VI

283 41 39
                                        

Una vez que la pesada puerta de roble se cerró tras ella con un chirrido prolongado, Mandy avanzó con paso firme hasta su escritorio de caoba, donde se dejó caer suavemente sobre la madera. Sus manos reposaron sobre los bordes, pero su mirada, se perdió en algún rincón sombrío de la cámara. Así permaneció, inmóvil, como si el mismo tiempo hubiera decidido detenerse a su alrededor. Ni el susurro del viento ni el crujido de las velas parecían perturbarla hasta que un golpeteo en la puerta resonó, haciendo que su corazón diera un pequeño vuelco.

"Adelante." dijo con voz controlada, mientras recuperaba la compostura en un instante. Con un ademán fugaz, tomó algunos pergaminos que yacían desperdigados sobre la mesa y fingió escribir algo, con su pluma deslizándose sobre el papel sin rumbo.

La puerta se abrió entonces, revelando una cabellera de un peculiar tono rosado que contrastaba violentamente con los tonos apagados de la sala, provocando que los ojos de la reina se estrecharan por la sorpresa. No recordaba haber solicitado su presencia, y esa interrupción solo aumentaba su desconcierto.

"¿Sucede algo?" inquirió Mandy con seriedad.

"¿Ha de estar cayéndose el mismísimo reino para que me recibas con agrado? ¿Es eso lo que insinuas?" respondió Melodie con un dejo de sorna, mientras se acercaba al escritorio con desenfado, tomando después una de las sillas de la habitación. Cruzó las piernas y se acomodó con altivez en la silla de madera frente a ella.

La reina arqueó una ceja, apenas ocultando el desagrado que le causaba aquella interrupción inoportuna. Dando la vuelta al escritorio con un movimiento ágil, se dejó caer en su propia silla sin dignarse a mirar a Melodie, sumergiéndose en sus propios pensamientos.

"Hace poco me enteré, por bocas ajenas, claro, que recientemente trajiste a un joven a este castillo." comenzó Melodie, con un tono deliberadamente casual, aunque la chispa de curiosidad en sus ojos la traicionaba.

Mandy se limitó a mirarla con un desdén palpable, sin ofrecer respuesta alguna. Llevándose las manos a la cara en un gesto que delataba su frustración, pensó en lo absurdo que resultaba que aquella mujer viniera a interrogarla por un rumor. El tedio de aquella conversación comenzaba a agobiarla.

"¿Es cierto que es... atractivo?" añadió Melodie con una sonrisa juguetona.

El pelirrojo cruzó por la mente de Mandy fugazmente. La imagen de su rostro encendido por la furia, los ojos brillantes de rabia, y las orejas enrojecidas le vino a la mente, pero lo apartó con un leve fruncir del ceño. Lo último que deseaba era que ella dirigiera su atención hacia él.

"Si eso es lo que te trae aquí, te sugiero que te marches. No quisiera que Draco supiera que has venido aquí para indagar sobre otro hombre."

Melodie tan solo se acomodó en su asiento, carraspeando.

"Hombre que, ahora, por cierto, es mi esposo." soltó Mandy sin más preámbulo, observando cómo la pequeña sonrisa en el rostro de la contraria se desvanecía por un instante.

Melodie la miró fijamente, tratando de descifrar si aquello era una burla o si Mandy hablaba en serio. La reina, quien siempre se había mostrado distante y hostil incluso con quienes la rodeaban, ¿se había casado en secreto? Y más aún, ¿se había desposado en apenas unos días?

"No espero que lo entiendas, Melodie." añadió la morena, con sus palabras cargadas de irritación. "Y mucho menos quiero que lo hagas"

Melodie entrecerró los ojos, con una sonrisa extendiéndose por su rostro como si hubiera descifrado un acertijo. Se inclinó hacia adelante, apoyando ambos codos sobre el escritorio, y su mirada juguetona atrapó la atención de la reina.

[KISMET] \ (Mandy x Chester)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora