6. Follar en un coche patrulla.

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Esta tarde me ha pasado algo extraño. Estaba de compras por Bilbao y he tenido que entrar al corte inglés. Hace unos años en un probador de la última planta follé con un novio que tenía yo, que era de Sopela. La verdad que fue un novio muy bueno en la parte más sexual, pero no tanto en todo lo demás. Resulta que esta etapa que estoy padeciendo y recordarme follando aquí, me ha encendido y me ha dado por acordarme de otra vez, cuando yo acababa de ser destinada a Bilbao que tuvimos que venir porque un hombre estaba amenazando a un trabajador del centro. En realidad no era tanto una amenaza. El hombre sólo le pedía a ese dependiente que dejara de follarse a su mujer, que a su vez también era dependienta aquí. No son pocas las historias que todos conocemos de oídas, de lios que surgen en los trabajos de cada uno. En mi empresa he sabido de muchos de esos lios y solo espero que nadie conozca los míos, porque si, yo he follado estando de servicio. Casualidad o no, las dos veces que lo he hecho están en el ranquing que nos ocupa, pero la que voy a contaros hoy, es la que más abajo está de las dos, en la sexta posición. No sé porqué esta tarde no me la puedo quitar de la cabeza y hasta que he llegado a casa y me he puesto cómoda para escribirla, tampoco se me quitaba de más abajo arruinando mi ropa interior, claro. Por si os interesa, para mi estar cómoda para escribir estos relatos, es estar en tanga y camiseta en el sofá sentada, con las piernas enrolladas y con el portátil sobre las rodillas. También escribo mucho sin ser erotico o porno directamente y la única diferencia notable es que cuando escribo sobre otras temáticas, al lado de mi no hay juguetes eróticos de la tienda de Lola Dacosta. Te amo Lola, me has provocado más orgasmos que todos los hombres de mi vida juntos. Al lío, que me voy por los cerros de Úbeda.

Cuando terminé la carrera y antes de mi primer ascenso, estaba destinada en Rentería. Solia pasar la mayoría de las noches patrullando con un compañero con el que me llevaba y me llevo muy bien, Karlos. El tío me saca doce años y yo tenía entonces 23. Teniamos una relación muy sana y sincera y solíamos hablar de todo sin tapujos. Del sexo también. Él estaba casado y a menudo me preguntaba por mis lios de cama y yo se los contaba como a cualquiera de mis amigas, porque él jamás aireaba esos episodios. También es cierto que él me contaba su vida íntima sin tapujos. No se si es lo más normal o no, pero después de seis años casado con Miren, la vida sexual de ese matrimonio era bastante aburrida y yo creo que solo se divertían follando, cuando estaban de vacaciones y el resto del año lo hacían de forma mecánica.

Una noche muy fria que estábamos patrullando, vimos un coche merodeando por un polígono industrial a altas horas de la madrugada y salimos al paso para identificar a los ocupantes. Al final resultó que era una pareja joven que habían ido allí a tener un encuentro sexual. Cuando volvimos al coche Karlos dijo que sólo eran dos niñatos que habían ido a echar un polvo. Yo estaba muy feliz esa época por haber terminado la carrera, muy liberada de tensión después de los últimos exámenes, la verdad. Me apeteció mucho tratar de provocar a Karlos. Empecé por decirle que me moría de envidia de esos niñatos.

Karlos-. Anda ya. Si tu follas cuando quieres. Haces de puta madre en estar sin pareja, así te follas al que quieres y cuando quieres.

Yo -. Sabes que eso no es verdad. Con el puto rollo de los exámenes llevo a palo seco desde octubre y estamos en abril. En día que le coja de la polla a un tío, se la voy a exprimir.

Karlos-. Pues eso tu, lo haces cuando quieras. Estas buenísima y eres joven. Sales cualquier día y te llueven candidatos.

Yo-. No creas que tantos. Las cosas no son como cuando tú salías de juerga a ligar. Además muchos de esos ligones que andan por ahí no tienen ni puta idea. Yo ahora quiero probar a un hombre con dos cojones. Uno que sepa como hay que tratar a una tía de verdad.

Karlos-. ¿ Que estas, buscando pareja formal?.

Yo-. No jodas, Karlos. Un tío que sepa follar a una tía como yo. Que estoy harta de hacer yo todo.

Karlos-. ¿ No saben follar los chicos de tu edad?.

Yo-. Los que me tocan a mí, ni puta idea. Necesito alguien más… experto. Alguien un poco mayor quizá.

Karlos intentó salirse por la tangente, pero tampoco demasiado. Yo en ese espacio de tiempo medité un poco. ¿ Que si me apetecía follar?. Como nunca. Creo que llevaba dos meses sin que una polla tocara mi piel. No tanto como le había dicho a él, pero para mí demasiado. ¿ Que si me follaría a Karlos?. El tío feo no es y tiene cuerpazo, pero además me cae genial. Os lo he dicho, yo no sé nada del amor. Si él está casado, es él el que debería pensar eso. Para mí en ese momento era poseedor de una medicina que mi cuerpo estaba suplicando. Claro que me lo follaria. ¿ Que si lo haría estando de servicio?. Joder que si. Ese día fue la primera vez que esa idea me cruzó la sesera y nada más empezar a plantearmelo yo misma, me puse muy cachonda. No habíamos dejado la charla dos minutos antes y yo decidí tomar el camino de en medio.

Yo-. Joder.

Karlos-. ¿ Que te pasa?.

Yo-. Nada, nada.

Karlos-. Venga ya, Ane. Dime. ¿ Que te pasa?.

Yo-. Vale, joder. Que ahora me he puesto cachonda y me he mojado entera.

Karlos-. Joder Ane….

Yo-. Nada tío. Tranqui. No pasa nada. Ya se me pasará o me aliviaré de alguna forma cuando vayamos a tomar café. A ver, que yo te entiendo.

Karlos-. ¿ Que quieres decir?.

Yo-. Vale tío. Que sé que estás casado y que quieres la hostia a tu mujer, pero sabes que eso a mí, me suda el coño. Yo no entiendo de eso.

Karlos-. Joder, Ane.

Yo-. A ver, no me malinterpretes. La cosa ha ido así y estoy a falta de polla, tío. No pasa nada. Me he imaginado que como solo es por echarme una mano, pues que no pasaba nada y que aunque sea me ibas a comer el coño, pero como soy una puta loca que no sabe nada del amor, no he pensado que tú no diferencias sexo y amor. Es decir, que como tú y yo no nos amamos no puede haber atracción. Perdoname tío.

Joder, nunca había manejado o llevado una situación hasta ese punto, de una forma tan loca. Imaginaros al pobre de Karlos. Entre la pistola, el cinturón y la polla no había sitio con el volante para todo y empezaba a trabarsele la lengua. Y yo… ya ni exageraba, solo me dejaba fluir. Con el mayor de los disimulos llevé mi mano derecha entre mis piernas, pero justo cuando pasábamos debajo de una zona iluminada por farolas y la vista de él se clavó en mi mano. Yo la retiré a toda velocidad para que él no pensara que lo había hecho para ponerle cachondo.

Karlos-. Joder. Estás fatal tía.

Yo-. Perdoname Karlos. Lo siento, tio…  Estoy fatal.

Karlos-. Eso he dicho.

Yo-. Necesito ir a un baño aunque sea. O que me dejes a solas un minuto. No voy a tardar nada, pero ya no lo puedo controlar…. No quiero hacértelo pasar mal por mi culpa.

Karlos-. ¿ Mal?. Ane, tengo la polla como el cuello de un cantaor.

Yo-. Joooooooderrr. Ufff eso que acabas de decir….. Anda. Llévame al bar de la autopista y vamos al baño por turnos… la temperatura de mi coño, la acabas de disparar otro par de grados. No aguanto más, tío. O…

Karlos-. ¿O, que?.

Yo-. Joder nada, déjalo, que se me va la olla.

Karlos-. ¿ O qué hostias?.

Yo-. Joder, se me ha ocurrido una locura. O…  nos aliviados aquí. Mira tío, los dos nos hemos puesto a mil y necesitamos orgasmar urgentemente. No, si yo te entiendo y no querrás hacérnoslo uno al otro porque no hay amor, pero, ¿ para que vamos a fingir?. Aparca el puto coche, nos pajeamos cada uno solos y a tomar por el culo.

Los patrulleros saben cosas y conocen muchas cosas. Entre otras conocen lugares, sitios donde una fría noche puedes dejar aparcada una patrulla, sin que nadie la vea y tu desde dentro poder ver a cualquiera que se acerque a un kilómetro. Karlos tardó tres minutos en llevarnos a uno de esos lugares. Yo me había quitado el cinturón con la cartuchera y me había quitado las botas ya. Nada más aparcar le ofrecí la última concesión.

Yo -. Karlos, somos amigos y no quiero que lo pases mal, pero voy a gritar porque estoy muy cachonda. Si quieres me voy atrás yo y tu lo haces delante, pero si tu quieres, yo prefiero que vengas… Y si lo quieres también, yo te ayudo.

