a casa. Tiene un Land Rover de segunda mano, pero dice que lo ha pintado de nuevo y que lo ha "reacondicionado". Está chulo, pero he echado en falta la sensación del aire revolviendo mi pelo que sí tengo en el tuyo.

Liv y él se han sentado en los asientos delanteros. Yo me he acomodado atrás. Han puesto la radio y han comenzado a hablar, y yo los he visto juntos y he pensado que parecían muy felices. Y me he acordado un montón de ti y de los paseos que dábamos en tu coche en verano, sin llegar a ninguna parte, solo dando vueltas y hablando de la vida.

Le he indicado mi calle a Gabriel y me ha dejado allí. Liv me ha dado un abrazo y me ha recordado que quiere foto cuando me lo pruebe todo. Le he asegurado que se la enviaré, y entonces he entrado en casa.

Supongo que es una buena noticia. Liv ha conseguido salir con el chico que le gusta y parece que es realmente feliz. Me alegro por ella, y de verdad.

Me parece que este año no vamos a decorar la casa con telarañas y calabazas. Antes lo hacíamos, pero creo que ahora estamos todos más ocupados y ya no tenemos tiempo.

En la cena con mi hermana, le he dicho que no hacía falta que me ayudara a poner la decoración, que podía hacerlo yo solo, y me ha dicho que no pusiera ni una telaraña de mentira en las ventanas.

- Es muy infantil- ha sido su respuesta cuando le he preguntado por qué.

Y así ha quedado la cosa.

Por cierto, tengo ganas de que sea lunes. Solo para verte a ti otra vez.

Con cariño,

Connor

Las cartas de ConnorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora