Martes, 31 de octubre de 2023

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Querido Sean:

Son pasadas las cuatro de la madrugada y aún no me he ido a dormir. ¿Cómo podría? Han pasado demasiadas cosas. Y aunque me metiera en la cama, no serviría de nada; seguro que me quedaría despierto pensando en todo lo que ha sucedido esta noche.

Empezaré por el principio, cómo no. Necesito poner en orden mis pensamientos, y últimamente me he dado cuenta de que escribirlo me ayuda. Así que allá vamos.

A las siete fui caminando hasta la casa de Liv, con mi disfraz metido en una bolsa de papel. Como todos los años, habíamos quedado para vestirnos y maquillarnos juntos; tardamos una hora más que si lo hiciéramos por separado porque no paramos de hablar y reírnos, pero es infinitamente más divertido.

Liv tiene una casa de dos plantas con un jardín trasero en el que cabe una piscina portátil en verano. Siempre que quedamos en la casa de uno de los dos, vamos a la suya, porque es más grande y no hay tan mal rollo como en la mía. De pequeño, alguna vez deseé que su familia me adoptara; claro, que no sucedió.

Después de cambiarnos (cada uno en una habitación, no me seas malpensado) Liv sacó su bolsa gigante de maquillaje, me sentó en la silla de su tocador y se dedicó a transformame en un vampiro. Y vaya si lo logró. Es una artista del maquillaje. Al mirarme en el espejo, casi no me reconocí.

- Pareces un vampiro de verdad- comentó, satisfecha-. Solo te falta engominarte el pelo.

- Ni de coña.

La ayudé a pintarse heridas falsas y costuras por toda la piel que se le veía. Antes de salir, nos hicimos quinientas fotos en su espejo de pie, y entonces ya nos juzgamos listos para irnos.

Había un ambiente buenísimo. Las casas decoradas, la gente disfrazada...Y las luces de las calabazas parecían mágicas.

Ashley y Blake nos habían dicho el día anterior que no iban a hacer la ronda de truco o trato, sino que se iban a quedar en casa ultimando detalles de la fiesta. Así que este año hemos salido contigo y tu grupo de amigos, y con el novio de Liv, que ahora viene con nosotros a casi todas partes.

En cuanto te vi con tu disfraz de demonio, casi me quedé sin respiración.

- Cierra la boca, o te entrará un bicho- me susurró Liv.

Tú también te sorprendiste al verme. Te acercaste a mí, me miraste de arriba abajo y dijiste:

- Solo te falta la gomina. Espero que no me muerdas...

- Esta noche aún no he mordido a nadie, así que quién sabe...

Yo creo que en ese momento estábamos tonteando. Ya sé que doy un poco de pena cuando ligo, pero a ti te hizo gracia mi comentario, y a mí me bastó con eso.

Recorrimos el vecindario de arriba a abajo. Aunque normalmente prefiero las quedadas con pocos amigos a un grupo numeroso, me lo pasé de miedo. Nunca mejor dicho.

Dejamos sin caramelos a prácticamente medio pueblo. Llamábamos al timbre de cada casa decorada y gritábamos "¡Truco o trato!" con tanto entusiasmo como cuando éramos pequeños. Una señora mayor incluso te dijo que tu disfraz era increíble. Al resto nos dio caramelos, pero a ti te regaló una Mars. Y de las grandes.

- Ten, para que no tengas que morderme- dijiste, y me ofreciste un trozo.

Y si eso no es tirarme la caña, no sé qué puede serlo.

¿Acaso podría ser todo más perfecto? Estaba riendo con gente a la que quiero, y me acababas de dar la mitad de tu chocolatina. Y, para hacerlo aún mejor, era Halloween. Todo estaba siendo mágico.

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⏰ Última actualización: 7 days ago ⏰

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