El final del verano llegó más rápido de lo que Law habría querido. Estaba deseando volver a Hogwarts y volver a Foster, pero por otro lado, el tiempo que había pasado en La Madriguera y el Hogwarts había sido el más feliz de su vida. Al pasar el tiempo en La Madriguera cada vez le resultaba mas difícil no sentir envidia de Ron, pues para el eso era su día a día desde su nacimiento, para Law, era sentir por primera vez lo que era tener una familia.
La última noche, la señora Weasley hizo aparecer, por medio de un conjuro, una cena suntuosa que incluía todos los manjares favoritos de Law y que terminó con un suculento pudín de melaza. Law le presto su Walkman a Ron quien estaba fascinado con el artefacto, diciendo que algún día conseguiría uno, Harry ya conocía los Walkman pero nunca había tenido uno así que tambien se divirtió mucho con el.
Fred y George redondearon la noche con una exhibición delas bengalas del doctor Filibuster, y llenaron la cocina con chispas azules y rojas que rebotaban del techo a las paredes durante al menos media hora. Después de esto, llegó el momento de tomar una última taza de chocolate caliente e ir a la cama
A la mañana siguiente, les llevó mucho rato ponerse en marcha. Se levantaron con el canto del gallo, pero parecía que quedaban muchas cosas por preparar. La señora Weasley, de mal humor, iba de aquí para allá como una exhalación, buscando tan pronto unos calcetines como una pluma. Algunos chocaban en las escaleras, medio vestidos, sosteniendo en la mano un trozo de tostada, y el señor Weasley, al llevar el baúl de Ginny al coche a través del patio, casi se rompe el cuello cuando tropezó con una gallina despistada.
A Law no le entraba en la cabeza que nueve personas, seis baúles grandes, dos lechuzas y una rata pudieran caber en un pequeño Ford Anglia. Claro que no había contado con las prestaciones especiales que le había añadido el señor Weasley.
—No le digas a Molly ni media palabra—susurró a Law al abrir el maletero y enseñarle cómo lo había ensanchado mágicamente para que pudieran caber los baúles con toda facilidad.
Cuando por fin estuvieron todos en el coche, la señora Weasley echó un vistazo al asiento trasero, en el que Law, Harry, Ron, Fred, George y Percy estaban confortablemente sentados, unos al lado de otros, y dijo:
—Los Muggles saben más de lo que parece, ¿verdad?—Ella y Ginny iban en el asiento delantero, que había sido alargado hasta tal punto que parecía un banco del parque—Quiero decir que desde fuera uno nunca diría que el auto es tan espacioso, ¿verdad?—
El señor Weasley arrancó el coche y salieron del patio. Law se volvió para echar una última mirada a la casa. Apenas le había dado tiempo a preguntarse cuándo volvería a verla, cuando tuvieron que dar la vuelta, porque a George se le había olvidado su caja de bengalas del doctor Filibuster. Cinco minutos después, el coche tuvo que detenerse en el corral para que Fred pudiera entrar a coger su escoba. Y cuando ya estaban en la autopista, Ginny gritó que se había olvidado su diario y tuvieron que retroceder otra vez.
Cuando Ginny subió al coche, después de recoger el diario, llevaban muchísimo retraso y los ánimos estaban alterados. El señor Weasley miró primero su reloj y luego a su mujer.
—Molly, querida...—
—No, Arthur—
—Nadie nos vería. Este botón de aquí es un accionador de invisibilidad que he instalado. Ascenderíamos en el aire, luego volaríamos por encima de las nubes y llegaríamos en diez minutos. Nadie se daría cuenta...—
—He dicho que no, Arthur, no a plena luz del día—
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Law Waters y la Cámara Secreta-Blue Eyes Kid.
FantasiLaw paso las vacaciones explorando el castillo de Hogwarts esperando el regreso de sus amigos, al comienzo de un nuevo año escolar Law y los demás no se imaginaban que tambien seria el comienzo de nuevos desafíos a los que enfrentarse. (Harry Potter...