Capítulo 3

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Cada golpe que daba esa bestia a la puerta amenazaba con tumbarla en cualquier instante, busco con mi mirada algún objeto que pudiera utilizar para defendernos y no había nada de utilidad en mi habitación.

Mi hermanita me veía con tanto miedo que me partía el corazón, me acerco a ella para abrazarla y tratar de calmarla.

—Eli, no tengas miedo aquí esta tu hermano para protegerte.

—Kailer, ¿Qué son esas cosas?.

—No lo sé princesa, pero no dejaré que te lastimen.

Beso la frente de Eli mientras ella me da una linda sonrisa, tenía miedo, mucho miedo, pero no era el momento para dejarme llevar de ese sentimiento, tenía que ser fuerte para lograr proteger a mi madre y mi hermana.

La bestia que golpeaba la puerta al ver que no pudo derribarla se va dejándonos por un momento tranquilos. Nos sentamos en el piso sin ninguna idea de lo que haríamos frente a esas cosas, solo nos quedamos ahí en silencio, sin hablar escuchando como destruían todo a su paso.

Un fuerte gruñido rompe el silencio que teníamos, ese grito hizo que tapáramos nuestros oídos con las manos, fue tan fuerte que por un momento sentí que mis oídos se iban a reventar.

Tras aquel gruñido comenzaron todas las bestias a retirarse, sus pasos alejándose se podía escuchar en el techo, el jardín, en el patio, parecía que ya se marchaban.

En la ventana se dejó ver la luz brillante del sol, ya había amanecido y no nos habíamos dado cuenta, me levanto del suelo y voy hacia la ventana para asomarme a fuera, al levantar la cortina veo que ya no hay ninguna de esas bestia, así que me propongo a salir de la habitación

—Hijo, no salgas — dice mi madre agarrándome del brazo al ver que voy a abrir la puerta.

—Mamá, tranquila parece que ya se fueron.

—No creo que se hayan ido, por favor Kailer no salgas.

—Quédate con Eli yo iré a ver si no están y regresaré por ustedes.

Mi madre y Eli no me querían dejar salir, al final las convencí y salgo. Voy bajando las escaleras muy despacio tratando de hacer el menor ruido, mi corazón late fuerte mientras bajo los escalones, al llegar a la sala la consigo vuelta un desastre, todo estaba dañado, las mesas, los muebles, la cocina, parecía que un tornado había pasado por la casa.

Escucho unos pasos detrás de mí y volteo rápidamente, era mi madre junto con Eli que bajaban muy asustadas.

—Kailer, esto es una locura — solloza mi madre al ver su hogar destrozado — Tenemos que llamar a la policía.

Me dirijo hacia el teléfono y lo coloco en mi oído  para solo darme cuenta que no había señal, enciendo el televisor y aparece en todos los canales un aviso que había sido enviado por el ejército. El aviso decía:

“ Todo el Estado de Vermont, principalmente la cuidad de Montpellier se encuentra en alerta máxima tras ser atacadas anoche por extrañas criaturas, el gobierno junto con zoólogos y científicos están tratando de identificar esas criaturas que no se encuentran clasificadas. Se les pide a los ciudadanos quedarse en sus casa y no salir, las personas que perdieron sus viviendas tras el ataque el ejército tiene refugio preparado en varias partes de la cuidad, también hay comida y agua. Se les pide la colaboración de todos los ciudadanos hasta que podamos retomar el control de la situación”.

Al leer ese aviso mi madre voltea a mirarme con dudas de que hacer ahora tras está situación, la casa era un completo desastre, ya no tenía ni ventanas ni puertas, teníamos que buscar un sitio mejor donde estar seguros.

Recordé que la casa de Gabriel era casi que una fortaleza, su padre era militar y había mandado hacer su casa anti todo los peligros que pudiera haber, Gabriel siempre decía que su papá estaba obsesionado con que algún día podría haber una atentado y por lo menos en casa iban a estar seguros, ahora veo que el padre de Gabriel tenía en cierta parte razón.

—Mamá, nos tenemos que ir, aquí no vamos a estar seguros, si regresan esas cosas no creo que podamos sobrevivir si nos quedamos aquí.

—Hijo, ¿Para donde nos vamos a ir?.

—Iremos donde Gabriel.

—La casa de Gabriel está lejos, Kailer, podemos ir en el auto, pero, ¿Estás seguro que es una buena idea que salgamos?, ya viste lo que dijeron por la tele, mejor nos quedamos aquí, hijo.

—Mamá, por Dios, mira como está destruida la casa, si esas cosas vuelven no vamos a tener un lugar donde escondernos.

Al final mi madre acepta en salir de nuestro hogar después de recoger ropa, agua y comida. Nos vamos a la casa de Gabriel, pensé en irnos en el auto de mamá, para nuestra sorpresa ya no quedaba mucho de lo que alguna vez fue nuestro auto familiar.

Nos vamos caminado hacía el centro del pueblo cargando varios bolsos en nuestra espalda, caminábamos temerosos de que en cualquier momento esos animales aparecieran y nos atacarán, nos sentíamos desprotegidos estando afuera caminando por la carretera.

Al pasar al frente de la familia Smith, nos sorprendió ver la casa también hecha un desastre, le hago señas a mi madre que entremos a ver si nuestros vecinos estaban bien, la señora Estela es una gran amiga de mi madre, no nos podíamos ir sin saber si necesitaban ayuda.

Entramos a la vivienda todo estaba destrozado, en el piso había sangre por todos lados, subo a la habitación y abro la puerta de la habitación de su pequeño hijo, fue muy aterrador lo que vi, el pequeño niño estaba acostado con casi todos sus órganos esparcidos por la cama, cierro la puerta mientras mi estómago daba vueltas haciendo que vomitara.

El grito de Eli hace que corra nervioso hasta la cocina, al llegar veo a mi madre con mi hermana  en brazo mientras lloraban las dos. En la cocina estaba la señora y el señor Smith, bueno lo que había quedado de su cuerpos.

Hay entendí que esas criaturas era sumamente peligrosas, entendí que no iba hacer fácil enfrentarnos a esas cosas, en ese momento sentí mucho temor, no sabía qué o cómo hacer para mantenernos con vida.

Seguimos caminado hacía la casa de Gabriel, ya estábamos cansados y aterrados al ver que en casi todos las casa por donde pasamos había sangre, las calles vacías y en total silencio, ver eso solo nos decía que anoche esos monstruos habían matado a muchas personas.

Ya estábamos a una cuadra de la casa de mi amigo cuando vemos personas saqueando los establecimientos de comida, las farmacias y todo lo que había en el pueblo, la gente corría aterrorizada, se escuchaba disparos, gritos y peleas por todos lados, era un completo caos, ahora las bestias eran las mismas personas que vivían ahí.

Un fuerte rugido proveniente del bosque se volvió a escuchar, enseguida  todas las personas que nos encontrábamos en ese lugar nos quedamos estáticos mirando hacia el bosque. El suelo comenzó a temblar mientras más rugidos se escuchaban, esas cosas se estaban acercando rápidamente a nosotros, ahora teníamos que luchar por sobrevivir.

La gente comenzó a gritar mientras corrían de un lado a otro buscando dónde refugiarse, las personas que caían al piso era pisadas por la cantidad de personas que corrían asustadas. Tomo a Eli en mis brazos y salimos corriendo mi madre y yo, todavía faltaba un buen pedazo para llegar a la casa de Gabriel, mientras corríamos esas bestias aparecieron por todos lados, personas caían cerca de nosotras con sus cuerpos desgarrados, agarro a mi madre por la mano y intento entrar a un auto que estaba  con las puertas abiertas, se nos hace imposible entrar a ese auto al ver como delante de nosotros cae una de esas terribles criaturas, no podía creer lo que estaba viendo, eso no era normal, esa cosa no era de este mundo.

La bestia nos miraba fijamente con odio en sus ojos, nos mostraba sus enormes cormillos mientras ronroneaba, de pronto sale corriendo hacía dónde estábamos, era inevitable esa cosa nos iba atacar, sin duda ese monstruo nos destrozaría de un solo golpe, mi madre me abraza y a Eli esperando la embestida, ya no podíamos hacer nada ese animal nos iba a matar a nosotros tambié

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