3. Follando en el cuartel.

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Abierta ayer la veda de contar que follar en el trabajo está genial, me animo ahora a describir la otra vez que me he visto vestida de faena, con el uniforme de la Ertzaintza en una de estas. Pensadlo un segundo, en esas ocasiones estaba de servicio y he tenido buen sexo, por lo que al final de mes, me pagaron por follar. Me hace gracia pensarlo así, pero al lío, que alguna o alguno igual está impaciente.

Llevo junto a Andoni casi tres años, aunque me cuesta aún decir que somos pareja, la verdad. He sido clara con él desde el principio y le avisé de que no iba a ser fácil, porque nunca he amado a ningún hombre. Además de eso, al no haber tenido parejas estables muy duraderas, tampoco he entrenado algunas de las cosas que pueden ser habituales como hablar de forma cercana por teléfono, por ejemplo. Nuestras llamadas siempre eran educadas y prudentes y en discordancia con el contacto cara a cara donde me siento más cómoda y si soy natural y directa. Si hablamos ya de usar la provocación o más explícitamente, el sexo a distancia, olvídalo. Era un muro infranqueable al que hace meses empecé a tratar de enfrentarme. El día de San Sebastián yo estaba destinada en donosti como refuerzo, pero a mitad de la noche activaron mi unidad por un caso importante. Iba a dormir en mi piso de Pasaia con Andoni, que también ofreció servicio allí, pero en lugar de eso me enviaron a la ertzain-etxea de Balmaseda, así que amanecí a 130 kilómetros de donde quería haberme acostado a esa hora.

El día anterior si fue un bonito día, que parecía un sueño 24 horas después . Casi a esa misma hora me despertaba en la furgoneta con Andoni. Habíamos pasado la tarde del día anterior juntos en la obra de la casa que estoy restaurando y al terminar aparcamos su furgoneta junto al mar y dormimos allí. Cuando me desperté estaba amaneciendo y las vistas eran preciosas. Casi las mismas que vamos a tener cuando se termine la obra, desde casa. Andoni se despertó también y la manta hacia un bulto sospechoso bajo su vientre. Me hace gracia que siempre que dormimos juntos se despierte así. Yo me metí bajo la manta en mi papel de investigadora para saber que era lo que generaba ese bulto. Para olerlo. Para saborearlo. Mi día empezó follando con el hombre al que estoy dedicando mis sentimientos menos compartidos y al día siguiente empezaba con fotos de un hombre muerto a golpes e incinerado parcialmente. No había estado tumbada desde la mañana anterior, en ese preciso instante. Como el jefe del cuartel aún no había llegado y esperaba para entrevistarme con el, llamé a Andoni para intentar hablar con él antes de que se durmiera.

Yo-. Kaixo. ¿Estabas dormido ya?.

Andoni-. Que va. Acabo de meterme a la cama.

Yo-. Que sugerente... ¿ con tu habitual pijama?.

Andoni-. Siempre... ¿ Que te sugiere?.

Yo-. La verdad... estaba acordándome de el despertar de ayer. Me sugiere hacer lo mismo. Te imagino desnudo y en mi cama...

Andoni-. Me gusta acostarme en esta casa. En tu cama. Huele a ti...

Yo-. ¿ Te sugiere algo ese olor en esa cama?.

Andoni-. Me gustaría tenerte aquí para meterme yo debajo de las sábanas. Los dos con el mismo pijama. Piel... lamerte poco a poco. Encenderte.

Yo-. Te noto... encendido.

Andoni-. Lo estoy. No me gusta ocultarlo.

Yo-. Tampoco lo tienes fácil. Seguro que la manta está abultada...

Andoni-. Lo está. Por ti. Amor.

Yo-. Creo que tengo un caso bastante duro enfrente. Necesito un favor. Podrías coger algo de ropa de mi casa y acercarmela cuando te despiertes y comemos juntos algo por aquí....

Andoni-. Ane. Llevas veinticuatro horas sin dormir. Deberías pensarlo... Además mañana hemos quedado con Virginia.

