Amelia.
Corro por el pasillo sin detenerme, mis pasos rápidos resonando en las paredes. El aire parece volverse más denso a cada segundo, mi pecho sube y baja con fuerza, pero no me importa. Tengo que alejarme de él. De Nicholas. De todo esto.
Lo que acaba de suceder en esa habitación me ha dejado fuera de lugar, perdida en medio de sentimientos que no sé cómo clasificar. Odio cómo me hace sentir. Odio cómo cada palabra, cada mirada suya parece tener un poder sobre mí que no puedo controlar. Y lo peor es que a pesar de todo, una parte de mí... lo desea. Aunque no quiera reconocerlo.
¿Qué me está pasando?
Casi tropiezo con las escaleras cuando bajo de golpe, sintiendo la adrenalina desbordándose en mi cuerpo. No me importa nada más. Sólo quiero escapar de su presencia, de esa tensión que sigue zumbando en el aire, como un eco imposible de callar.
Pero entonces, justo cuando estoy a punto de llegar a la abajo, escucho la voz de mi abuela detrás de mí.
—¿Dónde vas con tanta prisa, cielo? —pregunta mi abuela con una expresión de sorpresa en su rostro.
Me detengo en seco, casi tropezando en mi intento por frenarme, y obligo a mis pensamientos a calmarse. Intento adoptar una expresión relajada, aunque sé que mi respiración aún es errática y mis mejillas deben estar rojas.
—Ah, sólo... quería tomar un poco de aire —improviso, tratando de sonar casual, aunque ni siquiera puedo mantenerle la mirada a mi abuela.
Ella frunce el ceño, mirándome con esa mezcla de curiosidad y suspicacia que siempre ha tenido. Conoce cada uno de mis gestos, cada detalle que delate algo, y me cuesta mantener mi fachada bajo su escrutinio.
—¿Es por Jesse? —pregunta, con una sonrisa en los labios que no logro interpretar.
El simple sonido del nombre de mi prometido me hace tensarme de inmediato, y me esfuerzo por no reaccionar demasiado. Aunque es inútil. Mi abuela lo nota.
— Ya sabes, problemitas antes de la boda —respondo demasiado rápido, como si esa respuesta no pudiera sonar más sospechosa. Ella me dedica una mirada cargada de escepticismo, y sé que no la engaño ni un poco.
Suspira, y me toma de la mano, llevándome hacia uno de los sillones en la sala principal. La luz del atardecer se filtra por las ventanas, creando un ambiente cálido y sereno, justo lo opuesto a cómo me siento por dentro.
—Amelia, cariño, he visto cómo te trata... y cómo te mira. —Su voz es suave, como si estuviera revelando un secreto que ya conoce—. Se nota que te quiere, no te preocupes.
— Ya lo sé... es solo que —protesto en voz baja, aunque hasta a mí me suena como una débil defensa. No puedo evitar morderme el labio, sintiendo una mezcla de vergüenza y confusión al recordar el beso con Nicholas.
La intensidad con la que me besó, aunque solo fuera durante un segundo, como si en ese momento hubiera querido arrancarme toda resistencia. Como si quisiera destruir cada barrera que puse entre nosotros.
Mi abuela me mira con una ternura que me desarma, y me acaricia la mano con suavidad.
—Amelia, a veces los sentimientos son más complejos de lo que quisiéramos admitir, y está bien... es normal. —Hace una pausa, observándome—. Pero quiero que recuerdes algo, nunca le hagas daño a las personas que darían todo por ti.
Su consejo me golpea más de lo que me gustaría, y desvío la mirada, sin saber cómo responder. La imagen de Nicholas sigue rondando en mi mente, su cercanía, la manera en que me miró, como si pudiera ver a través de todas mis defensas.
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Appearances ; Nicholas Alexander Chavez
FanfictionAmelia Collaway vive atrapada en la perfección que su familia espera de ella. Con un futuro brillante y un prometido ideal, su vida da un giro inesperado. Nicholas Chavez, atractivo el prometido de su hermana menor. Carismático. Frio. Calculador...