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Después de algunos minutos, el doctor Carlisle volvio con su maletin en mano y me indico que lo siguiera, caminamos por el estacionamiento asta detenernos frente a un auto último modelo, donde nos montamos para partir sin rumbo alguno.
─ ¿Donde te gustaría charlar? ─ Pregunto sin dejar de mirar el camino.
─ En su casa… Si es posible.
─ No creo que sea…
─ Debe de ser en su casa ─Lo interrumpí siendo firme.
Carlisle me miro, por la forma en que relamí mis labios y movi las cejas el entendió todo, por lo que no dijo nada mas asta que nos detuvimos frente a su hermosa vivienda. Al bajar del auto no tuve tiempo de admirar la casa como debía pues seguí por detrás al hombre, quien subió por las escaleras de cristal asta la sala.
─ Carlisle…
Esme, me miró, moviendo su nariz al percatarse de mi olor, olor sangre fresca.
─ Wow, hola querida ─ Me saludo ofreciendome una linda sonrisa. La mujer es tal como en el libro, es linda, hermosa, elegante y educada.
─ Mucho gusto.
─ El gusto es mío ─ Me sonrió nuevamente sujetando mi mano ─ ¿Quieres algo de beber?…
─ Amor ─ La Interrumpió ─ Debemos hablar todos juntos, podrías ir en búsqueda de los chicos.
Esme no puso ningún pero, simplemente camino por la sala asta perderse por el pasillo. En segundos llegaron todos, Edward, Alice, Emmett, Rosalie, Esme y por último jasper.
─ ¿Que hace ella aqui? ─ Hablo la rubia molesta deteniéndose a varios metros de mi.
─ Rosalie, por favor, no empecemos.
Ella rodo los ojos, tomando la acariciando la mano de su novio para tomar asiento en uno de los sillones. De repente hice contacto visual con Jasper, quien seguramente ya presentía todo.