Joder, joder y joder. Le colgué dos minutos después. Me escusé y le prometí que iba a descansar algo allí, enseguida. Vale era mentira, pero eso él ya lo sabía. Acababa de hacerme cargo de una investigación por un doble asesinato y si se pensaba que iba a poder descansar, es que no me conoce. Pero lo que me molesta, lo que me jode es que no pude. Nunca puedo. Joder. ¿ Que me pasa?. Estaba teniendo una conversación erótica con el hombre que más me pone del mundo ahora mismo. Él estába metido en mi cama y seguro que estaba desnudo y empalmado. Seguro que hasta estaba acariciandose y yo... Si joder, yo estaba poniéndome a mil y me encanta sentirme así. Me siento muy excitada cuando pasan cosas así y ya hasta estaba sintiendo mi sexo mojado y preparado. Si no estuviera en un cuartel de la ertzaina me habría masturbado. En eso no tengo ningún problema, pero soy incapaz de compartirlo con él. Ni con nadie. Nunca he sido capaz. A ver como lo explico yo, sin romper nada. Soy sexualmente activa. Aunque hasta Andoni, nunca había tenido una pareja estable más de seis meses, eso tampoco ha sido un problema. No me cuesta relacionarme con hombres. Hablamos del entorno más íntimo. He conocido a varios chicos con los que he tenido temporadas de buen sexo. Parejas si queremos llamarlo así. Tampoco ha sido en mi vida un muro infranqueable otro tipo de interacciones. Salir de fiesta a buscar sexo ocasional de una noche, pero esto siempre me dejaba peor que cuando salía a buscarlo. Lo que soy incapaz es de usar la insinuación ni el lenguaje erotico a distancia. La parte más perversa de mi faceta sexual es todo un tabú para mí. Me encantaría ser más abierta, poder haberle dicho a Andoni que cuando le llamé estaba recordando como cuando él se despertó el día amterior, yo le comí la polla y que la boca me estaba salibando solo de recordarlo. Que no solo mi boca saliba cuando le recuerdo haciéndome el amor. Me gustaría liberarme de mis fronteras y hacerle saber que cada vez que me hace el amor, estoy días seguidos sintiéndole dentro de mi. Hacerle saber que desde el día en que nos conocimos en la academia, no había tenido pensamientos sexuales con nadie más. ¿Por qué me cuesta tantísimo decirle a mi pareja que me encanta follar con él? . Cuando estamos juntos no, no me cuesta. Incluso sacar mi perfil más obsceno y pervertido. No, eso con Andoni no me cuesta nada. Tenémos sexo divertido y variado desde el primer día. Pero lo demás.... Joder. Y ahora acababa de llegar el jefe del cuartel y me tenía que reunir con él, como estaba. Y estaba cansada, con la misma ropa que el día anterior. Oliendo a sudor y cachonda. Si joder, estaba cachonda en el momento menos oportuno que pudiera pensar.

La reunión no salió bien y la mañana de toma de contacto con el caso, peor. Al final de esa mañana fui a hablar con una agente que había conocido ese día, la que estaba a cargo del acceso al cuartel en la pecera. Se llama Andrea y es muy amable. Volví a la entrada para avisarla de que iba a venir Andoni para que le dejara entrar. Claro que no le dije nada más, ni que Andoni también es inspector ni que es amigo íntimo. Vamos, mi pareja, joder. Ella muy amable, me preguntó si podía ayudar en algo más. Yo le pregunté si las duchas del vestuario femenino estaban decentes. No solo me las enseñó y estaban limpias. Andrea, que era la única mujer en servicio, además de enseñarmelas, me dejó su neceser con gel, champú, desodorante y colonia y me indicó que hasta las siete no terminaba el servicio, así que además podría gozar de intimidad. Todo el vestuario para mi.

Yo volví a la sala del equipo. Seguimos tratando de avanzar, pero era muy frustrante. De pronto entró en la sala Andoni con una mochila en la mano.

Me hace gracia, porque el no tiene ni idea, pero la mochila que cogió de mi casa para traer la ropa es la que usaba yo en la universidad hace una vida y media. La guardo con mucho cariño porque en esa mochila viajaban mis sueños a diario desde mi piso de estudiante en Leioa a la uni de Sarriko. Yo le saludé con un casto beso en la mejilla. Pero ese beso no expresaba lo que sentía. Andoni había dormido un par de horas, se afeitó y duchó y después habia conducido hasta allí , pero parecía que habia dormido diez horas y se había preparado para ir a una cena romántica. Olía a gel de ducha, desodorante y perfume. El tacto en la piel, de su cara contra la mía era suave y cálido. Su susurro saludándome cerca de mi oído, fue amable y desgarrado. Su sonrisa al verme, una declaración. Yo también susurré a su oído.

Yo -. Que cabrón. Parece que vienes de un balneario. Hueles que dan ganas de comerte.

Andoni -. Dormir en tu cama me sienta genial.

Yo-. ¿Deberé lavar las sábanas?.

Andoni-. No. Tranquila...

Yo-. Que lástima. Esta mañana cuando estabas acostandote en mi cama, te he imaginado ensuciandolas...

Andoni-. Si no llegas a cortar esa llamada habrías sabido que si, que me he puesto a ello. Pero no las he ensuciado, solo porque he sido precavido y he tenido cuidado de lo hacerlo. Quería respetar el olor que había a ti, en las sábanas... Aunque ahora no hueles demasiado bien.

Es todo un cabrón. Acababa de hacerme traspasar mis límites, tan solo insinuando que lo había hecho. Su voz cuando susurra me transporta siempre a la cama y a escenarios donde la ropa sobra. Yo rápidamente observé la ropa que me había cogido de casa. En parte me enfadé. Solo en parte. Había cogido un traje de chaqueta americana y pantalón negro de pinzas con una blusa blanca. Este traje me lo regaló Virginia hace dos años y solo me lo he puesto un par de veces. Me parece demasiado elegante y sugerente. La chaqueta no me tapa el culo y el pantalón es fino y ajustado. La chaqueta por delante tampoco cierra del todo y deja mis pechos expuestos donde la blusa de seda permite insinuar más de lo que me hace sentir cómoda. Siempre que me lo pongo me siento expuesta y creo que todo el mundo me mira el culo o las tetas. También había traído un conjunto de ropa interior de encaje. Uno que compré esclusivamente para celebrar en la intimidad nuestro primer aniversario. No me ayudaba a rebajar mi estado, no.

Andoni-. ¿ Debería haberte traído otro uniforme, mejor?.

Yo-. No. Ven. Quiero enseñarte algo.

Andoni-. ¿De la investigación?.

Yo -. Sígueme.



Salí de la sala y caminé deprisa. Bajamos por las escaleras, yo delante y Andoni detrás. Al llegar al sótano, giré a la izquierda y atravesé una puerta. Andoni detrás de mi, pero nada más cruzar la puerta me lanzé a sus labios tirando la mochila al suelo. Él paró en seco sorprendido y trató de decir algo. Yo no le dejé. Mi lengua entró en su boca a la vez que mis manos empiezaban a desnudarle en mitad del vestuario femenino del cuartel. Antes de emitir una sola palabra ya estaba sin sudarera, sin camiseta y tenía el cinturón suelto.

Andoni-. Joder. Que sorpresa. Me vas a matar.

Yo-. Callate, cabrón. Esta mañana cuando hablábamos ya estaba así y ahora solo de verte me he vuelto a poner cachonda.

No paré. No dejé de desnudarle a él a toda velocidad. Tenía prisa. Ansias. Le necesitaba. Lo necesitaba. Él tampoco perdió el tiempo ni es nuevo en esto. Mis pantalones de uniforme estaban en el suelo y más arriba de mi tanga, no me quedaba ropa. Una mano suya palpaba mis pechos, pero él intuía la urgencia, y el morbo del escenario ayudaba. Cambió de objetivo para saltarse con la mano la poca defensa que ofrecía el tanga. A la vez mi mano ya había vencido la protección de su bóxer y abarcaba debajo su prominencia.

Andoni -. Virginia, estamos en un cuartel de la ertzaitza. Esto es motivo de sanción.

Yo-. Cállate. Si dices una palabra más o me niegas lo que quiero vas a pasarlo mal. Aquí mando yo y punto.

Me tiré al suelo de rodillas delante de él. Sus bóxer estaban en sus tobillos. No hubo delicadeza ni miramientos. A la vez que empiecé a ofrecerle sexo oral de forma muy salvaje me deshice de mis botas y el resto de la ropa. En cuanto lo conseguí me levanté y le ordené seguirme. Me metí en una de las duchas y encendí el agua. Antes de regular la temperatura, él estaba detrás de mi. Me penetro de forma directa. Duro más bien. Intenté empujarle con mi cuerpo pero él me atrapaba contra la pared por su fuerza. Me embestía fuerte. Repetidamente. Rítmicamente. El agua me caía en la espalda y la cabeza. Quemaba. Yo me resistía apoyando las manos en la pared y haciendo mucha fuerza con mi cuerpo contra el suyo. Conseguí apartar las caderas de la pared teniendo que inclinarme para hacerlo. Él se aprovechó de eso para ser más duro aún. No tenía forma de evitar que sus embestidas fueran completas y que en ellas llegara a meterse entero en mi. Me costaba respirar porque el agua me caía directamente en la cabeza de lleno. Me resbalé de un pie y perdí la postura. Al hacerlo vi como mi cadera volvía a pegarse a la pared y él sin dejar de estar pegado a mi culo avanzó para poder seguir teniendo el control. El agua le caía ahora directamente a él y después salpicaba todo lo demás. Tenía las tetas apoyadas en la pared de la ducha. Las caderas también. Apenas era un pequeño obstáculo entre él y la pared. Un obstáculo que amortiguaba el golpeteo de sus caderas con el que parecía que querría derribar esa pared. Andoni no tiene problemas para hacerlo a pesar de esa postura, pero yo estaba al límite. Muy cerca de él. Le pedí que parara. Me di la vuelta y me subí en sus caderas. No, Andoni no tenía problema para follarme completamente en la postura anterior, pero estaba ovulando. Queríamos tener un hijo y yo queria que fuera así. Encima de él, estando él de pie llega más. Siento más. Casi empecé a llorar de placer cuando mi orgasmo empezaba a atrapar mi cerebro. Lo vaciaba. Yo apoyé mi cabeza al lado de la suya sin ser consciente del volumen de mis gemidos, pero estos siempre han resultado ser una llamada infalible a sus orgasmos. Él atendió esa llamada haciéndolo, sin dejar de bombear. Hasta el final y un poco después.

Me gustaría decir que Andoni me entiende y que comprende mis limitaciones. Pero sé que no es así. Lo que ocurre en el sentido más sexual de nuestra relación, es que Andoni me respeta y es paciente porque sabe que cuando nada me cohibe y soy capaz de mostrarme ante él de forma natural, los dos entendemos esta fase de nuestra relación de forma similar. En el resto de fases somos plenamente compatibles aunque muy distintos.

Este día interpreté de una forma muy potente mis deseos más primitivos y es algo que cambió de forma radical en mí, sin ser consciente del todo. Acabábamos de empezar un caso y yo sentía apetito sexual, y de qué forma... Nunca antes había ocurrido, esa fue la primera vez que yo tenía sexo en mitad de un caso y en este saco incluyo hasta la masturbación. Todo cambió en mi y desde ese día he vivido más intensamente todo lo referente al sexo. Sé que no tuvo nada que ver con Andoni, pero mi cuerpo, mi organismo y las claves que me hacen enfrentarme a la pasión, han mutado y ahora funcionan de forma diferente. Dentro de mi ranquing está es la primera experiencia que os narró de esta nueva fase si descartamos a Ander, pero no va a ser la última, porque hay otro par de situaciones que me han hecho volar. Y correrme, claro. Como acabo de hacer escribiendo. Andoni ha tenido que ir a Gasteiz de urgencia y me he quedado sola. Anoche hicimos en amor y estuvo genial, pero no ha sido suficiente para apaciguarme en mi nueva fase. He querido escribir hoy y como pasa últimamente, me he tocado mientras lo hacía. Una sola vez he terminado, pero hoy me ha apetecido más ir poco a poco acariciandome mientras escribía y solo llevarme al orgasmo una vez, al terminar el relato. Me acabo de correr pensando en él corriendose dentro de mi en aquella ducha del cuartel.

Espero que no esté demasiado mal escrito, ya lo iré repasando. Si tenéis a bien dejadme unas palabras de comentario. Me ayudaría mucho a seguir publicando estas diez experiencias para compartirlas con vosotras y vosotros. Feliz puente el que lo pueda disfrutar.

Los diez mejores polvos de mi vida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora