4. El semen de Ander en trío swinger.

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Esta aventura es la primera que voy a narrar porque es la que rompió todo en mi. A partir de ser consciente de ese mundo mi mente se abrió a una nueva forma de entender la vida y las relaciones íntimas. Y el sexo con cuatro letras, como digo yo, porque hasta ese día para mi en sexo era una pequeñísima parte de lo que entendí después que era en realidad. Con Ander descubrí otras dos letras y creí que ya había cruzado todas mis fronteras, pero vamos al lío. Este formato trata de contaros mis experiencias sexuales más intensas de una forma directa y ahorrandonos detalles superfluos.

Durante una investigación por desaparición de una mujer, dimos con un grupo de personas con afición por prácticas liberales entorno al mundo swinger. A raíz de las entrevistas que tuvimos con personas relacionadas con la fiesta a la que aquella mujer acudió el día de su desaparición, conocí a Ander. Él era uno de los organizadores de aquel evento en cuestión y el resto de promotores eran para mí sorpresa, tres mujeres jóvenes. La verdad es que a mi Ander, no me dejó indiferente desde el primer día que hablé con él. Tenía una especie de aura que le hacía encantador. Era educado y muy tranquilo. Hablaba siempre de una forma impecable, entonando como si estuviera leyendo prosas de un escritor erudito, pero también en sus comentarios metía bromas, indirectas, sarcasmos... Un orador impecable y un conversador maravilloso. Siempre que hablamos con él por el caso, se mostró muy dispuesto a revelarnos todo lo que era su mundo. Eso a mi me atraía cada vez más. El caso se resolvió pronto y la mujer apareció sana y a salvo enseguida y deje de tener contacto con él.

Yo volví a visitar a Ander siete años después, hace dos semanas. Ha habido estos últimos meses un detonante que me ha hecho volver a llamarle, porque ya no quiero seguir con una duda o una carencia. Le llamé y pedí que nos viéramos y él me cito en una cafetería del centro de Bilbao. Ander no es un hombre increíblemente guapo, no tiene un físico de catálogo ni viste de tal forma que llame la atención, pero ese aura se ve a distancia. Yo estaba esperándole en esa cafetería cuando le vi llegar desde lejos, andando por la acera. Me fijé que la chica de la mesa de al lado a la mía dejó de mirar su teléfono para mirarle a él, y creo que ella sentía algo parecido a lo que sentía yo por entonces al ver y hablar con él. Atracción pura y dura. Andaba despacio y mirando a las personas que se iba cruzando a la cara, desde detrás del cristal de una gafas de sol de aviador. Una leve sonrisa y un aire de estar derrochando felicidad le hacen especial. Quizá no tanto felicidad, más bien satisfacción. Si, creo que si, que la imagen que da Ander es de satisfacción. Bueno, al lío que me enredo.

Cuando empezamos a hablar, fui directa. Me atraía mucho su mundo y quería intentar empezar a conocer más sobre ese estilo de vida y de relacionarse.

Ander en menos de media hora me hizo spoiler de lo más básico de la vida liberal. Por resumirlo de alguna forma, me quedó claro que lo que debería de intentar en una hipotética iniciación era separar los sentimientos y dejar un camino para dejar que mi cuerpo se expresara dejando salir sentimientos básicos. No buscando otros más complejos que muchas veces tenemos adoptados como doctrina desde pequeños. Creo que yo se lo puse fácil cuando me preguntó cuales eran esas motivaciones que habían removido mi curiosidad.

Yo-. En principio y desde la ignorancia creo que me gustaría conocer dos. Voagerismo y bondage.

Ander-. La impersonalidad y el fetiche. Puedo hacerlo.

Yo-. ¿ Cómo que puedes hacerlo?. No entiendo.

Ander-. Es fácil. Solo hay que ser observador, cauto y ante todo en mi mundo siempre va por delante el respeto hacia todas las personas implicadas.

Yo-. Creo que me estoy perdiendo, Ander.

Ander-. Me explico. Mira la chica de esa mesa. Lleva desde que he llegado yo fingiendo que lee algo en su teléfono, pero en realidad está más pendiente de ti y de mí. Ha podido escuchar palabras sueltas y siente curiosidad, intriga... Es evidente que también siente excitación.

Yo-. Me he fijado que cuando llegabas tu, te ha mirado. ¿ Os conocéis?.

Ander-. De nada. Pero espera y atiende.

Ander llamó a un camarero y pidió otros dos cafés para nosotros y un refresco para aquella chica. Él tiene 35 años y un cuidado pelo un poco largo, bastante oscuro. La mirada limpia que ofrecen los ojos marrones oscuros de Ander, ha iluminado muchas fantasias mías después del día en que le conocí. La chica no tendría más de 28 años y lucía una melena negra desechada. Ropa muy informal y urbana, muy rockera. Cuando el camarero trajo los cafés y el refresco de ella, Ander invitó a la sorprendida chica a sentarse en nuestra mesa. Ella aceptó, aunque no a la primera. Ander tuvo que sacar su labia a relucir y por fin, cuando la dijo que sólo quería que nos presentáramos, ella se sentó con nosotros. Por fin cuando Julia se sentó y nos presentamos, Ander se manifestó como lo que es.

Ander-. Julia, quería que escucharas esto, porque creo que te interesa y me encantaría que puedas tenerlo en cuenta. Yo soy swinger y a veces organizo eventos liberales. Esta chica quiere iniciarse y por eso me ha llamado. Verás Julia, esta misma tarde voy a ofrecerle a ella exactamente lo que ha pedido, porque me interesa muchísimo que ella descubra el lado por el que yo vivo y muero. Ya tienes mi teléfono, así que si algún día quieres hablar de algo, llámame sin ningún compromiso. ¿ Nos vamos, Ane?.

Yo no tenía ni puta idea de a donde me iba a llevar, pero la situación delante de Julia me había sobrepasado en lo que hasta aquel momento eran mis límites. Así que decidí que era la mejor opción salir de esa cafetería y le seguí. Ander nada más salir hizo una llamada. No escuché muy bien que decía, pero su tono era el de siempre, cordial, educado, amable y risueño. Al final, antes de colgar, dijo: en media hora estamos ahí.

Yo intenté escusarme diciéndole que ese día precisamente no podía, que tenía trabajo. El sabía que era mentira y me desarmó a la primera. Después me ofreció la respuesta a lo que yo le había pedido.

Ander-. Acabo de llamar a una amiga mía que tiene la capacidad de satisfacer tu voluntad hoy mismo. Creo que se me da bastante bien observar a las personas y si soy sincero, creo que ahora mismo, tu nivel de motivación es apropiado. Si vienes conmigo, vas a conocer muchas cosas de tí, que desconoces, hoy mismo.

Ala. A tomar por el culo. ¿Que si estaba " motivada"?. Cachonda perdida más bien. Desde antes de llegar él a la cafetería incluso. Tan sólo sacar el valor para pedirle lo que le acababa de pedir, ya me había puesto a cien. ¿El numérito de Julia?. Lo empeoró bastantes enteros. Antes de colgar esa llamada, Ander ya tenía un mensaje de esa chica en el que le confesaba que le encantaba la idea, pero que le daba pánico. Ander al enseñarme el mensaje me dijo que intuía que pronto nos veríamos los tres en algún entorno muy diferente a esa cafetería. Ander me llevo a su casa y allí cogió algo en una bolsa y nos fuimos. Menos de diez minutos andando después, entramos en un portal del casco viejo de Bilbao. Al llegar al tercero, Ander me ordenó esperar y sacó de la bolsa una máscara como las de los carnavales de Venecia, negra y con plumas largas y sedosas. Primero me hizo una coleta prieta con mucha maña y después me colocó la máscara antes de llamar al timbre. La puerta se abrió y Ander pasó delante de mí al interior. Después de pasar yo un hombre muy fuerte con algo de sobrepeso cerró y saludó amable. Ander le beso en la boca de una forma tan apasionada que a mí, me sorprendió por completo. Después me presentó.

Ander-. Julia, este chico es Thor. Dentro está su esclava París. Ven, síguenos.

