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han pasado 2 días desde que golpeé al hermano de Mikey y a South, que por desgracia estaba en lo correcto, mi celo había llegado ese mismo día de la pelea.

quizás es un chamán Brasileño, un Yanomami o un Waujá.

en fin, es viernes por la mañana y yo me siento como el ratoncito que come solo del tiktok, es lo suficientemente temprano y todos están durmiendo, pero yo ya estoy bañado, con un pijama limpio y próximamente alimentado.

me siento totalmente un it boy.

mentira, me levante por que mis sabanas estaban empapadas de sudor y fluidos.

— ¿qué haces despierto? —. un grito y un golpe en mi rodilla por la esquina de la mesa causado por mi salto hacen reír al tío Félix.

un suspiro y una cuenta del número 3 hacia atrás me hace recobrar la compostura, ladeo mi cabeza y la apoyo contra mi mano, que esta apoyada en la mesa con la que acabo de golpearme.

— ahora soy una persona renovada tío,  soy un it boy que se levanta a las 6 de la mañana para tener un día productivo y agradecerle al universo por todas las cosas buenas que me han pasado.

alza una ceja junto a una mirada que no logro comprender, me quedo en silencio esperando que diga algo, sin embargo suspira como si su vida dependiera de ello y habla.

— ya... claro.

un perezoso suspiro entreabre mis labios, me despido con la mano del tío Félix, quién ha sido el elegido el día de hoy para llevarnos al instituto y camino junto a mi pelirrubio primo con los brazos entrelazados

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un perezoso suspiro entreabre mis labios, me despido con la mano del tío Félix, quién ha sido el elegido el día de hoy para llevarnos al instituto y camino junto a mi pelirrubio primo con los brazos entrelazados.

— entonces por error has puesto mal la alarma y has estado desde las 5 de la mañana en pie — asiento con mi cabeza y otro ruidoso bostezo sale desde mis pulmones.

claro, la alarma.

— me siento de la mierda, tengo sueño, frio, hambre y para rematar tengo examen de caligrafía japonesa a primera hora, es decir, diablos, si desde la primera clase intentaba comprender los miles de kanjis que existen, hoy siento que mis neuronas se anudarán hasta explotar y será mi fin — parloteo con dramatismo.

Akihiro ríe suavemente y palmea mi cabeza con cariño, como si fuera un perro.

— exageras, te irá bien solo debes utilizar esa cabecita tuya que no está de regalo.

sin ganas de refutar a lo anterior dicho por el pelirrubio asiento con mi cabeza y me despido con poco entusiasmo, subo las escaleras con desgano y me dirijo a mi salón el cual está frente al salón de Ciro con un malhumor de los mil demonios.

— ¡HOLA! —. mi corazón deja de latir un segundo y mi grito de terror queda ahogado entre mis cuerdas vocales, mis piernas dejan de subir las escaleras y mil y un insultos vienen a mi mente en un par de segundos, sin embargo me los como y empiezo a contar hasta diez, me esfuerzo en girarme con una falsa tranquilidad.

mango con petazetas | shinichiro sanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora