Capítulo 10 - 2/2

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"Tienes que creer en ti mismo si quieres que otros crean en ti"

     Las manos de sus nietas eran mucho más pequeñas que las suyas.

Splinter sonrió, admirando con ternura la gran diferencia de tamaño entre las manita de Andrómeda y la suya. El distante eco de una gotera de los túneles era el único sonido, claro, a excepción de los pequeños murmullos y ruiditos que hacían las dos bebés.

El hombre rata ladeó la cabeza, frotando juguetonamente su nariz contra la frente de la bebé. Ella chilló, moviéndose inquieta y sonriendo ampliamente. Stella protestó, exigiendo y queriendo también caricias de su abuelo.

Splinter rió entre dientes, acomodando con cuidado a Andrómeda en su regazo e inclinándose para levantar a Stella. Ambas niñas se acurrucaron hacia el hombre rata, obviamente felices de estar junto a él.

—Oh, ustedes dos son un par de angelitos, ¿Ah qué si? —su voz salió chillona y melosa, sonriendo mientras pasaba sus bigotes juguetonamente contra las cabecitas de las bebés.

Si, ahí ese par parecían dos angelitos recién salidos del cielo; tranquilas, bonitas, calladas y bien portadas. Splinter resopló, recostandose contra el sofá y acomodando mejor a sus nietas.

Ella realmente eran dos ángeles... Pero con él.

Un recuerdo fugaz pasó por la cabeza de Splinter, provocándole un amargo sabor de boca e hizo una mueca.

« —¡Hijo mío! ¿Estás bien?

Fue recibido por la mirada llena de lágrimas y desesperación de Leonardo, el de bandana azul se encontraba arrodillado en el suelo de la cocina. En una mano sostenía un trapo y con la otra mecia el coche en dónde estaban sus nietas.

Splinter siseó al escuchar el llanto estruendoso de ambas bebés y se acercó rápidamente, mirando también el charco de leche, charco que Leonardo estaba tratando de limpiar con el trapo.

—Leonardo, ¿Que pasó? —preguntó con voz suave, agachándose y tomando a su hijo mayor del rostro.

Pero en lugar de una respuesta, lo que recibió Splinter fue un sollozó. El corazón del hombre rata se encogió. Habían pasado años desde que veía a Leonardo llorar, era desalentador, en cierto modo.

—Ven, levántate. Calma a las niñas, yo limpiare este desastre —dijo en voz baja, ayudando al de bandana azul y tomando él el trapo. Leonardo se limitó a asentir, sollozando en voz baja mientras se giraba para levantar a las dos bebés.

El llanto de las dos niñas se calmo poco a poco, hasta que solo se escucharon pequeños sollozos provenientes de Stella e hipos de Andrómeda. Splinter tiró el trapo en fregadero al terminar de limpiar y se giró hacia su hijo mayor.

Leonardo estaba cabizbajo, sosteniendo a ambas niñas en brazos. La vieja rata colocó con cuidado su pata en la cabeza de su hijo mayor.

—Sensei... —Leonardo murmuró, Splinter asintió, mirándolo con atención. —Sensei, yo...

—¿Si, Leonardo? ¿Que pasa?

—¿Estoy haciendo las cosas bien? »

¿Estoy haciendo las cosas bien?

Esa pregunta había tocado una fibra sensible en Splinter, haciéndole sentir una tristeza indescriptible. Esa pregunta basto a la vieja rata para ver los muros de su hijo mayor, su niño de oro, desmoronarse en un instante.

Era consciente de que su hijo de bandana azul había adquirido una gran responsabilidad en cuánto él lo nombró el líder de sus otros hermanos, y ahora Leonardo tenía otra responsabilidad aún más grande, paternidad.

Splinter sabía de primera mano que no era fácil, y él tenía conciencia del peso que tenía su hijo mayor sobre sus hombros. Cuando Leonardo le hizo esa pregunta, una parte de Splinter se sintió culpable.

No sé había tomado el tiempo necesario para explicarle a Leonardo sobre los cambios que iba a experimentar con el nacimiento de las bebés, cegado por la emoción y la alegría de ser abuelo.

Y ahora se arrepentía.

Haber visto a Leonardo en un estado tan miserable y desamparado hizo que Splinter quisiera golpearse la cabeza contra la pared.

¿Estoy haciendo las cosas bien?

—Leonardo... —murmuró, entrecerrando los ojos. Su mirada se centró en las dos niñas que dormían plácidamente sobre él.

¿Estoy haciendo las cosas bien?

Por supuesto que Leonardo lo estaba haciendo bien, había demostrado ser un padre responsable para las dos nuevas integrantes de la familia, e igualmente había logrado continuar con sus tareas diarias como líder, hermano mayor e hijo.

¿Estoy haciendo las cosas bien?

Después de esa pregunta había tenido una charla con Leonardo, charla en la que Leonardo dejo salir a la superficie sus inseguridades, tanto como líder y como padre.

Cómo padre, Splinter quiso abrazar a su hijo mayor hasta que él se quedará dormido, haberlo tratado como cuando el aún era un niño pequeño y darle a entender que todo iba estar bien.

Pero como sensei, tuvo que ser firme y directo, y odió eso.

Tienes que creer en ti mismo si quieres que otros crean en ti

No le costaba mucho haberle contestado la pregunta sin tantas vueltas, no le costaba mucho haberle dicho que si.

Suspiró pesadamente. Ya había dicho lo que había dicho, esperaba que Leonardo tomará sus palabras y meditara sobre ellas, que las usará para darse cuenta de su propio valor y se ayudará a si mismo.

Bajo la mirada hacia sus nietas, acariciando con ternura sus caparazones, después miró hacia la entrada de la guardia, esperando por la llegada de sus hijos.

¿Estoy haciendo las cosas bien?

Y ahí, teniendo de único testigo a las paredes de la sala y a sus dos nietas profundamente dormidas, Splinter susurró:

—Leonardo, hijo mío, lo estás haciendo perfecto.

[ . . . ]

Hola, si, vengo a aparecer después de dos meses 🤗
¿Que han hecho? JSKDK
La verdad no tengo excusas válidas para defenderme. Realmente lamento haber estado fuera tanto tiempo 😔

𝐓𝐰𝐨 𝐥𝐢𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐓𝐮𝐫𝐭𝐥𝐞𝐬 | TMNTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora