Avenida 33

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En la Avenida 33, bajo una luna temblorosa,

vi lo que nunca quise reconocer,

un beso que rompió el eco de mis pensamientos,

un susurro que se deslizó entre las sombras.

En medio de la multitud,

sus ojos celestes brillaban como faros,

profundos y cargados de secretos,

y su pelo oscuro, enredado en la brisa,

susurraba historias que nunca compartimos.

Hasta ese momento,

no había notado lo hermoso que era,

las pecas que adornaban su rostro,

como estrellas dispersas en un cielo lejano.

El beso que no fue mío

marcó el final de un sueño que apenas comenzaba.

Y aunque mi corazón se partió

en el instante en que nuestras miradas se cruzaron,

sigo avanzando por esta avenida,

donde el dolor y la esperanza se entrelazan.

Cada paso resuena en mi pecho,

recordando la intensidad de aquel instante,

la forma en que su risa iluminaba la noche,

y cómo, a pesar de todo,

aún sé que el amor siempre

encuentra su camino.

Así, en la Avenida 33,

bajo luces que danzan en la penumbra,

camino con el corazón herido,

pero lleno de la esperanza

de que un día, nuestras almas volverán a ser,

y el amor florecerá de nuevo

entre tus pacíficos ojos y mi corazón abierto.



























***
Treinta y tres  poemas te he escrito, diez mil canciones te he cantado, en catorce dibujos te he acariciado y aun  no me sació de ti. Necesitaré otros treinta y tres poemas, diez mil canciones y a lo mejor quince dibujos para hastiarme de ti y ni aún haciéndolo, creo lograrlo. Y es que amor, solo mis manos saben los adictivo que eres y no saben cómo borrarlo y tampoco quieren hacerlo.

Acómodame El Alma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora