Prólogo

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Nicholas.

1 años atrás...

La música hace que las paredes retumben.

Meto la mano en el bolsillo de mis pantalones e inmediatamente encuentro la pequeña bolsa de plástico que me había proveído Dalton, el hermano mayor de Derek, por lo que no puedo evitar sentir una oleada de anticipación recorriéndome el cuerpo. Miro hacia la puerta del baño, asegurándome de que nadie esté esperando fuera, y me agacho junto al pequeño lavabo, buscando un poco de privacidad.

Con movimientos precisos, saco el pequeño espejo y el billete enrollado que llevaba en mi bolsillo. Vierto un poco del polvo blanco sobre el espejo y lo organizo en una línea recta con una tarjeta.

Todo lo que me importa en este momento es la sensación que vendrá.

Inhalo profundamente por la nariz.

El ardor familiar en mis fosas nasales es instantáneo. Cierro los ojos por un segundo, permitiendo que la euforia se expanda por mi cuerpo. Siento una chispa de energía recorrerme, desde el cerebro hasta la punta de los dedos.

Mi corazón empieza a latir con más fuerza.

Joder, sí.

Guardo el espejo y el billete con calma, sacudiendo la arena de mis pantalones mientras me pongo de pie sacando mi teléfono móvil de mi bolsillo.

Derek: Dónde cojones estás??

Suspiro, observando mi rostro en el espejo que hay colgado en la pared y limpio los restos de cocaína que habían alrededor de mi nariz.

No sé cómo ese tremendo hijo de puta puede seguir con su vida normal después de toda la mierda que nos ha tocado vivir en los últimos meses, sin embargo, eso es lo que me gusta de mi mejor amigo, siempre tiene los pies en la tierra y la cabeza lo suficientemente fría como para no dejar que nada nos joda los planes.

Salgo del baño, agitado por el subidón y bajo las escaleras a paso apresurado, escuchando como se intensifica el ruido de la música y saludando a algunos personajes irrelevantes de los cuales no recuerdo ni su nombre, pero por razones obvias, hacen un esfuerzo por agradarme.

Rodeo las escaleras hacia la puerta de corredera que da hacia la piscina.

No tardo en encontrar a Derek, que me lanza una mirada que debería parecer seria, pero sabiendo cómo es, no puedo evitar reírme un poco.

—¿Dónde coño estabas? —pregunta, aunque su tono es más de curiosidad que de preocupación real. Lo conozco lo suficiente como para saber que lo suyo no es regañarme, solo quiere estar al tanto de todo lo que hago.

Es peor que una novia tóxica.

Me río, sintiendo aún el subidón recorriendo mis venas. No voy a inventarme excusas con Derek, él sabe perfectamente lo que estaba haciendo.

—Poniéndome contento, cabronazo —le suelto, metiéndome las manos en los bolsillos—. Ahora soy un chico Yale.

Derek asiente, pero con una sonrisa pícara en los labios, como si lo entendiera perfectamente. Y lo hace, claro, él también lo hace. El rubio se encoge de hombros, dándome la razón, como si drogarse fuera tan normal como pedir una pizza.

—Tu eres tonto, chaval. Deja de meterte esa mierda. —bromea, pero se calla de inmediato al ver que hay alguien más escuchándonos.

Hablando de novias tóxicas.

 Appearances ; Nicholas Alexander ChavezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora