dieciocho

220 44 10
                                    

Jimin

—¿Nueva York? —Me encontré con los ojos de Yoongi en el espejo mientras terminábamos de secarnos tras la ducha.

Se frotó el pelo con la toalla.

—No paras de hablar de ello. ¿No quieres visitarlo? —preguntó rodeándose el cuello con la toalla.

—No, sí, yo ...—dejé caer los ojos sobre el fregadero mientras cogía el cepillo.

Se acercó por detrás, me rodeó la cintura con los brazos y me besó la nuca.

—¿Qué es?

—¿Estás seguro que es el momento adecuado? —¿Cómo iba a decirle que hacía solo tres semanas que me había mudado a su .. no, a nuestro  dormitorio, y que aún me estaba acostumbrando a esta dinámica desconocida? Necesitaba más antelación, planificar todo el viaje y un itinerario muy detallado.—La espontaneidad no es mi fuerte.

—¿No lo es? —Pasó sus labios de un lado a otro por mi nuca—. Y sin embargo, hace dos días eras tú él que quería ir a probar una habitación en The Rabbit Hole.

—Yo …—Me sonrojé al recordar todo lo que hicimos en el extraño columpio—. No es lo mismo, somos tú y yo—admití, inclinándome un poco contra él—. Nunca tengo miedo cuando estamos solos tú y yo.

Dejó de besarme y se miró en el espejo, su expresión seria y cariñosa a la vez. No tenía idea que pudiera ser las dos cosas al mismo tiempo y sin embargo...

—No tienes idea lo que significan para mí todas estas admisiones, Jimin. —Suspiró mientras rompía su abrazo conmigo—. Prepárate, cariño. Podemos hablar de ello cuando termines.

Terminé mi rutina en el orden previsto y encontré a Yoongi vestido con unos pantalones negros y un polo azul, su aspecto mucho más informal de lo habitual.

Entré discretamente en el vestidor y me enfundé un pantalón marrón de pernera ancha y una camisa color óxido con cuello de pico. Una de las decenas de prendas que mi adorable novio me había comprado en las últimas semanas.

Novio. Sonreí mientras me pasaba los dedos por el cabello. Tenía novio. Un novio que me conocía perfectamente y que seguía amándome …excentricidades y todo. Un novio al que amaba más que a nada en el mundo.

Volví a pasar por la habitación y encontré a Yoongi sentado en la cama con una carpeta en la mano.

—Esto es para ti. —La extendió hacia mí.

Di unos pasos cautelosos, pero la acepté y, al abrirla, casi me entraron ganas de llorar tanto de alivio como de adoración por aquel hombre. Era un itinerario paso a paso del viaje. Era de una precisión militar y cada parada estaba detallada en otra página.

Levanté la vista, segura que se notaba en mi rostro el asombro y la adoración que sentía por él, ya que me sonrió brillantemente.

—Te conozco, éan beag. Te conozco bien, y todas esas rarezas que tú consideras defectos, yo las encuentro, entrañables. Te amo, y lo único que quiero es que seas feliz. ¿Qué me dices? ¿Nos vamos hoy a Nueva York?

Asentí en silencio, demasiado emocionado para hablar.

Se levantó.

—Perfecto, el coche está esperando. Te he hecho la maleta esta mañana antes que despertaras y, antes que te preocupes, te he metido el segundo neceser y los tres juegos de emergencia, el de primeros auxilios, el de batería y el de información médica.

Levanté la vista y fruncí los labios, haciéndolo reír. Era mi forma no verbal de pedirle un beso. Me besó rápidamente, y no pude evitar anhelar más.

Merciless Protector Donde viven las historias. Descúbrelo ahora