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HABIA PASADO, aproximadamente, cinco días desde que llegué a este lugar, y definitivamente ya quería irme.
Estaba segura de que había otra persona que compartía ese deseo.
Hace unos tres días conocí a una chica, que no era precisamente agradable.
Sin embargo, la entendía, ya que me enteré de que era la exnovia del estúpido del Hipo-pótamo. Lo peor de todo es que, supuestamente, yo fui la que "arruinó la relación".
Puff, por favor, chica, si quieres te regalo al muchacho.
Cada momento que me la cruzaba se sentía más pesado, el odio que tenia hacia mí era obvio, y el ambiente se volvía cada vez más incómodo.
A veces, la chica me lanzaba miradas fulminantes, como si mi mera presencia fuera un recordatorio de lo que había perdido.
¡Ni siquiera paso una semana!
Aunque trataba de ignorarla, no podía evitar sentir que me había convertido en el centro de un drama del que no quería ser parte.
La idea de que había causado la ruptura me resultaba absurda, pero no podía cambiar lo que pensaban los demás.
¿Tanto odio por un simple chico, es enserio?
No voy a mentir, a veces me da ganas de tirarla de una montaña con mi telequinesis, pero, no me gusta pelear entre mujeres, y mucho menos, por un simple chico.
Si, quizás Hiccup tenga algo que le hace ser tan atractivo, pero, no es la gran cosa, no pelearia por él, pero si contra él.
En si, lo que más deseaba en estos momentos era salir de aquí y dejar atrás toda esa confusión.
Además extrañaba mucho a mis amigos y mi familia.
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Estaba tranquila explorando Berk cuando, de repente, me choqué con alguien.
Alcé la mirada y vi a una chica castaña con ojos acaramelados que me miraba con desdén.
── Oh, disculpa, no te vi ── dije, sintiendo la incomodidad en el aire.
── Sí, claro, no eres la única que no me ve ── respondió, con una mirada que me hizo sentir como si... ¿me odiara?