Capítulo 16

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— Kailer — pronuncia Dalton sorprendido.

— Sí, soy yo y vengo arreglar cuentas contigo y tu hermano.

Empujó a Dalton y entro a la casa, de la cocina sale Erick que también se sorprende al verme vivo.

— ¿Qué demonio hace este tipo aquí? — vocifera Erick agarrando la pistola que estaba en la mesa de la sala.

Ya sabía que eran unos cobardes y la única forma que se podían sentir fuerte era teniendo una pistola en sus manos.

— Mejor no fueras vuelto, palidito, mi hermano y yo te vamos a matar y esta vez no te escaparas — dice Dalton mientras se acercaba a mí.

— Créanme que está vez no huiré, está vez los que van a salir corriendo son ustedes dos.

Dalton y Erick comienzan a reír de mis palabras, ellos ni se imaginan de lo que puedo hacer ahora, pobre de los dos, no saben que si quiero los puedo matar de un solo golpe.

— Que gracioso eres, desde cuándo te volviste todo un payaso, crees que con esas palabrerías me asustas, no palidito, tú no me asustas más bien me das risa — se burla Dalton en mi cara.

— Créeme deberías estar asustado.

Apenas termino de hablar Dalton lanza un puñetazo que lo detengo antes de que me golpeara la cara, las risas de Dalton se dejan escuchar burlándose de mí, era la primera vez que me defendía de este chico y para él fue gracioso.

— Palidito ahora es karateca — se sigue burlando de mí, o tal vez estaba era  asustado.

— Basta Dalton, deja de jugar y mátalo, ya me tiene cansado ese tipo y su novia, deberías matarlo a los dos — gruñe Erick dándole orden a su hermano.

En eso Dalton saca el revolver y me apunta, pero esta vez no sentía miedo, solo quería vengarme de estos dos tipos. Él se acerca a mí y me coloca el revólver en la frente mientras decía miles de amenazas que no le preste atención.

Al ver que no lograba intimidarme, se echa a reír, aunque lo hacía para disimular que estaba asustado, como todo un cobarde que es. Erick viene rápido hacia mí para golpearme, sin tener éxito, ya que le  esquivo todos los golpes que me intentaba dar.

Ya estaba aburrido de ver a estos dos imbéciles, así que le doy un golpe a Erick haciéndolo caer en la mesa partiendo la madera con su cabeza.

—  ¡Erick! — grita Dalton preocupado.

Sonrío al saber que es muy probable que Erick no despertara de ese fuerte golpe que recibió su vacía cabeza.

— ¡Lo mataste, maldito mataste a mi hermano! — especula Dalton mientras intentaba sentirlo el pulso a su querido hermanito.

— Dalton, a ti también te va a pasar lo mismo, así que te daré dos opciones, para que veas que no soy malo, te quedas y te mato o te largas de esta casa, tu decides.

— Maldito fenómeno, crees que vas a poder conmigo, rendirme delante de ti jamás lo haría.

Dalton furioso comienza a dispararme, empujó a Melissa detrás del mueble para cubrirla de las balas, doy un salto en frente de Dalton dejándolo atónito para luego caer detrás de él.

— Daltico, tienes miedo — me burlo susurrando cerca de su oreja.

El chico al ver que ahora era yo que lo tenía acorralado comienza a temblar, trata de volverme a apuntarme pero lo despojo del arma, le doy un puñetazo en la cara que lo hace caer al suelo, ahí comencé a recordar todo lo  que había sufrido por culpa de él y sus amigos, el odio me invadió y al verlo tirado en el suelo comienzo a golpearlo y a golpearlo  sin parar, estaba sacando con cada golpe años de frustración, ira, miedo, odio y sobretodo rencor que tenia mucho tiempo reprimido.

Su rostro estaba totalmente cubierto de sangre al igual que mí puño, cegado por la rabia no me podía detener solamente quería seguir golpeándolo.

— ¡Basta, Kailer, detente! — escucho el grito aterrado de Melissa que me veía en un rincón de la sala.

Me detengo al ver que Dalton había perdido la consciencia, me levanto y voy hacia Melissa. Ella tenía lágrimas en sus ojos y la respiración acelerada, yo sabía que no era fácil para esta chica verme actuar como un monstruo, así que le abrazo con fuerza para calmarla.

El abrazo entre los dos es interrumpido por el ruido de la mesa donde había caído Erick, todos pensábamos que estaba muerto por el fuerte golpe que recibió en la cabeza, pero no fue así, definitivamente Erick no podía haber muerto con ese golpe, como lo iba hacer si el no tiene un cerebro que sufriera el daño.

Erick se levanta desorientado y confundido, al ver que su hermano está tirado en el suelo con su rostro cubierto en sangre sale corriendo hacia él.

— ¡Maldito, pagarás por lo que le hiciste a mi hermano, tú y todos los que están en esta casa!.

— Deja de amenazarnos y lárgate si quieren vivir, no se les ocurra aparecer más por aquí ni a ti ni a tu hermano — Pronuncio con seguridad de terminar con ellos si los volvía a ver.

Erick levanta a su hermano que todavía estaba inconsciente y se marcha de la casa, suspiro de alivio, ya nos habíamos desasido de los hermanos Miller, ahora era momento de buscar un plan para salir del pueblo y buscar un lugar más seguro, y sobre todo provisiones para sobrevivir.

— ¡Kailer regresaste! — escucho a una tierna voz,  volteo y veo venir corriendo a mi hermanita.

La abrazo sintiéndome ya un poco mejor, ya había vuelto y estaba con la personita que más quiero en el mundo, aunque todo en el pueblo estaba hecho un caos, en ese momento que mi hermanita me abrazó sentí una tranquilidad total.

— Señora Carol gracias por cuidar de mi hermana, se lo agradezco mucho.

— Me alegro que estés bien, Kailer, Melissa tenía razón, ella estaba segura que estabas vivo y que ibas a regresar.

Volteo a ver a Melissa después de escuchar lo que dijo la señora Carol, ella estaba sonrojada, su mirada azul me veía con cariño, Melissa siempre ha sido amable conmigo, creo que es la única chica que no se arrastraba detrás de Dalton en la escuela y eso siempre la hizo especial para Gabriel y para mí, ella de verdad que es una gran chica.

— ¿Gabriel ya despertó? — pregunto con intriga al no verlo en la sala.

— No, todavía no ha despertado,  no me quiero ni imaginar lo que va a pasar cuando Gabriel despierte y se de cuenta que su padre murió — llora la señora Carol al recordar que su esposo ya no está.

— Lo siento mucho, el señor Robert fue un gran hombre.

— Eso es muy cierto, Kailer, Robert fue un buen esposo y excelente padre.

Era muy triste ver las lágrimas caer por el rostro de esa mujer, espero que en sus hijos pueda encontrar el consuelo que necesita.

Subo al segundo piso y entro al cuarto de Gabriel, él estaba acostado en su cama todavía dormido, me siento a un lado de él.

— Amigo, espero que despiertes pronto, necesito de tu ayuda, no puedo solo con todo esto.

Sin evitar una lágrima cae de mis ojos, a pesar que delante de los demás me comportaba como el más fuerte, la verdad estaba muy asustado y confundido, necesitaba a mi amigo para que me ayude a entender lo que ahora me había convertido.

Seco mis lágrimas y me levanto de la cama, cubro con la cobija a Gabriel y doy la media vuelta para salir, tenía que esperar que el despertara y contarle que ahora su amigo es un salvaje, ya me imagino en la forma que va a reaccionar.

— Kailer .

Volteo sorprendido al escuchar mi nombre, ya Gabriel había despertado, ya mi mejor amigo estaba de vuelta.

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