Capitulo 10: La Intención Silenciosa

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-Nakamoto Sajangnim... Tienes una visita -dijo el asistente Taeyong, con una expresión de preocupación que se notaba en su rostro.

-Si no está agendado, que no pase -respondió Yuta desde su oficina, sus ojos aún fijos en el contrato que tenía entre manos.

-¿Así tratas a tu hermanastro? -interrumpió Doyoung, quien entró caminando con una despreocupación casi irritante, tomando asiento en un sofá negro en la esquina de la oficina.

-¿Ahora sí eres mi hermanastro? -replicó Yuta, sin apartar la vista de su contrato. -Dime qué es lo que quieres. No tengo tiempo que perder, como sabes, soy el dueño de una empresa importante.

Yuta finalmente miró a Doyoung a los ojos, solo para que su atención se desviara hacia un collar que colgaba del cuello de Doyoung: el collar de su madre difunta. Yuta había buscado ese collar por todas partes, convencido de que Doyoung lo había desechado en su adolescencia. Con el tiempo, se había persuadido de que Doyoung lo había hecho para vengarse de él, robándole algo significativo.

-Solo vine a ver cómo estaba tu querida empresa, que... lograste esconderme. Me sorprendí cuando me enteré de que tenías una empresa... Después de todo, no cambiaste tanto, Yuta. Sigues siendo una rata que hace todo a escondidas -dijo Doyoung, cruzando su pierna izquierda sobre la derecha mientras sonreía de manera burlona.

-Entonces debes tener cuidado, Doyoung, porque puedo robarte tu querida herencia si te la pasas de vago mientras te revuelcas con tu lindo asistente -replicó Yuta, firmando el documento para dejarlo sobre el escritorio. Se levantó lentamente de su asiento con ruedas. -Si ya terminaste, tengo cosas que hacer.

Yuta se acercó a Doyoung, deteniéndose frente a él. -Si estás tan aburrido de no hacer nada, puedes recorrer mi empresa. Recuerda que tengo cámaras por todos lados -dijo con un tono burlón. Se giró y se marchó, dejando a Doyoung consumido por la furia.

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Taeyong estaba en la cafetería, sirviéndose un café para mantenerse activo. "Culpa de alguien, ahora tengo que soportar a Yuta de mal humor... y yo que pensaba pedir el día libre", pensó mientras bebía un sorbo. El café caliente era su única esperanza de energía, aunque no sería suficiente para enfrentar lo que se le venía.

De repente, sintió una presencia detrás de él. Al girarse bruscamente, chocó de lleno con otra persona. Todo sucedió en un segundo: el café que sostenía en su mano voló por el aire, cayendo sobre el traje impecable del desconocido. El aroma del perfume caro se mezcló con el café derramado, pero lo único que Taeyong podía percibir con claridad era la vergüenza subiendo por su cuello y el latido acelerado de su corazón.
Fue entonces cuando levantó la vista. Y en ese instante, el tiempo pareció detenerse.

El rostro del desconocido lo dejó sin aliento, como si el mundo a su alrededor hubiera desaparecido. Su mandíbula afilada, sus ojos oscuros y penetrantes... era, sin lugar a dudas, el hombre más guapo que había visto en su vida. Taeyong sintió un vuelco en el pecho, una sensación cálida y sofocante que nunca había experimentado antes. Era como si el aire en el café se hubiese vuelto más denso, dificultándole incluso respirar.

El chico, sin embargo, lo miraba con ojos fríos, claramente enojado. La vergüenza de Taeyong se mezclaba con algo más, algo mucho más profundo que no lograba entender. Su corazón pareció detenerse por unos segundos, ya no solo por la vergüenza, sino por la cercanía electrizante que compartían. Estaba tan cerca que podía sentir el calor de su cuerpo.

-¡Dios! Lo siento muchísimo... -balbuceó, sintiéndose un completo idiota mientras buscaba servilletas desesperadamente, con las manos temblorosas.

Pero no podía apartar la vista. Ese chico lo había dejado sin palabras, su belleza casi irreal lo hacía sentir pequeño e inseguro.

Tóxic Allure : Yumark Donde viven las historias. Descúbrelo ahora