Capitulo 13

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Buenas 😺
¿Cómo están? Espero que bien

Me gustaría hablar de unas cositas antes de iniciar con este capítulo: en primer lugar, quiero agradecerles de todo corazón por el apoyo y amor que le están dando a está historia, los amo y perdón por no haberlo dicho antes 💖

Segundo, por el bien de la trama del fanfic tuve que jugar un poco con el canon. Aquí los eventos de "Slash, el Destructor" sucederán antes que los de "Blanco: Abril O'Neil" esto para que todo cuadre como lo tengo pensado 😼

Y-... ¿Yo diría que eso sería todo?
¡Espero y disfruten de la lectura! ¡Se les quiere, y mucho! <3 ✨

[ . . . ]

     Eran parte de su familia.

Spike lo sabía, Rafael se lo había dejado muy en claro; Stella y Andrómeda eran parte de su familia, y por ende, su deber también era velar por la seguridad de esas niñas.

Mordió perezosamente su hoja de lechuga, sintiendo las curiosas miradas de las tortugas más jóvenes sobre él. Levantó la cabeza, devolviéndole la mirada a las bebés; ambas estaban en su cochecito, con Andrómeda con su mano metida en la boca y Stella sosteniendo perezosamente un osito de peluche.

Las niñas sonrieron, sintiéndose felices de tener su atención y chillaron. Sonrió, realmente disfrutaba la presencia de esas dos niñas, ¡Eran un amor!

Stella dejó caer su peluche y extendió sus manos, moviéndose inquieta y queriendo tocarlo, rápidamente Andrómeda le siguió el juego, finalmente sacándose su mano de la boca e imitando a su hermana.

Ew, baba de bebé... Pensó, no pudiendo evitar hacer una mueca al ver el hilo de saliva que aún conectaba la boca de Andrómeda con su mano. Si, sería mejor que ellas lo siguieran viendo de lejitos.

Giró su cabeza hacia Splinter; el hombre rata tarareó, dándole una rápida mirada sobre su hombro tanto como a él como a las niñas antes de volver a su tarea principal de enfriar los biberones.

Eran solo ellos cuatro en la guardia, Rafael y los otros habían salido a una misión hace rato. No lo iba a negar, extrañaba a Rafael y estaba empezando a contar los minutos para que regresará y escucharlo hablar de lo que habían hecho esa noche, la curiosidad carcomiendolo mientras trataba de imaginarse las aventuras que su dueño de rojo había tenido con sus hermanos.

Ojalá poder ir con ellos...

—Hora de comer —la voz de Splinter irrumpió, girandose y yendo hacia ellos con los dos biberones en mano. —Gracias por vigilarlas, Spike.

Levantó la cabeza. No hay de que, pensó, porque en efecto, había hecho un excelente trabajo, ¡Y también las había entretenido mientras comía!

Mientras veía como Splinter empezaba a maniobrar para sostener a ambas bebés y alimentarlas a la vez, decidió volver a su deliciosa hoja de lechuga a medio comer. Empezó a masticar con cuidado, cada cierto tiempo volviendo su atención a sus otros acompañantes.

No pasó mucho para que las niñas terminarán de comer, y sus pequeños eructos mientras Splinter les sacaba el gas. Decidió apurarse, sabiendo de antemano que era señal de que pronto saldrían de la cocina, y dicho y hecho, no pasó mucho para sentir la pata de Splinter levantarlo y acomodarlo sobre su hombro.

Stella chilló, sonriéndole al ver lo cerca que estaban, solo se limitó a devolverle el gesto.

Pronto se instalaron en la sala, y la melodía pegadiza de las canciones infantiles llenaron el lugar. Spike movió suavemente la cabeza al ritmo, empezaba a disfrutarlas; sus favoritas se habían vuelto "El perro Bingo" y "Las ruedas del autobús", las favoritas de las gemelas también.

Realmente no pasaron ni siete minutos cuando Splinter apagó el televisor. Se giró hacia el hombre rata a la par de las bebés, igual de indignado que ellas por la interrupción.

—Ya es hora de dormir —explicó con tranquilidad, levantándose del sofá.

¡Por favor! ¡Todavía es muy temprano! Se quejó mentalmente, dándole una mirada de desaprobación al hombre rata, las niñas no tardaron en seguir su ejemplo, empezando a gimotear y amenazando con llorar. Splinter solo se burló, negando.

—Papá se enojará si llega y no las encuentra dormidas —fue su única respuesta, respuesta que dejó a Spike con un desagradable sabor de boca.

Ugh, Leonardo pensó con desaprobación, como siempre, el responsable de acabar con la diversión o las cosas buenas. ¡Realmente odiaba a ese tipo! Toda su vida había escuchado quejas por parte de Rafael hacia su persona, como siempre se creía el mejor en todo y su estúpida fanfarronería sobre lo bien que hacía las cosas, siempre haciéndole la vida imposible a Rafael.

Y ahora, ¡También a Stella y Andrómeda! ¿Porque todo tenía que ser como el lo decía? Ambas niñas ya debían empezar a tomar sus propias decisiones, además, ¡Era muy temprano para que se fueran a dormir!

Oh, realmente odiaba a ese tipo, a veces quisiera ser más alto, un mutante, y así talvez poder darle un buen golpe y acabar con su estúpido ego.

No entendía por qué esos alienígenas de los que tanto hablaba Rafael habían creado a Stella y Andrómeda a base del no-se-acuerda-bien-que-era de Leonardo en lugar del de Rafael, ¡Sabía que él haría un mejor papel de padre que el tonto de Leonardo! Con la única excepción siendo el nombre. Rafael era terrible en eso.

Hizo una mueca cuando fue devuelto a su lugar en la habitación de Rafael, frunciendo levemente el ceño mientras veía a Splinter salir con ambas niñas. ¡Pongan resistencia! ¡Luchen! ¡Todavía es muy temprano para dormir! Gritó en su cabeza, observando como las dos bebés mantenían su ceño fruncido y se movían inquietas.

Oh, como le gustaría poder hablar; tenía tanto por decir, tanto que quería expresar. Resopló, empezando a pisotear con enojo y fuerza.

Maldito seas, Leonardo Hamato pensó con resentimiento.

[ . . . ]

El brillo era hipnotizante, no lo iba a negar. El frasco de mutágeno brillaba con intensidad enfrente suyo, invitándolo a acercarse.

Sabía lo que hacía esa cosa, había escuchado a Rafael hablar de ella múltiples veces; si lo tocaba, se iba a convertir, sería como Rafael, iba a poder hablar y sería más rápido.

Y también podría hacer justicia.

Ese día los hermanos de Rafael habían sido más molestos de lo habitual, sobre todo Leonardo. Si lo tocaba, si se convertía-... Podía hacer feliz a Rafael, cumpliría sus deseos y lo que quería.

Y también podría sacar a Stella y Andrómeda del estúpido control de Leonardo. Sonrió, ¡Oh, si! ¡Todo iba a ser tan perfecto!

Caminó con decisión, sus ojos brillando con anticipación y emoción.

Mientras más se acercaba, podía escuchar un suave susurró, incitandolo a seguir adelante y hacer lo que tenía en mente. Spike entrecerró los ojos, si sonrisa extendiéndose aún más.

Alguien tenía que poner un orden en esa guardia, alguien tenía que hacer las cosas correctamente, alguien tenía que hacer los deseos de Rafael realidad.

Y ese iba a ser él.

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⏰ Última actualización: Oct 06 ⏰

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𝐓𝐰𝐨 𝐥𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐓𝐮𝐫𝐭𝐥𝐞𝐬 | TMNTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora