2-(Megumi)

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KAGOME

Ayer me pasó algo inesperado. Conocí a un chico mientras paseaba. Se llama Megumi. Tiene mi edad, o eso creo, pero... no podría ser más distinto a mí. Siempre serio, como si llevara el peso del mundo sobre sus hombros. Su hermana, en cambio, es todo lo contrario: siempre sonriente, llena de vida.

Megumi... me desespera. Esa mirada fría y la forma en que habla tan poco me hace sentir que quisiera estar sola. Pero al mismo tiempo, algo en él me pide que me quede, que no lo deje. Es extraño. Como si su soledad fuera más grande de lo que deja ver.

Además hace unos días mi hermano se ha ido otra vez al extranjero, como siempre. Y las empleadas se hacen cargo de mí. Pero estos días han venido otras personas. Me llevan de un lado a otro, siempre haciéndome preguntas sobre los monstruos. Quieren saber qué veo, qué siento. Yo no sé si quiero responder.

Hoy fue igual. Me llevaron a un colegio. *Colegio Técnico de Magia Metropolitana de Tokio*, dijeron. El nombre me suena grandioso, casi mágico. Pero no me siento impresionada.

—¿Te gustaría estudiar aquí? —preguntó la señora que me acompañaba, con una sonrisa tan amable que me hizo sentir un pequeño calor en el pecho.

—Podría ser divertido... —respondí, encogiéndome de hombros—. Pero mi hermano sólo quiere que estudie en casa.

—Oh, querida —respondió ella suavemente—, cuando seas mayor, podrías venir. Tienes algo especial, un talento... y un poder que no debes desperdiciar.

Su voz era tranquila, pero había una fuerza en lo que decía. Mientras subíamos las escaleras del colegio, la escuchaba hablar sobre lo maravillosa que era esta escuela. Y por alguna razón, me sentía en paz. Había algo en este lugar que me hacía sentir segura, aunque no lo entendía del todo.

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GOJO

Últimamente, todo se siente raro. Suguru... ha cambiado. No sé qué le pasa, pero algo no está bien. Mientras camino por el colegio, mis pensamientos giran en torno a él. Busco algo, cualquier cosa, que me diga qué está tramando.

En medio de mis pensamientos, la veo. Shoko está caminando con una niña pequeña, quizás de unos seis años. Es curioso. Quiero acercarme y preguntar quién es, pero algo en mi interior me frena. No es el momento. Tengo otras prioridades, y ahora necesito respuestas sobre Suguru.

Aun así, no puedo evitar sentir una punzada de curiosidad. ¿Qué hace esa niña aquí? ¿Por qué está con Shoko? Pero me sacudo esos pensamientos de la cabeza y sigo mi camino.

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KAGOME

La señora no dejaba de hablar mientras caminábamos. Me decía tantas cosas sobre el colegio, sobre el director, sobre el futuro. Cada palabra estaba llena de promesas que no sabía si quería escuchar.

Finalmente, llegamos a una puerta. La abrió y me hizo pasar. Dentro, el director me observaba con calma. Y entonces comenzaron las preguntas.

—¿Puedes ver los monstruos? —me preguntó, con esa voz seria que tienen los adultos cuando esperan una respuesta importante.

Asentí, sin saber muy bien qué decir. Claro que podía verlos. Pero... no eran como los monstruos de antes. Eran diferentes. Más oscuros, más peligrosos.

—¿Y puedes sentir la energía maldita? —continuó, mirándome con ojos que parecían capaces de ver más allá de mis palabras.

Negué con la cabeza. No entendía esa "energía maldita" de la que tanto hablaban. Lo que yo tenía era distinto. Era algo que venía de otro lugar, de otra vida. Mi poder no estaba hecho para lo que ellos querían. Mi poder era... sagrado.

—No te preocupes —sonrió el director, con una calma que me descolocaba—. Lo importante es que cuando seas más grande, podrás aprender a usar ese poder para proteger a los débiles.

Débiles. Esa palabra resonaba en mi mente. ¿Cómo alguien como yo podría proteger a los débiles? No había podido salvar a mis propios padres. Ellos eran débiles, y los perdí. Los monstruos los destrozaron. Y yo no hice nada.

Pero lo que sentía aquí, en este colegio, era distinto. Había algo en estas personas que me hacía sentir que quizá, algún día, podría ser fuerte. Que tal vez no todo estaba perdido.

—Por eso queremos que, cuando seas más grande, estudies aquí —dijo el señor, sonriéndome de nuevo, como si ya supiera lo que yo iba a decir.

Mi Mundo- SATORU GOJO- KAGOME HIGURASHI  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora