Mark estaba frente a mí, parecía haber despertado hace poco. Sus ojos ligeramente hinchados, sus mejillas suavemente rosadas, y sus labios, usualmente en una tonalidad entre rojo y rosa, estaban hoy más carnosos, más tentadores. Su rostro se encontraba tan cerca del mío que podía sentir el calor que irradiaba su piel, ese calor que siempre había anhelado pero que jamás había estado tan cerca de alcanzar. Este momento... este instante… es mejor que cualquier sueño que haya tenido con él. Estaba justo donde debía estar.
—¿Así que te niegas a responderme? —le pregunté, mi voz baja, controlada, pero sin apartar mis ojos de los suyos. Sabía que si me permitía que desviara la mirada, perdería esta oportunidad. No ahora. No con él tan cerca—. Ya veo... quizás quieras escaparte con otro trainee.
"Seguro tiene una excusa razonable," pensé, mientras mis manos se tensaban en los bolsillos, "pero si no es así... aprovecharé la oportunidad."
—¡Claro que no, Nakamoto Yuta Sajangnim! —respondió Mark apresurado, sus ojos amplios y brillantes, como un cervatillo atrapado. Estaba aterrorizado, y yo disfrutaba viendo ese miedo en sus ojos. Quería tranquilizarlo, pero parte de mí deseaba que ese terror nunca se esfumara—. Yo solo… buscaba mi celular... lo olvidé en el primer piso, pero estaba tan cansado que no me di cuenta hasta ahora. Lo lamento muchísimo, no volverá a pasar, Sajangnim —su voz se quebraba ligeramente, tratando de hablar con rapidez, de convencerme.
Pero, ¿realmente creía que unas pocas palabras disculpándose serían suficientes para calmarme?
El ascensor subía lentamente, el aire entre nosotros era espeso, cargado. Mientras Mark hablaba, la atención que le dedicaba a cada palabra me permitía disfrutar su desesperación. El sudor en su frente, la forma en que temblaban sus manos... ¿Sabía que nunca podría escapar de mí?
—Entonces tú… —comencé, dispuesto a acercarme más, pero la molesta interrupción de Sungchan rompió el momento.
—¡Hyung! Te estuve esperando en tu cuarto, pero como vi que no regresabas, vine a buscarte —gritó Sungchan desde el pasillo.
Mark giró rápidamente hacia la voz, pero no pude dejar de observarlo. Me molestaba que alguien más interrumpiera nuestra conversación. Sungchan… siempre tan inoportuno. Mi mandíbula se tensó al ver cómo él desviaba su atención de mí para mirar a otro. Nadie más debería recibir su mirada.
Sungchan desapareció, y el ascensor continuó subiendo hasta llegar al séptimo piso. Las puertas se abrieron, revelando mi penthouse.
—Adelante —dije, abriendo lentamente la puerta de mi departamento, observándolo mientras entraba. El lugar era mi santuario, pero en ese momento, no importaba nada de lo que había en esa habitación. Solo él.
—Puedes sentarte —le dije, señalando el sofá blanco donde tantas veces había imaginado que Mark estaría. Ahora, lo tenía justo frente a mí. Cada paso que daba, cada movimiento que hacía, se grababa en mi memoria.
Mark tomó asiento nervioso, sus manos entrelazadas sobre su regazo. ¿Sabía lo mucho que lo deseaba? ¿Entendía lo que significaba para mí tenerlo aquí?
—Preséntate —ordené mientras servía una copa de champagne, sin apartar los ojos de él. Quería escucharlo decir su nombre, solo para mí.
—Soy Lee Mark, sajangnim —respondió en voz baja, haciendo una reverencia. Mi nombre en su boca era lo único que necesitaba escuchar. Pero no me conformaría con eso.
—No hace falta que seas tan formal conmigo cuando estamos solos —dije, mi voz más suave, una trampa, un anzuelo—. Puedes tutear me.
Lo vi dudar un instante antes de corregirse.
—Gracias, Yuta… sajangnim —corrigió, tropezando con las palabras. Lo que me hizo sonreír. Controlarlo de esa manera, tener ese poder sobre él… me embriagaba.
—Así está mucho mejor —respondí, acercándome apenas unos centímetros, lo suficiente para que sintiera la tensión en el aire. Lo observé fijamente, cada detalle, cada respiración entrecortada. ¿Cómo no darse cuenta de que alguien podría caer rendido a sus pies con tan solo una palabra?