El chico u hombre no se dirigió a mi, solo me miró un segundo y empezó a caminar por un estrecho pasillo y al final se metió en un habitación. El tal Thor iba vestido solo con un tanga negro brillante y pulseras de cuero con tachuelas. Ander le seguía y yo a él. Cuando entré en esa habitación mi excitación estaba ya por las nubes. En ella, en el suelo, sobre una alfombra negra de pelo largo y brillante, había una mujer. Toda la habitación era blanca a excepción de esa alfombra. Había muebles blancos extraños en las paredes y el ventanal del fondo estaba tapado por unos estores también blancos, que sólo dejaban pasar la luz del día. Entre la alfombra y el ventanal había una planta natural enorme de hojas alargadas verde oscuro y detrás de esa planta, una silla de oficina con ruedas, también completamente blanca. Ander y Thor se quedaron de pie delante de esa mujer. Estaba vestida con lenceria de cuero negro. Ligueros y pezoneras incluidas. También tenía un collar de cuero y abrazaderas en las muñecas y los tobillos provistas de una anilla metálica cada una. Thor enganchó una cadena de metal cromado al cuello de esa mujer y tirando un poco hacia arriba, la obligó a levantarse.

Ander-. Julia, Esta es París. Thor me ha dicho que hoy, París ha hecho algo malo y me ha pedido ayuda para castigala. Ponte cómoda, Julia, por favor.

Me había llamado Julia para favorecer mi anonimato y reforzar esa impresión que me daba la máscara. Yo entendí por los pelos, que la silla de detrás de la planta era mi lugar, así que mientras iba a sentarme pasando al lado de ellos, solo podía pensar en que había querido decir Ander, con eso de ponerme cómoda. ¿ Se suponía que yo tenía que ponerme en pelotas?. Joder, esa situación me estaba poniendo más cachonda que muchos de los polvos que yo había echado hasta aquel día, así que mi mente enlazaba mi nivel de excitación con que la ropa sobraba, pero yo había insistido a Ander que quería hacer de mirón a en mi primer contacto con su mundo. Decidí quedarme vestida, pero los pantalones me sobraban desde que me puso la máscara. En el mismo descansillo me habría encantado quitarme los pantalones y el tanga negro que llevaba.

Ellos no esperaron demasiado. Antes de sentarme yo en la silla de frente a ellos y detrás de la planta,. Ander ya estaba besando a París mientras que Thor manipulaba uno de los muebles. No supe distinguir diferencias en la forma en la que Ander besó a París y la que lo había hecho antes con Thor. Thor se acercó por detrás a París y metiendo su mano entre las piernas empezó a tocar su sexo.

Ander se desnudó por completo y yo me quedé impresionada. Quizá era la situación, pero en pelotas, Ander me ponía mucho, muchísimo más de lo que pensaba antes de verlo así. Su polla era un poderoso imán a mis ojos. Thor obligó a París a arrodillarse y ahí empezaron los dos a follarla de todas las formas que yo había supuesto que se podía follar a una mujer. No tardé en darme cuenta que ellos dos se turnaban, parando antes de acercarse al orgasmo, eludiendo ese final. Yo ya no podía más. Tocarme por encima de la ropa ya no servía. Me descalcé y me quité los pantalones. La planta me ofrecía una seguridad delicada y me sentía a salvo de que ellos me vieran, pero no era por la planta en sí, si no porque ninguno de ellos miraba hacía donde yo estaba, en ningún momento.

Thor transformó uno de los muebles, que cuando giraba un par de tablas sobre unas bisagras, se convertía en una especie de mesa más baja de lo normal. Obligaron a París a arrodillarse sobre esa mesa dándome la espalda. París tenía puesto un tapón anal con brillante de color rojo. Mientras Thor, delante de París le follaba la boca, Ander empezó a masturbarla a a la vez que jugaba con ese tapón. Se lo quitó y tras meterselo varias veces en los dos agujeros de París que miraban hacia donde estaba yo, Ander se acercó a mi blandiendo el tapón en la mano. Me lo ofreció. Su polla me estaba mirando a centímetros de mi boca. Salivé. Deseaba comerle la polla. Si eso era lo que más deseaba yo en ese momento, pero cuando cogí el tapón de la mano de Ander, él se dio la vuelta y en apenas tres pasos, ya estaba follandose el coño de París. El tapón ardía en mi mano y estaba muy mojado de haber estado dentro de París. Los dos empujaban sus caderas a la vez contra París enfrente de mí. Creo que ella se corrió en ese momento. Justo mientras yo chupaba él tapón que tenía el sabor del coño de París y ardía en mi boca. Entonces Thor se separó bastante de ellos y fue a uno de los muebles de las paredes. No vi lo que hizo allí, pero gritó. Creo que se había acercado más de lo que quería a un orgasmo y provocandose dolor, se alejó de él. Ander ahora estaba follando a París por el culo e hizo girar la mesa sobre la que seguía arrodillada ella, para que yo les viera de perfil.

Yo me vi de pronto tan cerca del orgasmo que pensé que iba a caer en el, pero no se porqué, imité a Thor y a través de un fuerte pellizco que me di en el muslo, conseguí acallarlo. Entonces Thor volvió al grupo, esta vez a besar a Ander. El beso era tan erotico, tan pasional, que lo que pasó a continuación me pareció lo más normal del mundo. Ander y Thor se estaban besando sin que el primero dejara de embestir el culo de París. Thor acariciaba todo el cuerpo de Ander y hasta le dio un par de fuertes azotes a la vez que se iba poniendo detrás de él. Se sujetó la polla apoyándola en el culo de Ander y este dejó de embestir tan fuerte a París. Pero fue recuperando la intensidad y a la vez que la empestia a ella, al retroceder se clavaba la polla de Thor en el culo. No lo soporté y antes de darme cuenta tenía el tapón clavado en mi culo y me estaba masturbándo plenamente mirando a las tres personas delante de mi follando. Me corrí mientras lo hacía Ander en el culo de París. Fue una puta locura de corrida. Se me fue la cabeza tanto que deseaba ser yo la que estaba sobre la mesa. El tapón me oprimía el culo y de alguna forma me afectaba al tacto de mi coño. Exploté. Un orgasmo del tipo trueno. Brutal, sin aviso y lleno de sentimientos potentes, pero breve.

Ellos siguieron follando más de media hora más. Hubo veces que París tenía que parar y seguían ellos solos. Otras que alguno de ellos se alejaba y se inflinglía dolor para poder seguir sin correrse. Por fin Ander se corrió en la cara de ella y Thor en la de Ander. Yo lo hice por segunda vez mirando a Ander hacerlo. Me habría encantado que se corriera en mi puta cara. Deseaba saborear su climax.

Justo después de correrse ellos, la pareja salió de la sala sin mirarme y Ander vino a donde estaba yo. Debo ser sincera y describir como estaba yo. Sentada en la silla y con los muslos apoyados en las orejeras, muy abierta de piernas y con el tapón de París metido en el culo. Ander me miraba directamente a los ojos y me empezó a preguntar.

Ander-. ¿ Que tal tu experiencia?.

Yo-. Joder, mírame. Impresionante. Me ha flipado.

Ander-. Aún no ha terminado. ¿Has disfrutado de algo, más intensamente?.

Yo-. He sentido envidia de ella. Lo confieso.

Ander-. Pero has gozado de mirar, ¿ no?.

Yo-. Si, mucho. Pero al final era más... cuando te has corrido...

Ander-. No tengas miedo. Aleja tus prejuicios. Habla libremente.

No pude. Vale, que estaba superando mis fronteras, pero aquello era muy erótico. Ander hablándome tranquilamente con la polla al alcance de mi mano... mi coño completamente empapado... y el tapón que me estaba haciendo sentir tan... Si, me sentía muy zorra y muy encendida. Llevé la mano otra vez a mi coño para poder hablar, para sentirme cómoda hablando mientras me tocaba.

Yo-. Cuando te has corrido en la cara de París. Me ha dado envidia. He querido ser ella en ese momento, en el que más.

Ander fue hasta un mueble al otro lado de la sala y cogió algo. Después me pidió desde el otro lado de la planta que fuera donde el. Que me sentará en la mesa giratoria. Había semen de él en la tabla. Me desnudó la parte de arriba sin quitarme la máscara y me puso al cuello lo que había cogido. Era un collar de cuero del que colgaban dos cadenas. En el extremo de esas cadenas había dos pequeñas pinzas.

Ander-. ¿ Querias mi semen?.

Yo-. Quería recibir tu placer.

Ander-. Pues hazlo.

Empezó a recoger pequeñas gotas de semen de la madera con un dedo y después ponía una y otra vez ese dedo delante de mi boca. Yo absorbía ese maná introduciendo todo el dedo en mi boca. Él se agachó un poco. Idiota de mi, pensaba que iba a besarme y cerré los ojos. Lo que hizo fue colocarme las pinzas en los pezones. La sorpresa que me llevé fue inmensa, pero a la vez aquel dolor que me provocó me llevó muy lejos. Entonces Ander se puso derecho y me invitó a limpiarle la polla. Igual fue una orden, no sabría decirlo ahora, pero me encantó la propuesta. Empecé a engullirle, pero él me castigó.

Ander-. No. Quieta. Tu solo estate quieta.

La parte del castigo incluía dos facetas. Empezó a follarme la boca por una parte y por la otra, tirando de una cadena tensaba a la vez las dos que unían mis pezones con el collar y este además, se estrechaba delicadamente oprimiendome el cuello. Empecé a sentir falta de oxígeno, pero la situación me ponía tanto que era Incapaz de negarme a recibir ese castigo. Me pareció que duraba una eternidad. De pronto él me pidió que me arrodillara en la silla. Yo pensaba que me iba a follar desde atrás. No lo hizo. Empezó a jugar con el tapón a la vez que su boca en mi coño me hacía ver las estrellas. Me corrí enseguida. Mucho antes de lo que hubiera deseado. Después él con mucho cariño me ayudó a sentarme en la mesa y estuvimos hablando un buen rato acerca de mí experiencia. Yo pensaba ya que todo había terminado. Me quitó el collar y las pezoneras.

Ander-. ¿ Estas bien?.

Yo-. Estoy de puta madre. Gracias por todo.

Ander-. ¿ Aún te gustaría que me corra en tu cara?.

Yo-. No me esperaba esto ya. No. Lo de antes lo he dicho porque he visto como lo hacías en la cara de ella. Si quieres correrte, a mi ahora me gustaría más que te corras dentro de mi boca.

Todo cambió. El había dejado de ejercer su papel de instructor y dejó que yo sacara el mío. De zorra, por supuesto. Le hice la mejor mamada que recuerdo haberle hecho a un tío en mi puta vida y él me correspondió amablemente con una preciosa corrida en mi boca. Después salimos de aquella casa.

No he vuelto a hablar con Ander. Aún... y se me acaba de ocurrir algo gracioso. A cualquiera de vosotros y vosotras os puede llevar cinco minutos leer lo que he escrito. Vale, si os gusta bastante y os entreteneis, un poco más. Eso sería perfecto y si escribo todo esto, es con ese objetivo está claro. Vuestros orgasmos son mi premio. Pero a mi me ha llevado toda la tarde de este precioso domingo de octubre escribirlo. Aún recuerdo el semen de Ander fluyendo en mi boca y ese día ha pasado a mi número tres del ranquing, así que espero que no os sorprenda que recordarlo, escribirlo, me ha llevado a aquel día y mi coño se ha puesto muy contento de recordarlo. Cada uno de estos relatos breves de mis mejores polvos, voy a terminarlo con un resumen de el proceso. En este caso nada más pensar en escribir este día, me he colocado con mucho cariño el tapón anal que me compré nada más salir de aquel piso del casco viejo idéntico al de París, en la tienda de Lola Dacosta. Tenerlo puesto me ha ayudado a rememorar mejor cada detalle. Y finalmente he tardado tres horas y han sido dos. Me he tenido que hacer dos pajas para poder escribir este relato. Ahora os dejo, porque lo que más me apetece es hacerme la tercera en la ducha antes de que llegue Andoni de trabajar.

Los diez mejores polvos de mi vida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora