Debo cambiar

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"No saldré de esta tina hasta que se me ocurra un verso" 

decía, mientras las aguas purificaban mi insensatez; 

siendo sincero, nunca sentí vergüenza, ni pudor, ni asco, 

solo pude sentirlo al ver mi cuerpo y su desnudez; 

los bellos en mi piel son testimonio 

de la muerte de mi juventud y el nacimiento de mi vejez... 

Un anciano acaba de nacer; 

un viejo que quiere tener infancia, 

tras nacer por cesárea 

del parto que dio muerte al ayer; 

el vejestorio fue parido, 

pero no en un parto al revés; 

nació con pelaje en su ombligo 

para que le salgan canas después. 

La madurez me persigue, 

en la calle del lamento, 

más yo la evito al sumergirme 

en la humedad de la vereda 

y su cemento fresco... 

Muchos familiares se fueron sin ver un cambio, 

yéndose con ellos la fe en mí; 

aún hasta hoy extraño a mi abuela, 

y por eso le dedico estas letras 

moldeadas con esta tinta suelta... 

Querida abuela, tu nombre era María; 

hace tiempo pude fumarte, 

y qué buen humo desprendías 

cuando yo andaba buscando colillas, 

y entre tanto tabaco pude verte; 

oh, lágrima húmeda, 

que extingue la llama de mi alegría... 

Oh, abuela, ¿por qué aún sufro por ti cada día? 

Hacia ti se dirigía el puñal, 

pero fue a mí a quien dañaste; 

la lluvia la frenaste 

evitando el crecimiento del mar. 

¿Será que Dios estaba orinando y tú le pusiste pañal? 

Tal como lo hacías conmigo, 

y en el más allá conservas aún el sentimiento maternal; 

no estoy seguro de si el cielo y Dios existan, 

pero no por eso justifico mi mal; 

tal vez deba cambiar, 

para poder enorgullecerte 

mientras pisas las nubes en el altar...

Ángel de SodomaWhere stories live. Discover now