Me levanté, lentamente, disfrutando cada segundo. Mark se apresuró a ponerse de pie también, haciendo otra reverencia torpe. Sabía que estaba agradecido de que lo dejara ir, pero lo que él no entendía es que, tarde o temprano, volvería. Porque ahora lo tenía en mis manos. Solo era cuestión de tiempo.
—Nos veremos pronto —le dije, abriendo la puerta, observando cómo salía apresurado, sin darse cuenta de que cada paso que daba fuera de mi penthouse lo acercaba más a mí.
Y entonces, la puerta se cerró. El eco de su partida resonó en la habitación vacía, pero yo no me sentía solo.
Mark había estado aquí.
En mi espacio.
Su presencia aún flotaba en el aire, y mientras me dirigía hacia el sofá donde había estado sentado, no pude evitar sonreír.
No podía saberlo, pero Mark ya era mío. Y cuando él lo descubriera, sería demasiado tarde para escapar.
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🐯
Ya era de mañana. De pronto, se escuchó un fuerte golpe en la habitación, haciendo que Mark se despertara sobresaltado.
—¡Mark, lo lamento tanto por dejarte solo con el sajangnim! —gritó Sungchan, entrando de golpe—. En serio, no quería hacerlo, es solo que soy un cobarde... aunque sé que no es excusa, lo siento muchísimo —dijo mientras se acurrucaba en el suelo, juntando las manos en forma de plegaria.
—Está bien, Sungchan, no te preocupes. Pero para la próxima, por favor, no entres golpeando la puerta así... casi me matas del susto —respondió Mark, volviendo a acostarse, restándole importancia al asunto.
—¿El sajangnim no te castigó? —preguntó Sungchan, curioso, mientras se sentaba en la punta de la cama de Mark.
—No, tuvimos suerte de que Nakamoto sajangnim sea una persona buena y respetuosa, si no, nos habríamos metido en un gran problema —dijo Mark, dándose la vuelta para intentar dormir de nuevo.
—Ayer te mandé un mensaje, pero no me contestaste, así que supuse que estabas enojado... o castigado... o ambos —comentó Sungchan, acercándose más a Mark en la cama.
—Ayer perdí el celular en el primer piso, por eso fui a buscarlo, pero me crucé con el sajangnim y después se me olvidó completamente —respondió Mark, riendo—. ¡Es cierto, el celular! Jisung debe haberme estado mandando mensajes... —dijo Mark, levantándose de golpe. Tomó su camisa y se la puso apresurado, dispuesto a correr al primer piso.
—¡¿Hyung, duermes sin camisa?! ¡Qué buenos pectorales! —gritó Sungchan sorprendido, siguiéndolo corriendo.
El celular de Mark no aparecía por ninguna parte. Tanto él como Sungchan ya habían recorrido todo el primer piso, revisado sus habitaciones y preguntado al personal si lo habían visto. Pero no había rastro alguno. La preocupación empezaba a instalarse en Mark, quien ya comenzaba a preguntarse si lo habría perdido en algún otro lugar que no recordaba.
A medida que el tiempo pasaba, la frustración se hacía más evidente. ¿Cómo podía haber desaparecido tan rápido? Ninguna de las posibles explicaciones parecía tener sentido.
Pero lo que Mark no podía imaginar, era que su celular no estaba perdido.
Estaba en las manos de Nakamoto Yuta.
Yuta sostenía el pequeño dispositivo de Mark en sus manos, jugando con él entre los dedos.Nakamoto se encontraba sumamente feliz porque a través de ese celular, podría conocer cada uno de sus secretos, cada conversación, cada foto. Mark no tenía idea del poder que ahora ejercía sobre él.
No piensen mal, Yuta lo había encontrado la noche anterior, por pura casualidad... o tal vez no. Tal vez estaba destinado desde un inicio a ser suyo, como Mark.
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Tóxic Allure : Yumark
Fanfiction"Yuta no podía dejar de mirar el rostro concentrado de Mark, sus ojos que brillaban como las estrellas mismas, Nakamoto con tan solo ver los ojos de aquél chico sabía que el no tenía ni una pizca de maldad.. El rose de sus manos , tan cálidas hacía...