Capítulo 4.- Feliz cumpleaños a mí.

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Pasaron las semanas y un nuevo compañero se acercó a mí, solo que ahora en lugar de pedir café fue para pedir mi número de teléfono, éste por el contrario al otro no se quita el anillo de casado.

-Hola Licenciada, ¿Cómo se encuentra el día de hoy?.- Preguntó después de saludar cordialmente.

-Hola Licenciado, bien, aquí trabajando, ¿En que puedo ayudarle?.- Pregunté.

-Bueno es que algunos de los compañeros de las oficinas quieren hacer una carne asada y queremos invitarla, así que no sé, si le moleste, pasarme su número de teléfono y así le mande la ubicación de donde haremos la reunión y claro si gusta ir.- Dijo esperando una respuesta.

-Bueno es que yo solo vengo a trabajar, no ha hacer amigos.- Dije seria.

-Jajaja... no es malo conocerse después del trabajo, pero entiendo si no quiere pasármelo.- Dijo sonriendo.

-Esta bien, pero no se lo pase a nadie más por favor.- Dije suplicando.

-Por supuesto Lic., no se lo daré a nadie.- Dijo.

-De acuerdo, es...- Dicte mi número de teléfono, número por número, para después irse de mi oficina con una sonrisa de lado, que apenas se distinguía.

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Unas semanas después  llegó el día de mi cumpleaños, 27 años y yo seguía sintiendo que mi tren directo hacia el amor y la creación una familia estaba cada vez más retrasado, sentía que mi momento ya estaba pasando y que sería una solterona, como si estuviéramos en los años 50's, añadiéndole la falta de amor propio y el sentimiento de falta de propósito y de no ser suficientemente buena para tener pareja.

Por mucho tiempo desde mi época de la preparatoria, me he preguntado el por que los hombres que me gustan, yo no les gusto o no les parezco atractiva, y, desde ahí nunca me he sentido bonita o atractiva. Sin esperar que un novio me diga que soy bonita o le parezco bonita.

Esta mañana en particular se siente diferente, es mas fresca de lo normal y todos a mi alrededor me felicitan por mi cumpleaños, mi madre me invito a desayunar antes de ir al trabajo y algunos de los compañeros de la oficina organizaron una reunión con comida para felicitarme por mis 27 años. Yo por el contrario solo no me sentía feliz, me sentía sola, sin amor y sin rumbo, aun teniendo un buen puesto y un buen sueldo. 

-Hola Lic., ¡¡Felicidades por su cumpleaños!!, trajimos unos tamales y una rosca de nueces para celebrarla.- Dijo mi compañera.

Yo me sorprendí por un momento, para después contestar.

-Muchas gracias por esto, no pensé que se acordarían de mi cumpleaños.- Dije sorprendida, la verdad.

Poco a poco fueron llegando los demás compañeros y compañeras de la oficina, entre ellos Sebastián y Álastor, Sebastián fue directo a mi para saludarme y darme un abrazo de felicitaciones, mientras Álastor solo se quedaba en el marco de la puerta de la entrada sin decir nada y esperando a Sebastián para irse a seguir trabajando.

-Felicidades Lic., espero y se la pase muy bien.- Dijo apartándose de mi, para después seguir hablando. -Vamos Álastor, ven a felicitar a la licenciada.- Dijo volteando a verlo.

Él solo medio sonrió y no se quiso acercar.

-No se preocupe lic., no quiero que el lic. me felicite así esta bien.- Dije mientras tomaba un plato con un tamal en el.

Sebastián insistió y Álastor se acerco contra todos sus deseos a felicitarme, y darme un abrazo, de eso solo me quede con el olor de su perfume en la ropa, para después tomar su plato he irse a su oficina y desayunar ahí.

Todos los demás compañeros se quedaron en silencio, siguiendo con lo que estaban haciendo, mientras Sebastián se disculpaba por el comportamiento de su compañero. Yo por el contrario no le tome importancia, así que seguí con mi día como si nada.

Antes de salir de la oficina un par de compañeros me invitaron a comer para celebrar, pero como costumbre en mi no tenía ganas de salir, pero al insistir tanto y decirle a mi madre de la invitación, me incito a salir un rato y festejar mi día.

Fuimos a un lugar llamado "El picadero", en donde vendían carnitas y muchas otras cosas más. Pasando la tarde con ellos para después irme a mi casa, sin novedad alguna. 

El ladrón de luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora