Conociéndonos

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Izuku frente a Gamakichi, ahora con la responsabilidad de ser el invocador de los sapos, aunque él aún no lo sabe, es el primer shinobi después de mucho tiempo.

—Bien, Izuku, lo primero que debes aprender es a sentir tu propio chakra. Tienes que sentirlo para que pueda fluir contigo —le dijo Gamakichi a Izuku.

—¿Y cómo hago eso? ¿Cómo lo siento? ¿Cómo puedo sentir algo que no sabía que tenía? —preguntó Izuku, desconcertado.

—Es porque no lo tenías —dijo Gamakichi, con la seriedad que lo caracteriza.

—¿A qué se refiere? —dijo Izuku, aún más extrañado.

Gamatatsu, con su habitual despreocupación, agitaba la mano mientras hablaba, como si lo que decía fuera algo completamente obvio. Su expresión seguía siendo alegre, pero sus palabras ahora llevaban un tono de explicación más profunda.

—¡Oh, claro, claro! Eso es porque tu chakra estaba dormido —dijo Gamatatsu, como si fuera la cosa más simple del mundo, dejando a Izuku completamente perplejo.

—¿Qué? —Izuku no pudo evitar soltar la pregunta, incapaz de comprender lo que el sapo quería decir.

—Sí, verás... —Gamatatsu comenzó a caminar de un lado a otro, tratando de encontrar la mejor forma de explicarlo, aunque su tono seguía siendo relajado—. Bueno, el chakra en los humanos desapareció hace mucho tiempo. O al menos, en aquellos que poseen un don —hizo una pausa, esperando que Izuku captara la idea antes de continuar—. Eso quiere decir que tu chakra estaba ahí. Simplemente no lo habías sentido porque... el chakra está casi extinto en los humanos con dones. Los que tienen dones no pueden conectarse con él, ¿entiendes? Porque esos dones... esos "quirks" o como los llames, tomaron el lugar del chakra en los cuerpos de los humanos. Es como... bueno, como si lo bloquearan —hizo un gesto con las manos, como si intentara mostrar dos cosas chocando entre sí.

Izuku seguía mirando al sapo, intentando procesar lo que acababa de decir. Pero Gamatatsu, sin detenerse, continuó con su explicación, aunque manteniendo ese tono despreocupado que lo caracterizaba.

—Por eso nunca habías sentido tu chakra antes. En ti estaba dormido. Como estás rodeado por personas con dones, nadie te habló del chakra, porque nadie sabe qué es. No puedes saber que tienes algo si nadie te enseña cómo sentirlo, ¿cierto? Así que tu cuerpo nunca aprendió a sentir el chakra. El chakra es solo una leyenda o algo que ya ni existe. Pero en aquellos que no tienen un don, el chakra sigue ahí... solo que dormido, esperando a ser despertado.

Gamatatsu se rascó la cabeza, sonriendo como si acabara de decir algo obvio. Luego se cruzó de brazos y asintió, como si su explicación hubiera sido impecable.

—Y bueno... firmaste el contrato de invocación con nosotros, los sapos, ¡así que eso despertó tu chakra! Fue como una sacudida, ¿entiendes? ¡Bum! Ahora puedes sentirlo, aunque todavía no lo controles del todo. ¡Pero tranquilo! Nosotros te ayudaremos a aprender cómo usarlo, cómo sentirlo. Al fin y al cabo, ¡eres nuestro invocador ahora! Eso te conecta directamente con la energía natural y con el chakra. Así que sí, Izuku... ¡tu chakra está despierto ahora! —concluyó Gamatatsu con una pequeña risita, satisfecho con su explicación.

Izuku lo miraba, tratando de asimilar todo lo que acababa de escuchar. La idea de que su propio cuerpo albergaba una energía tan antigua y poderosa, dormida todo este tiempo, era difícil de creer, pero el entusiasmo despreocupado de Gamatatsu hacía que todo pareciera... un poco más real.

Gamakichi dio un par de saltos ágiles hacia un claro en medio del monte Myōboku, señalando con una mano a Izuku para que lo siguiera. El paisaje alrededor estaba lleno de la esencia natural del monte, con la suave brisa y la energía pura que parecía envolverlo todo.

La naturaleza del poder.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora