Capítulo 18

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Nicholas.

Estoy sentado en la sala de espera del hospital, el ambiente es frío, impersonal. La luz fluorescente parpadea suavemente sobre mi cabeza. Joder, es un sitio tan asqueroso, me recuerda a cuando yo estuve ingresado. Estoy aquí, esperando, pero mi mente no para de dar vueltas.

¿Cómo ha pasado esto?

Cuando encuentre a ese maniaco voy a matarlo con mis propias manos.

A mi lado, Abigail está fumándose un cigarro, inhalando profundamente, como si lo necesitara para calmarse, o tal vez para mantener la rabia a raya. Sus dedos se cierran alrededor del filtro, y me pasa la caja. Sin pensarlo mucho, tomo uno, encendiendo el cigarro con un encendedor de metal. La bocanada es amarga, igual que todo lo que ha pasado hoy. Como si cada exhalación fuera un intento de soltar algo, pero siempre hay más mierda acumulándose. No entiendo cómo algo tan simple puede volverse tan caótico. Amelia, por un segundo, estuvo a mi alcance, y ahora... ahora me siento completamente impotente.

— No lo entiendo — digo, con voz rasposa, mirando al frente sin enfocarme en nada en particular—. Tengo a Amelia en mis manos y un puto segundo después... se me escapa.

Abigail se enciende otro cigarro con esa calma que le caracteriza. Su mirada es fría, calculadora, y por un momento siento que me está midiendo, evaluando si soy un estúpido o simplemente no me estoy dando cuenta de lo que realmente está pasando.

— ¿Viste a Jesse? —pregunta, como si fuera algo completamente normal, como si la pregunta fuera lo que menos importara.

El cigarro quema lentamente entre mis dedos mientras me giro hacia ella. No sé si el humo me está nublando la mente o si simplemente no quiero pensar en eso, pero su pregunta me da un golpe directo en el pecho. No necesito decirlo en voz alta, su expresión ya me da la respuesta.

— ¿Estuviste detrás de eso? —pregunto, mi tono algo más áspero de lo que pretendía, pero ya no me importa.

Abigail solo asiente, su expresión vacía, como si todo esto fuera solo un juego más para ella.

— Tú sabes cómo es mister perfecto... Si Amelia lo tiene prácticamente a dos velas, no lo iba a rechazar. — Sus palabras salen de su boca como si hablara de un plan perfectamente calculado. Ella tiene razón.

Respiro hondo, tratando de calmar la ansiedad que me consume.

— Hemos vuelto a besarnos, —le digo, mirando al suelo antes de mirar a Abigail de nuevo. — y esta vez casi lo tenía, Abigail, casi me la follo.

Sus ojos brillan un poco, y aunque su expresión sigue siendo seria, puedo notar la satisfacción en su mirada. Se reclina un poco hacia atrás en su asiento, exhalando una bocanada de humo, como si el cigarro fuera su única válvula de escape.

— Eso es bueno, —dice, con una sonrisa que no llega a sus ojos—. Tenemos que empezar a organizar la boda cuanto antes, Nicholas, que todo esto acabe de una vez, que Amelia caiga y seamos libres.

La idea de la boda me hace gruñir internamente. No tengo ganas de hablar de eso. No ahora.

— Primero tenemos que superar el juicio, —respondo, con un toque de irritación, como si estuviera agobiado solo de pensarlo. Toda esta mierda de la cara de América...

Abigail asiente sin decir nada más, como si lo entendiera. No estoy seguro de si lo hace o si simplemente está esperando que todo esto pase lo más rápido posible, igual que yo.

El cigarro se apaga lentamente entre mis dedos, y un silencio incómodo se instala entre nosotros. Pero no puedo dejar de pensar en Amelia. En cómo todo lo que está pasando tiene que ver con ella. Y sobre todo, en ese maldito "Tulipán Negro".

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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 Appearances ; Nicholas Alexander ChavezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora