Cuando somos niños ansiamos crecer y convertirnos en adultos, poder hacer lo que quieras es tentador, tener todo lo que alguna vez soñaste también pero todo a costa de un solo y único precio.
Trabajo.
Genial, ya puedes comprar lo que quieras, bueno, no realmente; la sociedad desde hace mucho tiempo se divide en posiciones, en las posiciones más altas están aquellos que pueden tener todo lo que desean con el chasquido de sus dedos, y luego está el piso más bajo, dónde el lema más conocido es "Soñar en gratis" pero hay algo importante que viene de ese lugar.
Amor.
Es trillado y cursi, si, pero es lo que tienen, es lo que hay y a V no parece importarle, lo ama, ama trabajar.
-Odio este trabajo.
Bueno, lo único que la mantiene en esa prisión es su casa, su auto y su esposo, la luz de la pantalla ha deteriorado lo suficiente su vista para tener que volver a sus viejos anteojos, pensaba en lo mucho que quería volver a casa, en lo mucho que quería ver a N pero no sabe siquiera si volverá hoy.
-¡Doorman, abre los ojos!.
-¡Si señor!—Grito en pánico al escuchar los gritos de su jefe, no se había dado cuenta de que estaba quedándose dormida.
Después de un rato de reclamos y regaños, continúo con su insípido trabajo, escucho risas de un lugar cercano, era Rebeca, de verdad no la soporta, no entiende como fue a parar a su mismo sitio, título de administración empresarial, adiós.
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Las horas pasaron y la hora de salida se hacía más cercana, intentaba desesperadamente no dormirse pero cada vez le pesaban más y más los párpados, miró el reloj, aún eran las cuatro de la mañana, suspiro con frustración y siguió con lo suyo.
-Tock tock—Llamo una voz por encima de V.
-Oh hola Liz.
-Turno nocturno eh—Dijo entregándole un vaso de café—Lo necesitarás.
-Gracias Liz, Agh solo un par de horas más.
-Insisto en que deberías buscar un trabajo a tu altura.
-Por el amor de Dios, Liz ¿Cuántas veces tendremos está conversación?—Preguntó con frustración.
-La tendremos lo suficientemente para que te des cuenta ¿Que harás si N se cansa de tí?.
-N no es así.
-¿Ah no? ¿Que te asegura eso?.
-Los años que llevamos casados—Respondió finalmente apartando la vista del monitor.
-Violet por fav...
-Ya basta Lizzy, no quiero pelear contigo, así que por favor vuelve a trabajar—Interrumpió volviendo a mirar el monitor dejando a su amiga con las palabras en la boca.
Al llegar a casa, le recibió el silencio, frío y vacío, como había sido su matrimonio los últimos años, aparentemente N no estaba allí lo cual le pareció extraño, después de unos minutos de inspeccionar la casa, escuchó como la puerta se abría, era su marido.
-O...oh hola V.
-¿Se puede saber dónde estabas?—Preguntó con frialdad.
-Bueno, salí con unos amigos y eh, me quedé en casa de uno de ellos—Explicó tratando de mantener el equilibrio por el cansancio.