Amelia's Pov
Lidia me había llamado otra vez. Insistía como lo ha hecho durante semanas.
—Amelia, ¡por favor! ¿Qué tengo que hacer para que digas que sí? Sos mi mejor amiga, ¡tenés que ser mi madrina! —su voz estaba cargada de esa energía que siempre tenía cuando se proponía algo. Y en este caso, su boda.
—Lidia, no sé… —intenté sonar firme, pero me resultaba difícil. El problema no era la boda.
El problema era Enzo.
El nombre se me atascaba en la garganta.
Lo conocí porque era el mejor amigo de Lidia, y había sido lo más maravilloso que me pasó. Pero ahora, todo estaba roto.
Terminar con él me había dejado vacía, y la idea de verlo nuevamente como padrino de la boda de su mejor amigo me hacía estremecer.
—Sé lo que estás pensando —Lidia interrumpió mis pensamientos—. Pero ya pasaron dos años, Amelia. No podés evitarlo para siempre. ¿De verdad vas a dejar que una relación del pasado arruine este día tan importante?
Suspiré.
Era la boda de mi mejor amiga, y yo quería estar ahí para ella. Pero la sola idea de cruzar miradas con Enzo, recordar todo lo que habíamos sido… me aterrorizaba.
—No lo sé, Lidia —dije finalmente, mirando por la ventana como si el viento pudiera llevarse mis dudas—. No sé si puedo. No sé si estoy lista para verlo otra vez.
—Lo superarás —me dijo con una calma que yo no sentía—. Y tal vez… sea una oportunidad para cerrar ese capítulo de tu vida. Hacelo por mí, ¿sí?
Cerré los ojos y, sin poder evitarlo, me vi parada en la iglesia, en ese vestido azul marino que ella había elegido para mí, sintiendo su mano apretar la mía antes de que llegara el momento de enfrentarme a lo que había estado evitando.
A él.
—Está bien —murmuré, aunque mi corazón latía a toda prisa—. Seré tu madrina.
Enzo's Pov
No sé cuántas veces he ignorado las llamadas de Daniel en la última semana, pero esta vez lo atendí sin pensar.
—¿Qué querés, Dani? —dije, con más rudeza de la que pretendía.
—No me vengas con esa actitud, hermano —replicó al instante, como siempre lo hacía cuando no le seguía el juego—. Sabés bien lo que quiero. Necesito que seas mi padrino. Es mi boda, Enzo.
Suspiré, pasando una mano por el cabello.
Era su boda.
Mi mejor amigo, el tipo que siempre había estado para mí. ¿Cómo podía decirle que no?