𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝕿𝖗𝖊𝖘

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Después de un ligero almuerzo, la familia real se retiró a prepararse para la ceremonia, mientras Keneth y su hermano fueron al despachó del emperador, llegando despidieron a la servidumbre y Kenteh silencio la habitación con un hechizo.

Jaider se dejó caer en su silla y suspiró con cansancio, apesar de estar en el palacio el peso de la guerra todavía estaba presente.

-Te vez más anciano -Keneth se burló mientras tomaba asiento.

-No me fastidies fósil andante.

-Auch ese fue un golpe bajo incluso para ti -sonrió.

-Te odio -refunfuño como un niño- para tu información mi estatura es adecuada y digna de un emperador.

-Dejare que sigas creyendo esa mentira -con un movimiento de mano apareció una taza de te frente a el- ahora dime para que me llamaste.

Jaider suspiró con cansancio y miro a su hermano como si tratara de desifrar un acertijo.

-¿Estás bien?

El silencio reino brevemente, Keneth se preparó para responder con sarcasmo pero al ver genuina preocupación en su hermano decidió ser sincero.

-Estoy bien -dejo la taza en el escritorio-solo fue un leve descenso sabes cómo es esto.

-Y debo suponer que ya te habrás recargado -lo regañó sutilmente.

-Jaider... -lo miró con cansancio.

-Lo se lo se -se enderezó cruzando los brazos sobre su pecho- es solo que has abusado mucho de tu núcleo y sabes que no puedes cargarlo completamente.

Kenteh lo miró indiferente esto era algo muy común desde que su hermano se enteró del descenso en su magia, para el no tiene importancia, sabía muy bien que la herencia Rame incluía una "maldición".

-Sabes -volvio a tomar su taza y dió un sorbo- me ofende la poca estima que me tienes.

-Sabes que no es así -jaider lo miró con pesar- se muy bien de lo que eres capaz y eso es precisamente lo que me preocupa, desearía poder ayudarte.

-Pero no puedes Jaider -lo miró seriamente- debes entender eso no hay nada que puedas hacer al respecto.

Un silencio incómodo se hizo presente, Jaider se sentía regañado y avergonzado, no era quien para reclamarle de sus aventuras especialmente cuando su hermano estaba estrictamente obligado.

-¿Cuántos?

Keneth lo miró sin entender la pregunta, Jaider suspiró nuevamente.

-¿A cuántos has encontrado?

Keneth lo miro pensando seriamente y rememorando los hechos, y sin más decidió ser sincero, tarde o temprano se enteraría.

-Dos.

-¿Y los has traído?

-Solo a uno -Jaider lo miró con molestia- no es algo que te incumba Jaider y te pido de la forma más atenta que No te entrometas.

-¿Puedo saber quién es?

-Solo necesitas saber que es de mi gente ahora.

-Muy bien, agradezco que te reunieras conmigo hermano, puedes retirarte el banquete será pronto.

Kenteh desapareció la taza y se levantó en silencio, inclinó la cabeza en despedida y se fue a su palacio.

Avanzó por los largos pasillos reflexionando los últimos sucesos, sabía que su hermano estaría muy insistente con el tema de sus amantes, lo creía capaz incluso de anunciar su búsqueda para obtener candidatos pero esto es algo muy privado que no piensa compartir.

𝕽𝖆𝖒𝖊   𝐿.𝐷.𝐿.𝑃.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora