El verdadero Álastor se disponía a salir y mostrar poco a poco su verdadero rostro, pero ya lo empezaba a hacer sin darme cuenta o simplemente no me quería dar cuenta, ya que me faltaba mucho amor propio y lo único que yo quería es no perder su amor. Después de ese largo fin de semana, sin saber nada de él, llegue a la oficina, pero lo único que recibí fue una escena de celos.
Una licenciada le había dicho que me vio platicando con otro licenciado muy animosa y eso lo molestó demasiado al grado de decirme si estaba segura de que estuviéramos juntos, que aparte de lo que había pasado el fin de semana, tenía que madurar y comportarme a la altura, ya que andaba con él.
Después de esa discusión y sin dejarme explicar lo que pasó, solo me fui a mi oficina a esconderme tras las cajas de archivos, llena de frustración y sin saber por que me trataba así, algo dentro de mí me decía que no era la forma correcta de tratarme o de comportarse, pero otra parte me decía que yo era la que exageraba y que en efecto solo tenía que madurar y que él estaba en lo correcto. Poco tiempo después llegó a mi oficina encontrándome escondida y llorando...
-Deja de ser ridícula y mejor ponte a trabajar.- Dijo mientras yo seguía escondida tras las cajas de archivos de mi oficina.
-Te van a ver y van a decir que te hice algo cuando simplemente te dije que no te comportaras como una niña, ya eres una adulta de 27 años.- Dijo mientras me tomaba del brazo y me levantaba.
Yo simplemente me limpie las lágrimas de los ojos y me senté en mi silla, solo para pensar en que él tenía toda la razón, pero un sentimiento de duda se apoderaba de mí y me hacia dudar si era lo correcto seguir con él, era mi instinto de supervivencia tratando de decirme que no estaban bien las cosas.
Y así empezaron las escenas de celos, por que abogados que llegaban a mi oficina me daban los buenos días o las buenas tardes, escenas en las que ya no podía saludar cordialmente a ninguno de mis compañeros hombres, sin que él empezara con sus celos, mientras que yo sólo pensaba en serle fiel a él, esquivar a todos y bloquear a quien fuera para que no se dañara nada de lo que teníamos, pero siempre sintiendo que en todas esas ocasiones solo era mi culpa.
Empezó la manipulación sencilla con la esperanza de que era amor, que solo lo hacía por mi bien y para que fuera mejor persona para la relación, pero eso solo me hacia sentir culpable por ser como era y no como el esperaba que fuera. Yo simplemente creía que si era madura y acorde a mi edad, pero a cada paso que daba me topaba con una realidad diferente, dándome cuenta que para él no lo era.
Poco a poco empezaba a controlar mi vida, mis pensamientos y mis acciones, con esa famosa frase que siempre me decía cuando no me quería decir por que estaba enojado conmigo... "Ya deberías saber que hiciste, ya te dije lo que me molesta que hagas, así que deberías saber que es lo que me pasa".
Pero aún así con todas su acciones todavía era funcional en mi trabajo y pude ascender, pero eso no duro mucho, ya que no me dejaba hacer horas extras o siempre me cuestionaba cuando salía de la oficina a hacer trámites. Por lo tanto empecé a bajar mi rendimiento y mis jefes se empezaron a dar cuenta de eso, pero a mi no me importaba ya que yo solo vivía para él y para nuestra relación.
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El ladrón de luz
De TodoEkaterina Mondragón es una chica de 26 años que no cree que exista el hombre perfecto para ella y entonces sin esperarlo del todo se le atravesó un hombre que le mostrará un camino que parece lleno de amor y felicidad, solo que hay un detalle que to...