prólogo

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Yoongi

Montreal... Apenas podía creer que estuviera aquí.

Desde que aquel italiano me dijo dónde estaba mi hermano, esperaba que hubiera mentido. De alguna manera lo hubiera preferido.

Habría sido mucho más fácil de digerir haber sido traicionado por un Guido que por mi propia sangre.

También habría sido mucho más fácil imponer mi venganza y hacerle sufrir.

Sin embargo, herir a Seho podría darme un par de noches de insomnio.

Desde que desapareció en mitad de la noche hace más de dos años, esperaba que fuera por una razón que no fuese por traición.

Tal vez lo secuestraran, drogaran o incluso mataran, y aunque la última opción me causaba una punzada de dolor, la habría preferido a que escupiera sobre todas nuestras normas y tradiciones y se marchara con total desprecio por la familia, el legado y, sobre todo, por mí.

Había cuidado de él, había sufrido la punitiva mano de nuestro padre en su lugar, y había acabado criándolo tras el fallecimiento de este, y sin embargo, cuando llegó su momento de jurar lealtad al clan, desapareció sin dejar rastro.

Cuando se abrió la puerta del insignificante taller de barrio, me enderecé en el asiento, dejando desvanecer cualquier oscuro pensamiento.

Me calé la gorra de los Montreal Canadiens que llevaba puesta, a pesar de estar en un coche con cristales tintados, y lo observé.

Seho, mientras seguía la misma aburrida rutina de los últimos tres días, era completamente inconsciente ante el hecho de estar siendo observado en cada uno de sus movimientos. Se había vuelto demasiado confiado pensando que estaba a salvo.

¿Se imaginaba que me habría rendido? ¿Había olvidado lo vengativo que podía llegar a ser, sobre todo cuando me traicionaba alguien que me importaba?

Lo seguí con la mirada mientras silbaba y caminaba por la acera vestido con su mono azul, los dedos manchados de grasa negra.

Debería haberlo atrapado tan pronto como lo vi y llevármelo de vuelta a Boston para hacer valer mi venganza. El conocimiento era poder, siempre lo había sido, y yo quería saberlo todo sobre esta versión de Seho.

Esperaba encontrar todas y cada una de sus debilidades, grandes o pequeñas, y arrebatárselas, torturarlo y hacerle sufrir como él había querido hacerme sufrir a mí.

Entró en el mismo pequeño café de los dos días anteriores. Sonreí al ver, a pesar de la distancia, cómo se iluminaba su rostro al ver al chico delgado con gafas, aproximarse a él con un menú en la mano. Había encontrado su punto débil y un camino directo a su tierno corazón.

Ahora era el momento de vengarme...
Me iba a llevar a su chico.

....





●Romance, Yoonmin, doncel, mafia,+18
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