Capítulo 8.- ¿Qué somos?

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Después de una larga noche imaginando tener una relación con aquel hombre, soñé hasta con eso, pero el deseo de que fuera verdad no iba a ser suficiente como para que se hiciera real.

-¿Hoy podemos salir un rato en la tarde después del trabajo?.- Me sacó de mis pensamientos mientras según yo trabajaba en mi oficina.

-Disculpa, ¿Te interrumpí?, no quise asustarte y menos ser una distracción.- Dijo mientras se acercaba a mi y me miraba fijamente a los ojos.

-No te preocupes, no pasa nada, mejor dime que pasó, ¿Qué me preguntaste?.- Dije saliendo de mis pensamientos.

-Bueno es que un amigo me invito a salir y me gustaría que me acompañaras, después de eso te llevaría a tu casa.- Dijo con su recurrente sonrisa de lado.

-Si claro hoy puedo no tengo tanto trabajo pendiente, ¿A qué hora nos vemos?.- Pregunté sin que se notara el nerviosismo en mi voz.

Realmente me ponía nerviosa y siempre me invadía el olor de su perfume, haciendo que mi cuerpo se estremeciera como si él mismo me tocara con sus manos.

-De acuerdo, nos vemos en el estacionamiento a las 5, yo te mando mensaje para que baje cuando yo haya salido de mi oficina.-

-Excelente entonces en un rato nos vemos.-

-Si, ya te dejo seguir trabajando.

Todo el resto de la mañana y parte de la tarde estuve muy nerviosa, no sabia por que le había dicho que si y por que saldría con el ahora si solos sin ningún otro compañero.

Llegó la hora de salir con él, me mando el mensaje y me preparé para salir y verlo en el estacionamiento. Después de encontrarnos su amigo le mando mensaje y nos quedamos de ver un lugar en específico, pasamos por el y nos dirigimos a un bar.

-Bueno ¿Díganme cuanto llevan juntos?, ¿Ya llevan mucho tiempo saliendo?.- Sus preguntas me sacaron de onda por que apenas esta era nuestra segunda salida o cita.

-No apenas es nuestra segunda salida, no somos nada.- Dije mientras le tomaba a mi bebida.

-¿Acaso no somos novios?.- Me pregunto viéndome a los ojos.

-Jajajaja...- Me reí con sus palabras.

-No somos novios, más bien dime ¿Qué somos?.- Pregunté con una mirada incredula.

-Tu eres a la segunda persona a la que le pregunto esto, ¿Quieres ser mi novia?.- Pregunto tomando mis manos con las suyas.

-Si, claro que quiero ser tu novia.- Dije sellando nuestro amor con un beso.

Su amigo solo se nos quedaba viendo mientras nosotros hacíamos ese show.

-¿Ósea que apenas se acaban de hacer novios?.- Pregunto incrédulo.

-Si eso parece, pero bueno acuérdate del día de hoy que es 16 de agosto del 2017.- Dije mientras lo veía a los ojos más enamorada que nunca.

-Si, nunca se me olvidará este día, ya que conocí al amor de mi vida y por eso te amo.- Dijo dándome otro beso gentil y fuerte al mismo tiempo.

Continuamos con la velada y entre risas, besos, canciones dedicadas tomamos nuestras bebidas, para después llevar a su amigo a una parada de autobús para irse a su casa y después llevarme a mí a mi casa.

Han sido los mejores días siendo su novia, ya todos saben que somos novios y empiezan a hablar acerca de ello. Me ha llevado a muchos lugares, hemos salido a muchos bares, me ha consentido mucho, pero algo dentro de él ha empezado a cambiar con el paso del tiempo, algo empieza a surgir a la luz y no sé que es lo que se quiere asomar.

-Mi mamá por fin se va a casar con mi padrastro, y quiere que te invite a la fiesta, solo abra algunos amigos de ellos, mi hermana y yo, y, claro tú si es que quieres venir.- Dije mientras le tomaba la mano.

-¿Y nadie atractivo irá?.- Preguntó y yo sin entender su pregunta, respondí.

-No solo señores y sus hijos pequeños, nada que valga la pena.- Respondí.

En ese momento, me soltó la mano y se puso serio, puso en orden el asiento del carro y miró fijamente al frente.

-¿Pero que dije?.- Dije para saber que es lo que había pasado.

-Nada, mejor ya vete a tu casa, mejor hablamos mañana.- Dijo arrancando el carro.

Esa fue la primera vez que me hizo sentir confundida y me aplico la ley del hielo.

-Pero, ¿Qué dije para que te pusieras así?.- Seguía preguntando confundida.

-¡Sólo!... ¡Vete ya a tu casa, mañana hablamos, dije!.- Dijo molesto sin apagar el motor del auto.

-¡Bájate ya!...- Dijo con voz más enojada sin mirarme.

Solo pude callar y bajarme del carro, después de cerrar la puerta avanzó sin mirar atrás y sin detenerse. Me quedé sola ahí parada sin saber lo que había pasado, lo único que pude hacer es mandarle un montón de mensajes sin parar y caminar a mi casa. Lo único que pasó es que nunca me contesto los mensaje y me quedé sin respuestas. Al día siguiente era la boda de mi mamá y él seguía sin contestar.

Le mandé una foto de que vestido me puse.

-¿Te gusta este vestido o me pongo otro?.- Pregunte casi no esperando una respuesta.

-Lo que tú te quieras poner esta bien.- Dijo sin ya no contestar más. 

Seguí sin saber a que se refería y sabiendo que eso era un no a la invitación que le había hecho anteriormente. Sentía muchas ganas de llorar todo el tiempo y me sentía patética al respecto, quería demostrarle que solo lo amaba a él y a nadie más, pero no sabía como si no me contestaba los mensajes y solo me dejaba en visto. 




El ladrón de luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora