Capítulo 09

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     Habían pasado exactamente tres semanas desde el intento de invasión de los Kraang y el nacimiento de Stella y Andrómeda. Durante este tiempo Abril no había ido con tanta frecuencia a la guardia, quedándose con su padre y tratando de recuperar el tiempo perdido en los últimos meses tras el secuestro de su papá, aún así, Abril había estado preguntando con frecuencia el estado de las niñas.

Los que más se las presumían era Rafael y Mikey, ambos enviando videos e imágenes por igual de las bebés, Donatello también había sido uno que le comentaba diariamente del estado de las niñas, contándole todo lo que hacían, los tres demostrando su alegría de poder ser tíos de dos niñas tan adorables; Abril también sabía que Splinter era otro ansioso y un abuelo orgulloso de sus dos pequeñas nietas.

Y ni hablar de Leonardo. Aunque el de bandana azul no se haya reportado tanto como sus hermanos, había dejado en claro su felicidad de ser padre. Las misiones y patrullajes de las tortugas se pausaron tras el nacimiento de las bebés, queriendo darles toda la atención posible.

En esos momentos Abril estaba caminando hacia la guardia, llevando consigo una caja con más implementos de bebés, un regalo para las niñas, como compensación de no haber ido a visitarlas tan a menudo. Una sonrisa de ilusión se formo en los labios de la adolescente cuando entró a la guardia, notando como ambas niñas se habían ido apoderando poco a poco de la guardia; en la sala habían peluches regados, mientras que el televisor reproducía en bajo volumen lo que parecía ser una serie infantil, igualmente como lo que parecía ser el intento fallido de armar una silla para bebés, obvia cortesía de Donatello.

No había señales de las tortugas, siquiera de las bebés. Abril dejo la caja en el suelo y buscó con la mirada.

—¡Chicos, hola! —dijo en voz alta, tratando de llamar la atención y anunciar su llegada.

Mikey fue el primero en asomarse, saliendo de la cocina sosteniendo un biberón vacío con una expresión que extraño a Abril mientras la callaba.

—¿Que?

—Leo logró dormir a las niñas, ¡No hables tan fuerte! —reclamó en voz baja, con el ceño ligeramente fruncido.

—Oh, lo siento, no sabía- —se disculpó, encogiéndose de hombros y esperando no haber hablado tan fuerte.

Mikey solo sonrió ante eso, cambiando rápidamente su expresión. —No te preocupes Abril —dijo con tranquilidad, moviendo su mano.

En esas Donatello también mostró su rostro, asomándose por la puerta de su laboratorio con una llave inglesa en mano y un sonajero en la otra.

—¡Ah, Abril, hola! —saludó, acercándose a la pelirroja. —Lo siento, no te había oído.

Ella rió y negó. —No te preocupes por eso Donnie —dijo con despreocupación, Donatello solo asintió.

—Hey Abril, ¿Esto es para las niñas? —Mikey interrumpió, llamando la atención de ambos. Había sacado de la caja que Abril había traído consigo una muñeca de trapo y un patito de hule, haciendo chillar con emoción este ultimó.

Abril asintió, sonriendo emocionada mientras que el de bandana morado frunció levemente el ceño, acercándose para ver el interior de la caja.

—Eh-... Abril, espero que no lo tomes a mal, pero Stella y Andrómeda ya tienen suficientes juguetes —murmuró, sacando de la caja un pequeño elefante de madera.

—¿Enserio?

—Si, demasiados a decir verdad-

—Oh-

Un suspiró pesado interrumpió la conversación y todos se giraron hacia la fuente de este, Abril saltó hacia atrás y chilló, enfrente suyo estaba un Leonardo sin mascara, con ojeras y un notable cansancio. La tortuga mayor hizo una leve mueca e hizo una seña de silencio, mientras caminaba hacia el sofá.

—Leo, lo siento, solo que-... No te había visto sin tu bandana antes —se disculpó, encogiéndose de hombros.

Leonardo bostezó y negó, agachándose para tomar el control remoto y apagar el televisor. —No te preocupes, Abril.

Abril sonrió levemente, asintiendo. Mikey le hizo señas a su hermano mayor que se acercara, y Abril vio con satisfacción como Leonardo sonreía encantado, sacando las cosas de la caja. Rafael apareció un tiempo después, saliendo de la habitación de Leonardo junto a Splinter.

Los cinco se acomodaron el sofá, examinando mejor lo que la pelirroja había traído. Abril se cruzó, viendo con orgullo como todos sus regalos eran aceptados, pero entonces, el momento se vio interrumpido por un llanto proveniente de la habitación de Leonardo. En un parpadeó ya el mayor de las tortugas se había levantado de un salto, dirigiéndose a paso rápido hacia su habitación, Splinter lo siguió casi al instante, mientras que las otras tortugas y la humana se quedaron ahí parados.

—Bueno, fue lindo mientras duro —Rafael murmuró, haciendo tronar sus nudillos.

—Quince minutos, para ser exactos —aclaró Donatello, cruzándose de brazos.

—Stella tiene unos excelentes pulmones —continuó Mikey, cerrando los ojos y encogiéndose de hombros cuando el llanto solo se intensificó. —Y ni hablar de Andrómeda-

Tras un par de minutos Leonardo junto a Splinter hicieron aparición, cada uno cargando a una de las niñas respectivamente. Abril arrulló y chilló, dirigiéndose rápidamente hacia ellos dos para ver mejor a las bebés.

—¡Ay, son tan lindas! —dijo en un tono agudo, mirando enternecida a ambas niñas. Las dos estaban despiertas, mirando a la humana con curiosidad, ambas tenía el mismo color de ojos de su padre y eran la viva imagen de este, con algunos cambios pocos notorios.

Las dos también eran bastante similares. Abril frunció levemente el ceño, ladeando la cabeza.

—¿Quién es quien-?

Leonardo rió, acomodando mejor a su hija en sus brazos. —Ella, es Stella —dijo con una sonrisa, mostrando con orgullo a su bebé. —Y la que sostiene sensei es Andrómeda.

El hombre rata sonrió y asintió. —Si te fijas bien, Stella tiene una mancha en su mejilla con forma de nube, mientras que Andrómeda no.

—Y-... ¿Cuál fue la que había salido primero del cascaron? —Abril continuó con sus preguntas.

—Stella —Donnie contestó antes de que su padre o hermano pudieran hacerlo, acercándose y extendiendo sus manos hacia la rata, indicando que quería levantar a su sobrina. —Andrómeda es la menor —comentó con algo de ternura, viendo con diversión como su padre le pasaba a la bebé a regañadientes.

Abril asintió, viendo con atención a las niñas y sonriendo con satisfacción al encontrar la mancha dicha por Splinter en el rostro de Stella. La bebé parpadeó, frunciendo levemente el ceño al ver a la pelirroja, este acto solo hizo que Abril se derritiera de ternura.

—¿Puedo cargarla, Leo? —preguntó con esperanzas, celebrando cuando el joven líder y padre asintió.

Al principio, Stella se vio claramente incomoda y descontenta con dejar los brazos de su papá, gimiendo con tristeza. Abril arrulló, acomodando con cuidado a la bebé en sus brazos. Ambas conectaron miradas, la pelirroja viendo con ternura y cariño a la pequeña niña mientras que Stella solo mantenía su pequeño ceño fruncido, viendo con curiosidad a la intrusa.

—Es tan tierna, y tan pequeña —la adolescente murmuró, sosteniendo mejor a la niña y abrazándola. —Hola Stella, soy Abril O'Neil, pero me puedes decir tía, porque eso soy, tu tía —se presentó con orgullo. —Y tu también, Andrómeda.

La otra bebé parpadeó, dejando de babear por un momento el hombro de su tío de bandana morado para ver igualmente a la pelirroja con el ceño levemente fruncido, acción que Stella imitó, y ambas bebés se quedaron mirando a la chica. Abril sonrió, mirando de reojo a Leonardo.

—Es-... ¿Normal que ambas me vean así?

—Si, acostúmbrate a que te miren mal de vez en cuando, es normal.

—Ya veo-

𝐓𝐰𝐨 𝐥𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐓𝐮𝐫𝐭𝐥𝐞𝐬 | TMNTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora