Acómodame El Alma

Avenida 34

En la Avenida 34, las luces arden como brasas, 

 quemando los recuerdos que intento dejar atrás.

 Cada paso resuena en mi pecho, como un eco de lo que fui, 

 pero mis pies avanzan hacia lo que seré.

He caído mil veces en sus esquinas oscuras, 

 donde los sueños se mezclan con el polvo, 

 donde las promesas olvidadas pesan más que el silencio, 

 pero la avenida me desafía, me reta, 

 a encontrar la belleza en cada grieta.

Esta calle, que me vio perderme entre sombras, 

 también ha visto cómo mis cicatrices se convierten en alas. 

 Cada farol es un testigo de mis noches en vela, 

 de lágrimas convertidas en fuerza, 

 de una historia que escribo con cada paso.

Avenida 34 no es solo un cruce de caminos, 

 es donde el dolor y la esperanza bailan juntos, 

 donde las heridas florecen en valentía, 

 y cada caída se convierte en un salto más alto.

Sigo caminando, con los pies firmes en la tierra 

 y el corazón encendido por el fuego del cambio. 

 Porque esta avenida es mía, es mi reflejo, mi batalla,

 mi renacimiento, y en su último tramo,

 sé que al final me encontraré a mí misma,

 más fuerte, más libre, más viva que nunca.