Capítulo 4

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Luego de largas horas de viaje, los chicos aterrizaron en Tailandia, y en un abrir y cerrar de ojos se encontraron en un puerto deslumbrante, listos para abordar un yate lujoso que los llevaría a una isla paradisíaca.

-¡Waaa, es muy grande! -exclamó Sunoo, con los ojos abiertos como platos.

-Era una sorpresa -respondió Jay, sonriendo con orgullo.

-¿Esto lo preparaste tú? ¿Cómo no nos dimos cuenta? -preguntó Niki, intrigado y emocionado.

-Mientras estábamos en el hotel, lo reservé solo para nosotros. Tuve un poco de ayuda supervisada -explicó Jay, con una chispa de complicidad en su mirada.

-¡Oh! Por eso te quedaste solo en la habitación cuando te pregunté si querías ir a jugar con nosotros -dijo Jungwon, uniendo los cabos y asintiendo al recordar el momento. Jay asintió, satisfecho.

-Eres genial, bro -le dijo Jake, chocando los cinco con él.

-¡Entremos de una vez! -añadió Niki, rebosante de emoción.

Al cruzar la puerta del yate, los chicos quedaron maravillados por el lujoso interior que se desplegaba ante ellos. La elegancia del diseño y los acabados de alta gama los dejaron boquiabiertos, mientras contemplaban cada detalle con admiración.

Algunos decidieron descansar en sus cómodas habitaciones, otros optaron por salir al exterior para sentir la brisa marina y compartir deliciosas comidas y refrescantes bebidas

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Algunos decidieron descansar en sus cómodas habitaciones, otros optaron por salir al exterior para sentir la brisa marina y compartir deliciosas comidas y refrescantes bebidas. Un grupo se aventuró a la sala de juegos, donde risas y competitividad llenaron el ambiente.

El yate surcaba las aguas cristalinas, prometiendo aventuras inolvidables en la isla que les esperaba. Con cada ola que rompía contra el casco, la emoción crecía; era solo el comienzo de una experiencia que quedaría grabada en sus memorias para siempre.

Por otro lado

Las chicas descendieron del lujoso yate de Lucy, disfrutando de la brisa marina y el ambiente exclusivo de la isla que consideraban su refugio privado. Sin embargo, su tranquilidad se vio interrumpida por la aparición de un barco que se acercaba a la costa, llenándolas de curiosidad y desconcierto.

-¿Qué es eso? ¿Un yate? -preguntó Violet, entrecerrando los ojos para observar mejor.

-Parece muy lujoso. ¿Por qué viene hacia aquí? -inquirió Luna, todavía tratando de comprender la situación.

-Esta isla es solo para nosotras. ¿Quién se atreve a entrar en mi propiedad? -Lucy expresó su molestia, sintiendo una mezcla de indignación y curiosidad.

Mientras los asistentes de Lucy descargaban las maletas y las llevaban a la mansión, las chicas se quedaron en el puerto, expectantes y algo inquietas, esperando la llegada del misterioso yate y su tripulación. En el barco, un grupo de chicos también se preguntaba quiénes eran aquellos que ya ocupaban la isla, compartiendo la misma confusión.

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