Me pasé atrás dejando la ventana abierta antes de pasar, para poder abrir la puerta al terminar, sacando la mano. Esos coches no abren las puertas traseras desde dentro. Karlos tardó medio minuto más que yo en pasar atrás y yo ya estaba sin pantalones y sin tanga, apoyada en la puerta derecha del coche y abierta de piernas hacia la puerta por la que él entró. Su mirada se clavó en mi coño y en los dos dedos clavados que yo tenía en él. Solo tuve que sugerirle una vez más, que para mí era normal que al menos nos ayudáramos uno al otro y su boca al segundo estaba entre mis piernas. Un puto crack el Karlitos comiendo un coño, la verdad. Menuda suerte su mujer. Tuve que darme prisa para proponerle otra cosa, porque el tío me estaba destrozando. Bueno, con la boca y con los dedos, porque sabía lo que hacía con ellos, la verdad. Saqué un preservativo del bolsillo de la camisa y se lo enseñé .

Yo-. Karlos, está de puta madre y eres un artista comiendo el coño, pero dime una cosa. Esto no va a volver a pasar en la puta vida. ¿ Tan diferente es lo que me estás haciendo, más la mejor mamada que te han hecho en tu puta vida y que te voy a hacer yo en cuanto me corra a echar un polvo?. Soy muy buena comiendo polla, pero mucho mejor follando. No quiero que te arrepientas de no haber sabido si es eso verdad.

Karlos tardó en ponerse la goma lo que yo en quitarme la ropa de arriba y acto seguido empezamos a follar. Cuando dicen que el tamaño no importa, no suele ser del todo cierto, pero Karlos no la tiene muy grande y aún así, vaya que si sabe follar. Nos turnamos los papeles. Al principio era él el que más iniciativa llevaba. Primero sobre mí. Después me puse de rodillas sobre el asiento trasero mirando para detrás del coche y él me dio duro por detrás. Al final, él sentado y yo a horcajadas. A pesar del calentón que llevábamos los dos, fue un polvo precioso y largo. Lo confieso. Me corrí solo una vez follando y me pareció extraño, porque el nivel de placer que estaba disfrutando era muy elevado. La situación me ponía súper zorra. Quizá los nervios por estar en un coche patrulla me cohibian lo suficiente para dilatar el momento del climax, pero cuando llegó, fue monumental. Si señor. Un puto diez de orgasmo. Uno de esos que empiezan lento y suave y van ganando intensidad. Yo estaba cabalgandole a él y subía la intensidad de mis embestidas en función a la del orgasmo. Sentía la penetración, dura, precisa y al subir, mi coño palpitaba y se expandía con los espasmos de mi vientre. Él se corrió poco después. Yo seguí cabalgandole para llamar a su orgasmo, después de haberme corrido, pero cuando terminamos le pedí por favor que volviera a comerme el coño. No podía desperdiciar al tío que mejor me lo había comido hasta aquel día, porque sabía que no iba a volver a follar con él.

Bueno, me toca escribir el resumen de lo que ha sido escribir lo que pasó en ese coche patrulla. Me sorprende que solo he tardado una hora en escribirlo, pero hoy he hecho trampa. Lo he hecho porque desde que me he encendido en Bilbao, hasta que he llegado a casa y me he puesto cómoda, la carga de excitación empezaba a ser importante y al sacar el tanga limpio para cambiarme el que traía, he pensado en el cajón bajo de la mesita, donde guardo los juguetes. Hoy he cogido un huevo vibrador con control a distancia al que llamo Dean. Para escribir el relato he tenido que borrar dos párrafos completos, porque he intentado algo nuevo. Sin dejar de escribir, cuando necesitaba lo que otras veces suelo hacer, que es llamar al climax másturbadome, solo accionaba el huevo desde el teléfono móvil y seguía escribiendo. Cuando me he corrido esas dos veces y he repasado lo escrito durante las vibraciones, no se entendía nada. Quizá ha sido por la postura de lotto que el dichoso huevo hacía más presión en el clitorix interno, que dice Lola, pero me corría enseguida. También he aprendido algo. Ayer empapé el sofá escribiendo y hoy me he acordado de poner una toalla doblada debajo del culo. Bien por Ane. Por lo tanto, no me te tocado ninguna vez hoy, pero me he corrido dos escribiendo este trocito de mi vida sexual y ahora me voy a la ducha, que empieza a ser tarde. Lo de el huevo este es genial. Te puedes duchar con él y ya habéis visto que yo no desperdicio estas oportunidades.

Solo un favor. Si habéis leído, si os ha gustado o no, dejad un comentario, un like, una estrellita, algo para que yo sienta que estáis ahí. Musus guapas y guapos.

Los diez mejores polvos de mi vida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora